Hola a todos. Las anjanas son aquellos seres bondadosos que viven en las fuentes y en los nacimientos de los ríos; en Ruente la anjana que cuida de la fuentona es traviesa y hace que alterne los tiempos en que mana agua de debajo de la roca, no importa que sea invierno o verano, dejándola algunas veces, durante unas horas, seca, sin saber los humanos el porqué; nosotros, los del grupo, nos habíamos portado bien, así que el día en que fuimos pudimos ver el agua clara que brotaba en abundancia para ser el nacimiento de un riachuelo; en este agua, que sigue siendo transparente según discurre de forma plácida en su curso, patos y gansos nadan majestuosos mientras, por un camino y un puente de cantería acondicionados para recorrer el río, vamos dando un paseo. Otro puente, éste de madera, da encanto al lugar. Ruente es un pequeño pueblo del que no puedo contar mucho más; algunas casas, una de ella con un balcón con balaustre de hierro y cubierta de madera muy bien labrada, me llama la atención. El riachuelo se une luego al río Saja, ya que Ruente y Bárcena la Mayor y Cabezón de la Sal están en la comarca del Saja-Nansa, y el Saja da nombre a la Reserva Nacional de Caza más extensa de España y una de las más importantes de Europa, con presencia de ciervos, zorros, corzos, jabalíes e incluso lobos mientras robles y hayedos y matorral hace posible la presencia de la fauna silvestre.
Llegamos a Ruente de regreso de Bárcena la Mayor pueblo en el corazón de Cantabria prácticamente deshabitado con tan sólo dieciséis vecinos; sin embargo el pueblo tiene varios restaurantes y unas veinte o treinta casas. Al parecer el Gobierno de Cantabria, o el Ayuntamiento, premia a quienes quieran ir a vivir a este sitio que -en palabras de Susana- es una joya; además los cazadores lo tienen como punto de partida los fines de semana. Es el pueblo más antiguo, o casi, y sus viviendas y recovecos junto al río Saja, que pasa por allí mismo, da el sabor indiscutible de lo antiguo. Hay lavadero y abrevadero con un chorro de agua limpia cayendo; en una cuadra un caballo en la puerta se deja fotografiar; en una, llamémosle calle, un hombre trabaja el hierro desprendiendo chispas; una vieja camioneta en desuso está en la esquina que forma dos casas; un tractor grande espera para las labores del campo; y techos de tejas y balcones de madera con macetas, y unas enredaderas, dan un toque de color a la piedra de las casas. Dentro del bar, un jamón colgado junto a la estantería llena de licores; en la pared unas fotografías del pueblo cubierto de nieve hasta los tejados y de un caballo ayudando a un vecino en la calle nevada. Hay varias personas sentadas a una mesa con la puerta cerrada para guardar el calor y estamos nosotros dando quehacer al dueño del establecimiento pidiendo orujos y cortados. En este bar veo anunciado un CD con las Trovas del Cartero, El Cartero de Correpoco, y no me resisto a su compra. Antes había comprado en una vetusta tienda los libritos de las brujas. En la entrada y salida del pueblo, que es lo mismo, un pequeñísimo cementerio da idea de que aquí no muere nadie.
Antes habíamos pasado por Cabezón de la Sal pequeño pueblo del que tengo pocos recuerdos. Me dice mi amiga wiki que cabezón era medida antigua usada para el comercio de la sal desde la época de los romanos, fuente de riqueza por los importantes yacimientos de sal que ya hoy no están en explotación. Actualmente tiene importancia las fábricas de textiles y de muebles, y sobre todo la ganadería con las autóctonas vacas tudanca. Durante todo el recorrido por estas comarcas pudimos ver a las vacas, de grandes cuernos y color oscuro, pastando en los prados; igualmente cientos de caballos. Las vacas que antes de la mecanización del campo fueron utilizadas para tirar de las carretas o para el arado por su fuerza y docilidad, son hoy en día criadas para consumo de su carne por ser ésta muy sabrosa. A los caballos no sé que utilidad le pueden sacar, parecen ser de tiro y para las labores del campo.
P.S. Al comenzar estos relatos de andanzas por Cantabria empecé por la excursión al nacimiento del Ebro. Hoy en este último blog comienzo con la Fuentona de un riachuelo del que desconozco su nombre. Coincidencia buscada o no me da pie para insertar la otra poesía que está en el cartel de Fontibre. Ésta de Jesús Cancio que dice así:
Postraos peregrinos
al pie de la fontana
que plasmó Casimiro
con su paleta mágica
doblad vuestra rodilla
ante esta fuente clara,
humedeced los dedos
y santiguaos con ellas
que son sangre de España.
Y ¿por qué no? de las trovas de El Cartero de Correpoco copio este canto a la patrona de Cantabria, la Virgen Bienaparecida:
Si en el paraiso hay mar,
cielo limpio y despejao,
montes de árboles frondosos
y está muy verde los praos,
el paraíso es Cantabria
o algo muy aproximao.
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Son guapas nuestras montañas,
nuestros valles, nuestras costas,
son alegres nuestras fiestas
y son muy guapas las mozas
igual que la Aparecida
chicuca, pero preciosa.
Te deseo un buen día.
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