Hola a todos. De pequeño nos hicieron aprender algo sobre la Armada Invencible y se nos quedó grabado aquella frase atribuida al Rey que dice: "Yo no mandé a mis naves a luchar contra los elementos". Actualmente, y ojalá que por muchos años, el honor patrio se dirime en canchas deportivas y el fútbol, deporte rey, acapara la atención de millones de personas. Según oí en la radio, dieciséis millones de españoles siguieron las incidencias de los penalties en el partido España-Italia el pasado domingo. Yo era uno de ellos. Nunca me ha interesado el sillón-ball cuando de fútbol se trata pero en esta ocasión, histórica tal como se dice, me fui a ver el partido a una terraza de la Plaza de las Ranas. Quería seguir el encuentro rodeado de los seguidores que a buen seguro se congregarían allí. No salí defraudado en absoluto. Una cerveza y unas papas fritas me pusieron a tono para no desentonar entre la gente arracimada en las mesas disponibles y muchas más de pie. Como me pasa últimamente noté la presencia agradable de la juventud que juraría yo era mayoría. Chicos y chicas tal vez de la PAU o quizás en el primer año de carrera, no más. Aplaudían todos, jóvenes y mayores, como si en cada jugada les fuese la vida. Arremetían contra el árbitro y animaba a los jugadores de casa como si estuviesen presentes en el mismísimo estadio. Las oportunidades se repartían por igual y "San Iker", como llaman a nuestro portero, paró un gol cantado. En la portería italiana el balón fue contra el poste y no entró de milagro.
A los noventa minutos se añadieron treinta de prórroga de juego intenso, y al final, la tanda de penalties con "San Ike" haciendo nuevamente su papel de salvador dio la victoria a España. Se había roto el maleficio que hacía que no se pasara de cuartos de final, y la gente respiró tranquila. En diez minutos empieza el partido entre España y Rusia. Y en este punto recuerdo cuando España ganó la final de la Eurocopa precisamente contra Rusia (o la URSS) con un gol de Marcelino que estuvieron nombrándolo por activa y por pasiva durante mucho, mucho tiempo. ¿Pasaremos hoy a la final? Dentro de poco lo sabremos.
Te deseo un buen día.
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