Hola a todos.
A menos de dos horas de empezar el partido estoy con una hormiguilla en el cuerpo que no me deja vivir. ¡Válgame Dios! ¿Y sin perdemos, quién velará por nosotros? El honor está en juego. El futuro es menos seguro en estos momentos cruciales. La escuadra está preparada con su capitán al frente y todos preparados para resistir hasta el fin. ¿Qué digo resistir? Atacar es la palabra. Ir a por todas y perecer en el intento si ello fuera necesario. Nuestro sistema de juego no admite dudas: somos doblemente eficaces. La duda trata de penetrar en mi cabeza como una barrena y la alejo como si fuera el peor de los males. ¿Y si ellos son más de once... pongamos... quince o dieciséis en el campo, es un suponer? ¿Cómo conseguiremos contener sus pases, su penetración por las bandas, sus centros al área chica? Nuestros chicos son fogosos y corren como gamos por el césped; me recuerdan a los galgos que corrían tras la liebre; pero, ¿y si ellos corren más? Sufro. Me aterra el partido y no sé si podré aguantarlo al completo. Noventa minutos que pueden ser eternos con los añadidos de siempre. Mi corazón golpea fuertemente en la caja que lo aprisiona. ¿Resistirá? Ya se acerca la hora. Los minutos pasan lentamente en el reloj del ordenador mientras la vida parece haberse parado. Todo está a punto. El sacrificio tendrá lugar, y cumpliendo con el rito la pelota entrará en una, o tal vez en las dos, porterías. Que Dios ayude al árbitro.
Voy en busca de un buen whisky. Te deseo un buen día.
1 comentario:
Saludos desde León Angel.
Yo no tengo esa pasión por el futbol, que tú tienes, así que deseo que disfrutes con ello.
Quiero contestarte a la pregunta sobre el cuadro de presenté en la anterior cita, sí es mío. Pero es una copia de otro cuadro, o sea, que así le quito valor como artísta. Se me da bien pintar y además estoy mejorando. Esto es lo importante, ¿no crees?
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