Hola a todos.
A pesar de la brevedad de las visitas a Granada y a la Alhambra, o quizás por ello, las vivencias y las imágenes han quedado grabadas en el recuerdo. A ello ayuda las fotografías tomadas a las que volvemos para preparar un DVD, y con ellas, los comentarios sobre aquel sitio, aquel monumento o aquel refrigerio vienen de inmediato. Pero es que además, para nuestra suerte, hicimos caso a la estupenda guía Mariví que nos acompañó por estos lugares y que nos aconsejó que compráramos un libro que nos iba a gustar sobre la Alhambra. El libro, que no tiene desperdicio alguno, se titula Cuentos de la Alhambra y fue escrito por un norteamericano llamado Washington Irving quien llegó a Granada en la primavera de 1829. Está escrito con una prosa viva y ritmo adecuado para que no decaiga la atención del lector y en mi opinión puede dividirse en tres partes.
En la primera, Mr. Irving nos va dando sus impresiones sobre todo aquello que le causa extrañeza en las costumbres -bien diferentes a las suyas- de la gente de entonces que fue conociendo por Andalucía y va describiendo personajes a la par que vestimentas y paisajes; hace un recorrido desde Sevilla hasta Granada a lomos de cabalgadura y no hay campiña, pueblo ni montaña que no le llame la atención. Sus descripciones de Granada primero, y de la Alhambra después, bastan para que cualquier posible visitante se anime de inmediato a hacer el viaje de su vida.
Luego viene la parte de los cuentos: leyendas que le cuentan a él los habitantes de la Alhambra, que en este tiempo que narra estaba bastante destartalada, y que el forastero por suerte para nosotros habita durante un tiempo; en este tramo del libro se suceden leyendas de moros y cristianos, de caballeros y princesas, de soldados y gobernadores, de sortilegios y de tesoros escondidos.
Por último, en dos cortos capítulos nos hace una semblanza de los dos reyes moros a los que la Historia recordará, por iniciar el uno, Ibn Alahmar, esta Joya árabe en Occidente que es la Alhambra, y por haberle tocado en suerte al otro, Yusuf Abul Hagig, el terminarla.
El libro, cuidadosamente editado y con ilustraciones, me ha apasionado de principio a fin rescatando y acrecentando mis recuerdos, a través de la visión de un viajero curioso del siglo XIX. Por ello le estoy sumamente agradecido.
Te deseo un buen día.
2 comentarios:
Ese libro lo conozco y lo leído varias veces cuando era joven.
No me extraña que a los que no lo conocen les llame la atención.
Un saludo
Esta entrada que has puesto está en total sintonía con la que publiqué en mi blog hace unos días titulada Océano y referida a Lanzarote. Saludos
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