Hola a todos. En lo alto de un promontorio a la izquierda de Santander, según se mira al mar, está el faro de Cabo Mayor, construcción que tiene 91 metros de altura sobre el nivel del mar, de forma cilíndrica, desde el cual puede verse la bahía. Subimos a este lugar en una mañana agradable y fuimos pasando por la Universidad y el Palacio de Festivales en donde, según nos dice Susana, anualmente se celebra un importante festival de piano. A pie de faro y mirando al mar hay un acantilado por el que arrojaban a víctimas de nuestra guerra civil, hecho infame recordado por una cruz. Desde aquí podemos ver otro pequeño faro en una islita en medio de la bahía a la que llaman isla de Mouro o Isla de la Horadada teniendo este nombre por una leyenda que habla de san Emeterio y san Celedonio, mártires decapitados en Calahorra cuyas cabezas fueron llevadas a Santander en barca después de bajar por el Ebro y de dar la vuelta a la Península. Vemos igualmente la playa de los bikinis, llamada así porque estudiantes extranjeras trajeron esta prenda -dicen que es la primera playa de España a la que llegó- lo que produjo el natural revuelo en la sociedad de entonces.
Santander es importante desde hace mucho tiempo. Fue nombrada ciudad en 1755 y por su puerto se embarcaba lana y harina de Castilla. Pero su historia viene de muy atrás, del tiempo de los romanos, habiéndose encontrado restos de edificaciones y diverso material monetario y cerámico en la península de la Magdalena. Esta península es actualmente una bendición para Santander; situada casi en el centro de la bahía en ella se halla el palacio de igual nombre construido en los años 1912 y 1913 para regalo al Rey Alfonso XIII por suscripción popular y que pasado el tiempo vuelve a ser propiedad de la ciudad al igual que la península, -lo que ha impedido la construcción incontrolada- siendo en la actualidad la peninsula un parque público precioso y enorme abierto durante el día. El edificio, que tiene 365 ventanas al exterior es la sede de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Desde la península se puede ver la playa de los Bikinis a un lado, hoy playa de nudistas- y otra playa hacia el lado opuesto con una roca llamada el 'camello' por su parecido con este animal.
De paseo por Santander pudimos ver el estadio del Sardinero, el Paseo de Pereda con el monumento a Concha Espina, el edificio del banco de Santander, la estatua a Velarde y la catedral en la que no tuvimos oportunidad de entrar. Nos bajamos de la guagua frente al Ayuntamiento, bonito edificio cuyo frontis de color claro y grandes ventanas ocupa la mitad de la plaza. En ésta el pedestal de unas farolas tiene las estatuas de las cuatro estaciones; en la otra parte de la plaza la estatua de Franco sobre un caballo se ve coronada por alguna paloma, y ha dado pie -nos dice Susana- a que se le conozca como la plaza de los seis huevos: dos del caballo, dos de Franco y dos del Presidente de la Comunidad cántabra que no la quita. Desde aquí nos vamos a una calle peatonal muy ancha y larga, espaciosa y limpia, llena de comercios. La plaza y las calles aparecen llenas de gente lo que nos dicen es habitual con frío o calor, lluvia o buen tiempo.
Te deseo un buen día.
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