Hola a todos. Alguien contó que a un hombre, al nacer su primogénito, Dios le dijo que pidiese para el niño un don. El hombre lo pensó un rato y al final dijo: "Señor, Tú eres bondadoso y la Suma de la sabiduría. Yo deseo para mi hijo, oh Dios, el don de la curiosidad".
Por supuesto yo no soy ese niño porque en mí la curiosidad está casi siempre como dormida y sólo algunas veces parece que despierta requiriendo mi atención hacia un punto. Tal ocurría últimamente por saber que había detrás de la Montaña de Gáldar o de Guía en Gran Canaria. Por delante de esta montaña he pasado cientos de veces en viajes de ida o vuelta por esta zona noroeste de la isla. Se alza la montaña orgullosa en medio del valle sabiéndose codiciada por los habitantes de los dos municipios que las consideran como suya. Es un cono volcánico, bastante alto, en el que se distingue el cráter de la erupción. En la parte más conocida, la que da para la carretera, las casas han ido escalando su falda en un conjunto típico de la isla con casitas de un sólo piso, 'terreras', con azotea, y pintadas sus fachadas con colores varios. La Atalaya de Santa María de Guía, a un lado de la montaña, se completa con las casas que están en el lado de Gáldar, y éstas ya últimamente son viviendas en bloques de varios pisos en lo que pretende ser una zona residencial.
Pues bien, subimos Loli y yo por La Atalaya, gracias a la colaboración de mi sobrina Oti y Antonio, y después de alguna vueltas llegamos hasta un espacio dispuesto como mirador. Desde aquí se distingue a la derecha la zona costera de San Felipe y Bañaderos alcanzando la vista a ver las montañas de Las Isleta en la capital; hacia el centro, debajo mismo de nosotros, podemos ver fincas de plataneras, (tal como era toda la zona norte hace cuarenta años), y zonas de invernaderos que suponemos son también de esta planta que da el exquisito plátano canario; unos cuantos estanques de diferentes formas almacenan el agua necesaria para el riego; a nuestra izquierda la Punta de Sardina y más allá localizamos el sitio por donde debe estar Agaete. Y al frente, a todo lo largo, el azul del mar con la línea del horizonte que lo separa del cielo, y al fondo el Pico Teide y la costa de Anaga en Tenerife.
Subimos algo más sin el coche aunque no llegamos a la cima de la montaña, pero sí nos acercamos bastante al punto en donde están dos antenas grandes. Hay que ver que antiguamente se colocaban cruces en los puntos más altos y hoy en día son estos artefactos metálicos los que ocupan su lugar. Seguramente, desde la cúspide el espectáculo tiene que ser soberbio puesto que tendríamos el paisaje en 360 grados y podríamos ver los altos de Montaña Alta de Guía, la zona de los Caideros de Gáldar, los altos de Agaete, y la Cumbres centrales de la isla e incluso el macizo de Tamadaba con los pinares.
Ya subiremos otro día, seguro.
Te deseo un buen día.
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