Desde dos horas antes del encuentro la terraza de las cervecerías en la Plazuela estaban llenas, como llenos estarían todos los lugares en donde se pudiera seguir el partido. Los jóvenes volvían a ser los protagonistas fuera del terreno de juego y todo valía para llevar los colores de España. Banderas, gorros, pañuelos y pinturas en la cara. La alegría era común en los rostros y el ambiente era festivo. Los gritos de ¡A por ellos! ¡Podemos! ¡España! y ¡Oé, oé, oé! resonaban con la bulla de algo parecido al yenbé (un instrumento turco, me dijeron), y las bocinas y otros cacharros. En la mesa cercana a nosotros, un pequeño grupo de mujeres intercalaba los ¡Ay! y ¡Huy! a los gritos de ánimo cada vez que los alemanes se acercaban a nuestra portería.
En el minuto 33 Fernando Torres consigue el gol que da el triunfo a España y todo el mundo salta poniéndose en pie. Desde este momento y hasta el final hay un claro ganador sobre el campo aunque el miedo anda suelto por si el diablo la hace. Al final se hace justicia y la Selección Española puede alzar la copa ganada en memorables encuentros. Y así podré contar a mis nietos como una Escuadra Invencible a las órdenes de Luis Aragonés consiguió después de tanto tiempo el soñado triunfo.
Te deseo un buen día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario