Hola a todos.
Alrededor del viejo árbol han hecho otra vez el tradicional Belén. Alrededor del viejo árbol los niños y las niñas, los papás y las mamás, los abuelos y las abuelas dan vueltas y vueltas tratando de encontrar entre las figuras del belén el misterio del Nacimiento del Hijo de Dios. Los papás, los niños y los abuelos miran, entre asombrados y extasiados, la representación. "¡Mira, el río!" dice la abuela señalando la cinta blanca del agua. "Oh, allí, allí, está la mujer tejiendo lana!" exclama la mamá apuntando una figurita encorvada. Los niños, hermano y hermana, buscan a los Reyes. Y los Reyes están un poco alejados y caminando en dirección contraria al Portal. "¿Por qué no los han puesto en dirección a dónde está el Niño Dios?" pregunta preocupado el padre. "Estará el Niño penado por haber hecho alguna travesura?" contesta la mamá quién echa en falta el estanque y a los patos. A ella, desde siempre, le han gustado los patos en el estanque, y queda pesarosa. Piensa que un Nacimiento sin patos es otra cosa. "No sé, se dice, es como si estuviera manco". Tampoco están los cerditos ni las gallinas ni el pavo. La mamá sigue disgustada pero el disgusto le dura bien poco, tan poco que enseguida se le va. Es que ha visto a los pastores y a las ovejas. Van -ellos sí- caminando despacito, pasito a pasito, camino del Portal por unas veredas abiertas entre las montañas. "¿Pero, dónde está el Ángel que anuncia a los pastores el Nacimiento del Niño Jesús?" pregunta calladamente, como para sí, la abuela. Y es que no lo ha visto. Porque el Ángel está en la entrada de la cueva en que ha nacido el Salvador. Y todavía aquí, a la cueva, no han llegado ni la abuela, ni el abuelo, ni el papá, ni la mamá, ni el niño, ni la niña... Siguen dando la vuelta despacito alrededor del viejo árbol y a quienes sí han visto es a los romanos. En sus grandes palacios. Y han visto como tratan de matar a los Santos Inocentes... Y los corazones de los niños, de los abuelos y de los papás se llenan de congoja y repudian la maldad de los soldados... Y han visto también al herrero golpeando el hierro sobre el yunque y a otro poniendo la herradura a un caballo. Y han visto las altas, altísimas palmeras, y las tuneras y los cardones y las aulagas. "Este año no han puesto la arena para el desierto" dice el papá a la mamá como con enojo. Como si ello fuera un fallo imperdonable. Ni tampoco las piedras volcánicas, ni los cercados plantados con alpiste o lentejas...
Ya por último, entre apretujones de la gente, llegan ante el recinto sagrado en el que está nacido el Niño Dios. Y la Virgen amorosa a su lado. y el Patriarca San José con su báculo. Al pronto no ven a la mula ni al buey y se sobresaltan. "¡Esto es cosa del Papa!", se dicen con desconsuelo. Abren los ojos como platos buscando a los queridos animales. "¡Si están!", dice el papá, que es el más alto y los ha visto primero. Y es verdad: solo que la mula, echada humildemente en el suelo, queda tapada por el Ángel, hermoso y grande, que está en la puerta anunciando el santo acontecimiento. Y el buey, humilde también en su rincón, queda tapado por las altos yerbajos secos. Y los niños y los abuelos y los papás, aplauden alborozados porque saben que los humildes animales dan aquí, un año más, a Jesús, su calor con sus alientos.
Te deseo un buen día.
6 comentarios:
Un bonito cuento de Navidad, en familia, como lo requiere el caso, y una imágenes muy bellas.
¡Felicidades!
Si señor un cuento muy bonito y, como era de esperar, acompañdo de una imagens qu enosequedna atrás. Feliz año. Un abrazo.
Chacho que chachi!.
Seguro Ángel que no mirasteis bien por que de haberlo hecho hubieseis encontrado también al "caganet" catalán. Feliz Año Nuevo desde mi mejana
Hola Felipe. En algunos Nacimientos privados (en casas particulares) sí se pone por broma al 'caganet'; en los oficiales no: debe ser que somos muy pudorosos. Felicidades, Ángel
Qué bonitoooo!!! Me encantó! Un abrazooooo!!!!!♥ Yani
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