Hola a todos.
Hemos estado en el aire sobrevolando la costa sur de Gran Canaria. Desde el aeródromo en El Berriel hasta más allá de Mogán fuimos admirando los barrancos y las pequeñas montañas que llegan hasta el mar y ¡cómo no! la alargada cinta de arena amarilla que forman las playas que llamamos "del Inglés" y Maspalomas. ¡Qué pequeños se ven los seres humanos abajo en la playa, caminando o tumbados al sol de la mañana! ¡Cuan pequeñas nos llegan sus preocupaciones hasta aquí arriba! Lo que luce bonito y airoso como siempre, pero con una perspectiva distinta desde la altura, es el Faro. Faro orgulloso desde sus años de soledad que avisaba a los navegantes y faro que es emblema de las urbanizaciones turísticas levantadas en sus alrededores por las que años tras años pasan a miles los agradecidos turistas que hayan aquí el beneficio del sol y del mar.
Es bonito y agradable volar a una velocidad tal que parece que la avioneta no se mueve. Sin embargo dejamos pronto atrás las playas y el faro y vemos más lejos la cementera de Arguineguín y a nuestra vista van apareciendo las bocas de los barrancos ganados para complejos turísticos: Anfi del Mar, Patalavaca, la playa de Amadores con su arena rubia traída de no sé donde, Puerto Rico que se deparrama por las laderas, Tauro, Taurito y Mogán. Mas lejos aún el de Veneguera aún vírgen de la especulación que los grancanarios queremos conservar como está...
Volvemos. Los coches parecen de juguete circulando por las cintas negras de las carreteras. El sol nos acompaña brillando sobre el mar en calma, y por las cumbres masas de nubes blancas y grises no nos dejan ver las montañas. Quieren las nubes, es seguro, que volvamos a disfrutar de otros viajes, otros días despejados, para que podamos mirar y apreciar aquello que la Naturaleza nos ha confiado.
Te deseo un buen día.
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