Hola a todos. La televisión nos ha traído a nuestras casas, entre otras cosas, frases que de tanto repetidas calan en el colectivo y a fuerza de ser oidas llegan a ser común para todos. Desde la pregunta alegre de Fofó, el payaso amigo de los niños junto con Fofito y Miliquito, cuyo grito de guerra era ¿Cómo están ustedessss?, pasando por las graciosas piruetas de Chiquito de la Calzada y su hablar un poco trambucao, y hasta las que popularizó el Duo Sacapuntas en el programa de Chicho "Un, dos, tres" que repetían "veintidós, veintidós, veintidós" y preguntaban a renglón seguido aquello de ¿Cómo está la plaza? para contestar a continuación "La plaza está abarrotá".
Recordaba esto anoche en la madrugada del día de Reyes. Porque ¡Triana está abarrotá!. Triana y sus calles y plazas aledañas. Tenía curiosidad por verlas porque me habían hablado de este acontecimiento que se ha ido consolidando en los últimos años, como colofón a los encargos a los Reyes Magos, y al que no había ido anteriormente. Llegamos al Hoyo en la guagua y pasamos primero por el Parque San Telmo donde están colocadas las casetas que la Fedac instala con productos de artesanía canaria. Cientos de personas se agolpan en ellas y tras curiosear un rato seguimos hasta la calle de Triana esperando no poder ni caminar. Sentímos un poco de desilusión porque si se podía y es que este año, ¡precisamente este año!, habían puesto los chiringuitos de ventas en la trasera, en la calle Francisco Gourié, cosa que no sabíamos y que por ello nos perdimos. Fuimos caminando despacio entre mucha gente, viendo como los comercios iban cerrando sus puertas pues ya pasaba de la medianoche, y comprobando que cada uno iba tranquilamente a lo suyo. Ya al final por la calle San Pedro y la biblioteca y la Alameda de Colón empezamos a ver muchos vasos con bebidas, mucha gente joven, (algunos/as tan jóvenes que debieran estar esperando a los Reyes dormiditos), muchos haciendo pis en las esquinas... Pero todo dentro de una absoluta normalidad y sin problemas.
Hoy día de Reyes todos en casa hemos visto cumplimentadas nuestras peticiones porque de todos se han acordado. Y si no que se lo pregunten a mi hija Lourdes, que desde pequeñita acariciaba un deseo no satisfecho hasta hoy: tener un perrito. Y hoy para su alegría inmensa le han traído a Panchito, un cachorrillo precioso de color marrón, negro en hocico y orejas, entre marrón y negro en los ojos, y de raza carlino. No cabe en sí de gozo, y por supuesto este regalo ha sido la dicha de chicos y mayores sobre todo de Miri, Javi y Carlos, mis nietillos, que no han parado de jugar con él. Y para el que ya han buscado tutor para sus salidas porque... ¡cómo yo estoy jubilado...!
Te deseo un buen día.
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