miércoles, 6 de febrero de 2013

Los muelles

Hola a todos.

Tuvieron que pasar cuatrocientos años. Cuatrocientos largos años de abandono por parte de la nación europea que había conquistado la isla para que en ésta se diera comienzo a la construcción de unos muelles en condiciones. Desde la Incorporación de Gran Canaria a la Corona de Castilla, en 1483, por la razones que fueran, se tuvo que esperar a 1883 para comenzar lo que llegaría a convertirse en la realidad actual, orgullo de los grancanarios, pues tenemos hoy unos de los mejores muelles del Atlántico Norte. Esto ya lo sabía yo cuando hace unas semanas fui con un grupo de compañeros de Estudios Canarios a girar una visita, interesante sin duda alguna, a las instalaciones portuarias. Y entre las cosas que pudimos ver de primera mano me quedo -y quiero comentar con ustedes- con la proyección de imágenes que mostraban el crecimiento del Puerto casi desde sus inicios hasta la actualidad con el consiguiente desarrollo urbanístico de la ciudad de Las Palmas. Era cosa de magia, casi, ver aquello que por nuestra edad ya sabíamos: como la ciudad y el puerto fueron ganando terrenos al mar. La sabia combinación de las diapositivas nos mostraban el crecimiento por años o por décadas. En unas fotografías antiguas (a lo mejor fotos nuevas arregladas) podíamos ver La Isleta tal y como pudieron verlo el Capitán Juan Rejón y sus huestes, sin añadido alguno; luego como allá, por donde terminaba la ciudad, se construyó el espigón que fue el Muelle de Las Palmas o de San Telmo, inservible casi por las olas y los vientos; como surgió luego el de Santa Catalina y el de Abrigo, y luego el Muelle Grande y el muelle frutero o de Nuestra Señora del Pino (hoy Base Naval) y el de la Dársena Comercial y el de la Dársena Pesquera y el de Ribera... Como más recientemente el espigón del Reina Sofía nació y se alargó dejando pequeños a todos los anteriores. Y como por último está naciendo ante nuestros ojos el nuevo Muelle de La Esfinge.

Nos dicen que los Muelles de La Luz y de Las Palmas tienen quince kilómetros de líneas de atraque. En un periódico local leemos que son dieciséis. ¡Que más da! kilómetro más, kilómetro menos, que son una bella realidad en continua expansión y que acogen a todo tipo de barcos que surcan por estas aguas: desde los gráciles barcos de recreo hasta las grandiosas plataformas petrolífericas que se cobijan aquí en sus viajes oceánicos.

A él cantó nuestro poeta insigne Tomás Morales que vivió por estas tierras entre 1885 y 1921:

"Puerto de Gran Canaria sobre el sonoro Atlántico
con sus faroles rojos en la noche calina
y el disco de la luna bajo el azul romántico
rielando en la movible serenidad marina
Silencio en los muelles en la paz bochornosa,
lento compás de remos, en el confín perdido
y el leve chapoteo del agua verdinosa
lamiendo los sillares del malecón dormido
Fingen en la penumbra fosfóricos trenzados
las mortecinas luces de los barcos anclados
mirando entre las ondas muertes de la bahía.
Y de pronto, rasgando la calma, sosegado,
un cantar marinero, monótono y cansado,
vierte en la noche el dejo de su melancolía". 

Y a él siguen cantando las nuevas generaciones:




Te deseo un buen día.



       

4 comentarios:

Chelo dijo...

Muy interesante tu entrada pero no tengo muy claro si eso de ganarle terreno al mar está bien o mal.
Un saludo

Pensionista Por Jubilación dijo...

Hola Chelo. Según se mire. Las Palmas, de siempre, había vivido de espaldas al mar. Como si lo temiera. Con los terrenos ganados se consiguieron terrenos que sirvieron para edificar y para hacer una vía de circulación con una acera ancha que nos permite pasear varios kilómetros sintiendo junto a nosotros las olas del mar y los vientos alisios. Está bien pues el ser humano necesita ampliar horizontes; está mal pues se doblega a la Naturaleza. ¿Bien o mal? ¿Quién lo sabe?
Saludos Ángel

Francisco Espada dijo...

El desarrollo de un territorio, Ángel, tiene todo que ver con las vías de comunicación. No se puede desarrollar una comarca si no tienen buenas comunicaciones y mucho más si se trata de una isla.

Un abrazo

Pensionista Por Jubilación dijo...

Sí amigo Paco. Después de la construcción del Muelle en la bahía de Las Isletas, la isla dio un considerable paso. Y más tarde llegó el avión con el estupendo aeropuerto de Gando que nos terminó de abrir las puertas al mundo. Lo mismo ocurre con el resto de las Islas Canarias, abiertas para todos. Un saludo.