Otra sonrisa.
Dos novios de los de antes sentados en el recibidor de la casa de ella.
En el suelo a su lado medio dormita un perrito.
Al muchacho, con los 'muelles' un poco flojos , se le escapa un peillo.
Ella con voz melifua y alargando la palabra dice: "¡Chuuucho!"
Él pensaba: "Menos mal que le echa la culpa al pobre perro, que si no".
Al rato, otro peillo.
Ella nuevamente "¡Chuuucho!"
A la quinta o sexta vez ella exclama:
"¡Chuuucho quitate di'ahi que ese hombre te asfixia!"
Hola a todos. En los años 40 y 50 del pasado siglo alguien se dió cuenta que Las Palmas podía crecer por los terrenos situados por arriba de sus riscos y de ahí nacieron los barrios que luego serían conocido en conjunto como Ciudad Alta. Primero fueron las casas baratas bajo el mando económico del general García Escámez en Schamann con algunas casas diseminadas de particulares. Luego las de tres y de cuatro pisos, otro grupo de casas terreras, y muchas más construidas por los propietarios en los terrenos parcelados. En estos tiempos a nadie se le pudo ocurrir que el coche llegaría a ser algo de uso común pasado los años y por ello no se habilitaron calles amplias ni mucho menos plazas de aparcamiento. Paralelamente se construyó en el barrio de Escaleritas aunque aquí las casas de particulares vinieron mucho más tarde y además muchas de ellas en edificios altos como lo son el América, Virgen del Pino o Pegaso. Ambos barrios estaban separados por el Barranquillo de Don Zoilo hasta que las Chumberas finalmente los unió.
Desde mi casa en Schamann y en donde hoy están el Parque de las Rehoyas y las casas de los alrededores podíamos ver un terreno partido en dos por la carretera del Norte que subía desde Mata e iba a perderse por la Paterna hacia la recta de los Tarahales. En un lado un barranquillo que en tiempos de lluvía bajaba con agua porque aún estaba al descubierto. Junto a la carretera casas y chabolas. De éstas guardo un tétrico recuerdo de cuando una ardió totalmente y ví sacar los cuerpos calcinados de dos niños de su interior. Dios los tiene, seguro, en su Gloria. De las plantaciones de entonces quedan sólo unos árboles en Los Ruiseñores, la casa de los Betancores más arriba y algunas casas terreras de la antigua carretera. Se salvó de la construcción el terreno del parque porque estuvo ocupado por los militares, que si no... Y de la cruz de piedra que había en la loma de enfrente sólo queda el nombre en un polígono del llano. Arriba, a la derecha, el Lomo Apolinario completaba el cuadro.
Me pregunto como teniendo tanto terreno para construir se hicieron casas tan pequeñas; el hecho es que se construyeron casas de pisos en las laderas de lo que se llamaría primero los Arapiles y luego las Rehoyas. Arapiles era el nombre de la calle principal, partida en dos a lo largo y con dos niveles, que luego se arregló dejando a los primeros pisos medio enterrados. Como Arapiles era el nombre de otra calle en Guanarteme, de ahí el cambio a Santa Luisa de Marillac.
Otras casas que se hicieron en estos tiempos fueron las Ultrabaratas al final de Pedro Infinito. Eran casas pequeñitas, como de muñecas, sólo que en sus minúsculos dormitorios pusieron camas de piedra. En una de ellas vivía mi amigo Jerónimo, chaval con ánimo de superación, que leía cuanto le caía en mano a la luz de las velas por falta de luz eléctrica. Algunas de estas casas, no todas, estaban en el interior de un recinto, como los fuertes de las películas de indios y vaqueros lo que aún hacía de ellas parecer más un apartheid.
Recientemente y con otras miras la ciudad ha seguido creciendo y como siga así días vendrán en que la Basílica del Pino y la 'Catedral' de Arucas sean parroquias de barrio de una enorme capital, que como Saturno termine comiendose a sus hijos los pueblos, que sólo redundará en provecho de psiquiatras y psicólogos. De momento ya vemos que Tamaraceite, y casi San Lorenzo, han sido engullidos y los nuevos barrios de Siete Palmas, Hoya Andrea, Lomo los Frailes y Los Giles, y otras innumerables casas por la zona de Las Torres ocupan terrenos y más terrenos, eso sí con una nueva concepción del urbanismo con amplias avenidas y viviendas más o menos en condiciones. Y gracias a la bondad de alguien que ha cedido los terrenos necesarios para hacer el gran parque de la Mayodormía por estas zonas veremos algo de verde.
Le auguro a la isla un final donde las casas lleguen hasta el mismo pie del Roque Nublo, y en lo alto de este altar un coche al que los isleños acudan a reverenciar como dios indiscutible. ¡Exagerao que es uno!
Te deseo un buen día
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