Hola a todos. Ayer en Nochebuena se celebró en la Plaza Santa Ana de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria el ya tradicional concierto que el grupo Mestisay viene ofreciendo desde hace, al parecer, ocho años. Tenía éste como artista invitado a José Antonio Ramos, excelente timplista de vocación, y al grupo Cabaret del Capitán Varela que ayudó a que la velada fuese de lo más agradable. Como nota discordante diré que estaba anunciado para la una de la madrugada y empezó media hora más tarde, lo que es una falta de consideración para quienes estábamos allí a la hora prevista, sobre todo por el frío, pero que se perdona por la fecha.
No soy crítico literario ni musical y por tanto no puedo entrar a fondo a considerar la actuación. Quizá por estar en Navidad esperaba yo un concierto navideño con villancicos y salí sólo medianamente satisfecho. Tampoco me pareció ver al público demasiado entusiasmado, pienso que porque a lo mejor, después de la cena más o menos abundante y el cava, el cuerpo no estaba para muchos aplausos. Eso sí la plaza estaba bastante llena con muchas personas de pie en los laterales. Este año el concierto tenía un noble fin añadido: su lema, 'Una vela por África' trataba, más que de recaudar fondos con la venta de una vela a cada persona o pareja (por la cantidad que quisieran dar), el concienciar sobre el problema que está viviendo este continente tan cercano a nosotros los canarios que obliga a una emigración de su juventud como estamos viendo. Este fin fue posible por la colaboración de la Cruz Roja y era bonito el ver tantas velas encendidas. La música que empezó siendo electrónica con inclusión del timple y que fue virando a otra más acorde con nuestra tradición como son los boleros y chachachás terminó, al menos para nosotros, pues nos marchamos antes de finalizar el espectáculo, con un dúo entre José Antonio Ramos y el maestro Totoyo Millares esta vez con timples de los de siempre y canciones canarias.
Mientras escuchaba las interpretaciones de músicos y cantantes me sumergía yo en pensamientos sobre lo que tenía alrededor. Así veía el cielo, al comienzo sin una sola nube sobre la plaza y la luna llena en todo su esplendor y algunas brillantes estrellas, y que cuando nos íbamos tenía un precioso encaje de nubes blancas que poco a poco iban juntándose sobre nuestras cabezas. También me entusiasmaba viendo los arabescos que las luces del escenario, girando y girando, iban formando en la fachada de la catedral dando a ésta un aspecto de bordado canario que permitía ver mejor el rosetón grande que luce en el centro. Igualmente me preguntaba, como otras tantas veces, cómo será el jardín del palacio del Obispado pues al pasar por la calle Obispo Codina, y ver el muro que separa al jardín de la calle me intriga y me dan ganas de conocerlo. ¿Me atreveré a pedir permiso para visitarlo, y en tal caso, me lo concederán?
Foto de la Fedac
Te deseo un buen día.
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