Hola a todos.
A lo mejor he dado la impresión en lo que llevo escrito sobre Asturias de que en este viaje hemos estado solamente por el interior viendo ríos, lagos, montañas nevadas, valles preciosos riscos y brumas por el interior. A cualquiera que conozca el Principado, de oídas si no ha estado en él, sabe que a las bellezas del interior se unen las de sus playas y acantilados que son unas delicias. Nos llevaron a Ribadesella, en la desembocadura del río; a Cudillero, que es un pueblo encantado y escondido; a la playa de Salinas en la que, como héroe mitológico, otea el mar la cabeza de Philipe Cousteau junto al Museo al aire libre de Anclas; a Gijón, con su enorme playa y puerto deportivo, y además el segundo puerto comercial del Cantábrico; a Luanco, con un estupendo Museo de la Marina que ya quisiera yo en mi marinera ciudad; a la villa costera de Candás en donde está el Cristo que llegó desde Irlanda. Fuimos al cabo de Peñas en donde un faro y pequeño museo estaban en ese día bajo una lluvia que nos obligó a usar los paraguas; en Luarca, preciosa Villa Blanca de la Costa Verde y del Río Negro, en donde vimos un bajorrelieve con la entrega del premio Nobel a Severo Ochoa ya que este insigne médico nació aquí. Y estuvimos, cruzando la frontera entre Asturias y Galicia, en Ribadeo, en donde pudimos apreciar la majestuosidad del puente sobre el río Eo en su desembocadura y apreciar lo rico que resultan unas copitas de Ribeiro (o sería Albariño) con un exquisito plato de pulpo a la gallega.
Desgranaré algunos recuerdos en alguna entrada más del blog, de estos sitios visitados. Mientras te invito a ver estas fotografías.
Santísimo Cristo de Candás.
Vista desde el Cabo Norte.
En Luanco, villa marinera.
Luarca.
Puente sobre el río Eo.
.
Te deseo un buen día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario