lunes, 28 de enero de 2008

Espejos de azabache


"Platero es pequeño, peludo, suave;

tan blando por fuera, que se diría todo de algodón,

que no lleva huesos.

Sólo los espejos de azabache de sus ojos

son duros cual dos escarabajos de cristal negro".


Hola a todos. Pancho vino a casa, regalo de los Reyes Magos a Lule, el 6 de enero. Pequeñito, casi indefenso. En estos días transcurridos del mes se ha hecho con todos nosotros y se ha convertido en señor y amo de la casa. Corretea por ella sobre todo al oír que la puerta de la calle se abre y mira a ver quien llega. Se pone sobre sus patas traseras y levanta su cabecita cuando estoy sentado esperando la caricia o las cosquillas. En este caso se tumba en el suelo panza arriba y puede estar largos ratos mientras le paso los dedos acariciándolo. Para agradecérmelo intenta mordisquearme la mano o bien se queda quieto pensando sabrá él que cosas. Le damos dos comidas al día y salta y brinca cuando le llega la hora esperando su ración. Mientras se tropieza entre las piernas de Loli, enredándola, en la cocina sabiendo que es aquí donde se encuentra su comida.


Tiene conmigo una partida en la que me va ganando por goleada porque ha tomado cariño a mis zapatillas. Las coge cuando están bajo la mesilla de noche, o junto a la cama de madrugada, o se pelea para quitármelas de los pies y llevarla a su cuna. Porque tiene su cuna de material plástico suave que suavizamos aún más con una pequeña manta. Dentro de unos días le pondrán la tercera vacuna y entonces podremos sacarlo al parque de paseo, donde seguro será la atracción de los más pequeños. Como ocurre con mis nietillos cuando vienen a casa y juegan con Pancho, y lo cogen y zarandean.


Viendo los ojos de Pancho me acordé de Platero. Juan Ramón Jiménez supo como nadie retratar con su prosa, o su poesía, a tan noble animal. Y para mí que en Pancho como en Platero "Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro". Aunque yo diría también que Pancho como Platero -"Tien'asero... Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo". Pero Pancho lo tiene en sus dientes y colmillos pequeñitos. Trinca lo que coge y a ver quién se lo quita, y nos mira como diciéndonos: ¡a ver quien puede más...! Y cuando nos acribilla con sus mordiscos, sobre todo a Lule y a mí, en manos o pies tenemos que regañarlo tratando de que aprenda. Otras veces, cuando escribo como ahora en el ordenador, se acurruca entre mis pies buscando calorcito o quizá para él dármelo.


P.S. Recibí tu comentario. El sentimiento de cariño que está ahí, grande como el mar, no necesita de olas de palabras para hacerse ver. De todas formas una carantoña de vez en cuando siempre será bien recibida. Besitos.


Te deseo un buen día.

No hay comentarios: