miércoles, 23 de julio de 2008

Café de Chinitas . Ballet






Hola a todos. Te comentaba que la guinda al pastel de la pasada semana fue el magnífico espectáculo que presenciamos el viernes, del Ballet Nacional de España. Me jeringa usar adjetivos en mis 'rollos' indicando que las cosas o acontecimientos son buenos, agradables, guays, etc. porque cuando los necesito de verdad están, como si dijéramos, pasados. Pero si ahora escribo magnífico es que el espectáculo es magnífico. Punto. No sé que más decir. Fueron con mucho los noventa minutos en que yo más me he afanado para captar la luz, la música, el baile, el taconeo, el cante, la letra... Para ver los telones que iban cambiando según cambiaban los números o para darme cuenta del traje de volantes. De la voz de la cantaora, de las palmas y percusión, de la voz grave del cantante, del rasgueo de las guitarras. De los músicos. Del conjunto. O de las individualidades; como cuando bailan soleares (o lo que sea) encima de una mesa de un metro cuadrado. Los telones reproducen otros originales de Salvador Dalí. La voz en off del genial pintor, o de alguien que le imita a la perfección. Las canciones, ocho populares, de Garcia Lorca. La Tarara, Los cuatro muleros, Sevillanas, Nana del Galapaguito, Seguiriya del Destino... Coreografía estupenda, vestuario precioso. Juego de luces con vídeos creados posiblemente con ordenador. Cantan:

De los cuatro muleros
que van al campo,
el de la mula torda,
moreno y alto.

De los cuatro muleros
que van al agua,
el de la mula torda
me roba el alma.

De los cuatro muleros
que van al río,
el de la mula torda
es mi marío.

¿A qué buscas la lumbre
la calle arriba,
si de tu cara sale
la brasa viva?



Termina El Café de Chinitas y pienso que es la terminación de la primera parte. La hora y media había pasado en un suspiro. El público puesto en pie agradece el espectáculo y, con pena, marchamos. Por el camino a casa, casi sin querer, voy tarareando otra de las canciones oídas en la noche:

La Tarara, sí;
la tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.

Lleva la Tarara
un vestido verde
lleno de volantes
y de cascabeles.

La Tarara, sí;
la tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.

Luce mi Tarara
su cola de seda
sobre las retamas
y la hierbabuena.

Ay, Tarara loca.
Mueve, la cintura
para los muchachos
de las aceitunas.

Te deseo un buen día.




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