Hola a todos. He ido a la biblioteca provincial, junto al Hoyo en el Parque San Telmo, y he hecho el doble recorrido de ida y vuelta por la calle de Triana. Es cerca del mediodía y tanto el parque como Triana y las calles peatonales que están en los alrededores lucen sus mejores galas. Gente ajetreada, al golpito, con el aplatanamiento propio de los grancanarios, van y vienen cada uno a sus cosas. Los bancos están ocupados, casi todos por personas que como yo no tienen otra cosa que hacer que ver pasar el tiempo pues son de la llamada tercera edad. Con disimulo voy mirando a unos y a otros y haciendo elucubraciones sobre lo que piensan. Quizá sea éste un buen ejercicio para un profesional de la mente pero yo no consigo hacerme ni la más ligera idea que lo que preocupa a cada uno. A lo mejor es que nadie tiene preocupaciones y sí ocupaciones, o no, y todos están aquí para gozar de esta mañana de invierno isleña.
San Telmo, Triana, Plaza de las Ranas se han consolidado en los últimos años como uno de los sitios con más afluencia de gentes en Las Palmas. El hecho de tener la estación de guaguas en el parque, ser desde hace bastantes años peatonal la calle, y estar en la plaza la biblioteca Insular, aparte de ser camino hacia la catedral y Vegueta, habrán tenido mucho que ver para que esto sea así. Observo que entre nosotros, los canarios, hay algunos turistas, no tanto como sería normal contando con que la isla en un destino turístico todo el año. Y entre unos y otros desde hace tiempo podemos encontrar a quienes tratan de conseguir un dinerillo con sus habilidades. Así tenemos el mimo caracterizado de estatua que pasa ratos sin moverse salvo que suene la moneda que alguna persona le pone. También he visto, como un recuerdo del pasado a un señor que con su caja de madera, bolsa para materiales y cepillo en mano trata de ganarse la vida con un oficio que casi ha desaparecido: el de limpiabotas. Y alegrando con sus sones, al estilo de calles en ciudades tan cosmopolita como la nuestra, no podían faltar en Triana los músicos callejeros, en solitario o en grupos. Unos con violín, otros con acordeón y algún instrumento de países andinos, y otros, todo un conjunto, con contrabajo, saxo y acordeones.
Te deseo un buen día.
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