domingo, 3 de febrero de 2008

Víveros de carnaval

Hola a todos.





Como un río tranquilo de aguas lentas que a veces forman un rápido porque se estrecha su curso, cada año, desde hace ya ¿treinta, treinta y pico?, recorre las calles de Las Palmas el Desfile de Carnaval. El agua entonces, caliente de humanidad aún estando en invierno, va adelante y retrocede en un constante ir y venir de gentes en una organizada desorganización donde sólo prima el estar para pasarlo bien. Miles de personas ataviadas con lo que cada cual piensa que representa el espíritu de don Carnal pasean, algunas casi su desnudez que permite el suave clima de la isla, no buscando el aplauso sino ofreciendo su cándida ilusión de ser el mejor disfrazado. Se ve pimpoyos de chicos y mayores con faldas y a lo loco luciendo pechos de amas de cría; ángeles y mariposas, marinos, curas... dos vejetes con bastones medio doblados cachimba en boca, viejita en silla de ruedas ayudada por solicitas cuidadoras... una caja en la que asoman cigarrillos de la conocida marca MALPORRO, un jinete de negro sobre un precioso alazán de igual color y una patineta articulada con capacidad para cinco pasajeros y conductor patrocinada por Guaguas Municipales con la que van a sustituir los cacharros de la línea 21.



El número cien, carrozas participantes o casi, da ídea, vistozas unas, y escandalosas de música disco las más del maremagnum. Detrás de estas últimas se arremolinan los que tienen ganas de seguir con el baile o más bien del balanceo del cuerpo al compás del machaqueo de los instrumentos de hacer ruido. Y en estos grupos, además de algunos carrozas humanas como el que esto escribe, lo que abunda es la juventud. Juventud o chiquillería más bien porque los que nacieron con el carnaval hoy treintiañeros ya son demasiado 'viejos' para estos trotes. Son muchachos de entre quince y veinte años que crecen en este río como truchas y que nadan rápidamente dejándonos atrás en nuestro lento braceo. Miles de chicas y de chicos que toman el relevo sencillamene porque así siempre ha sido la juventud.




Pero yo quería hablarte hoy de otra cosa y me he 'enrrollao'. El viernes en el colegio Siete Palmas tuvo lugar la siempre agradable representación del alumnado, benjamines desde los tres añitos hasta los de doce que ya el próximo curso irán a bachillerato, que cantan y actuan dándonos los mejor de todos ellos, disfrazados de dioses del Olimpo unos, de duendecillos otros, o de lo que la imaginación de cada profesor o del AMPA les ha indicado. Son estos niños los alevines del Carnaval para años venideros y en este espacio cultural ellos serán los carnavaleros que nosotros hoy preparemos, y al igual que en todos los demás órdenes de la vida serán respetuosos con los demás que es lo que al fin y a la postre necesitamos para ser felices.


Te deseo un buen día.

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