miércoles, 30 de enero de 2013

Las Casas Consistoriales

Hola a todos.
Las Palmas tiene el indiscutible honor de haber sido laboratorio para la arquitectura primera de varias naciones de la América hispana. Conquistada Gran Canaria en 1478, la Reina Isabel ordenó las obras necesarias para hacer en el Real de Las Palmas, fundada por Juan Rejón junto al río Guiniguada, una plaza en la que, a su alrededor, estruvieran los poderes políticos y religiosos. Nació así la Plaza de Santa Ana. Plaza que lleva el nombre de la santa madre de la Virgen María al igual que la catedral que la tiene por patrona. A uno de los lados cortos del rectángulo que forma la plaza quedó la catedral y al otro el cabildo, único ayuntamiento de la isla en aquellos años. En los lados mayores del rectángulo se construyeron casas para el Obispado, el Regente, la Audiencia y otras autoridades. Este planteamiento urbanístico es el que los conquistadores llevaron por indicación real a las ciudades que fueron aflorando en América. Dicen quienes conocen este trozo de la Vegueta en Las Palmas y han estado en ciudades americanas que las plazas en éstas son calcos de la plaza isleña.

La Plaza de Santa Ana tiene en la actualidad un porte señorial, guapo. Es amplia y permite admirar tanto el templo catedralicio con el Ayuntamiento que como hemos dicho están uno frente al otro. Sigue estando aquí el Obispado con un hermoso y sencillo palacio que es muy amplio; en lo que fue la Audiencia tenemos hoy el Tribunal Superior de Justicia de Canarias; y en las otras casas podemos encontrar, entre otros, el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas en una casa en la que vivió el gran historiador José de Viera y Clavijo.

Quienes visiten Gran Canaria y quienes viven en ella -por supuesto- no pueden dejar de pasear por este enclave urbano, sencillo y tradicional. Y tampoco debieran dejar de visitar las Casas Consistoriales, hoy en día libre de ciudadanos en busca de documentos, pues el 'papeleo' se gestiona desde hace en otro edificio del Ayuntamiento, en otro lugar de la ciudad. El edificio aún joven pues su construcción es de mediados el siglo XIX es elegante por fuera y atractivo por dentro. Tuve la suerte de visitarlo hace pocos días (en una visita guiada) y pude recrearme con el porte de su escalera principal, sus corredores y sus salones entre los que destaca el Salón Dorado o de plenos y el que fuera despacho del Alcalde de la Ciudad. Tiene en su interior cuadros significativos de artistas canarios y otros en depósito del Museo del Prado, y algunas esculturas y bustos varios; guarda las llaves de oro de otras ciudades hermanadas, un recuerdo de la visita de Alfonso XIII de 1906, primer rey de España que visitó Canarias,  y una dedicatoria firmada por el Rey Juan Carlos I de cuando visitó la Isla siendo Principe de Asturias.






En fin, recuerdos y cosas de la Ciudad de los que cada uno poseemos un cachito.

Te deseo un buen día.  

sábado, 19 de enero de 2013

Enamorado

Hola a todos.

Saben ustedes de mi enamoramiento con Las Canteras. Con mi playa. Casi tanto como enamorado estoy de la Luna. De ésta, de la Luna, me encantan sus fases: cuarto creciente y cuarto menguante, luna nueva y luna llena. Verla crecer, desde una simple curva en la inmensidad del cielo hasta la esplendidez de su cara redonda y radiante, me embelesa. Sentir su presencia en la luna nueva después de que ha ido menguando noche tras noche me sorprende. Y debo confesar, casi con rubor, que estos cambios -sus fases- son para mi un misterio, misterio insondable que no entiendo.

De mi otro amor, de Las Canteras, ¿qué voy a decir que ya no haya dicho? ¿Debiera hablarles de la suavidad de las mañanas cuando aún el sol no ha calentado sus arenas, del canto jubilosos de sus aguas que ola tras ola viene a morir en las orillas cantando eterna canción de amor, de la luminosidad del día cuando el sol cae de pleno tostando las rubias partículas de la arena, de las tardes? ¿De las tardes en las que la barra recibe el embate de las olas que saltan contentas esparciendo toneladas de agua en fuente inagotable de belleza sublime o en aquellas otras en que el mar se transforma en un espejo de quietud sonora? ¿O debiera contar con voz de poeta -si poeta yo fuera- de los atardeceres? ¿Del incesante juego de tonalidades de luces que iluminan el espacio cuando el sol declina, y del aterciopelado rubor de las nubes que se ven envueltas en la cadencia de las notas musicales del arrebol? Luz y color. Belleza distinta siempre igual. Tonalidades insuperables superadas cada día. Las nubes y el cielo, las montañas y el mar. Por tanta maravilla demos gracias a Dios.



Te deseo un buen día.

lunes, 14 de enero de 2013

Regalos

Hola a todos.
El año pasado me porté bien y por ello los Reyes me trajeron algunos regalitos. ¿Qué, que te echaron los Reyes?, me pregunta el amigo. Y yo orgulloso doy cuenta de ellos. Unos libros de Morgan*, replico; y otro de poesías; y una taza y una bandeja pequeña, también con dibujos de Morgan; y, y, y, (me quedo 'trabao' porque ahora viene lo mejor, y al final lo digo), ¡y un par de bastones! ¿Bastones? ¿Para ti? ¿Pero es que estás cojo? Me río. No son bastones para la cojera, aclaro. Son bastones de esos 'guays' para caminar por campo y playa... y me río nuevamente. El amigo me mira y sonríe. Seguro que la risa mía es contagiosa y por ello sonríe. Le explico: son dos bastones extensibles, de aluminio, que se acomodan estupendamente a mi cuerpo y con los que consigo mover los brazos al compás de las piernas al caminar. ¡Ños! ¡Chacho! Eso debe de ser estupendo, ¿verdad? Yo vuelvo a reír encantado de la vida y cuento al amigo que ya los estrené. Fui con ellos, -con los bastones- a Las Canteras, que es mi playa preferida, y estuve trotando con ellos como si fuera yo un pollino recién nacido. No creo que hiciera muy buena estampa. ¡No señor! Parecía más bien un pato caminando por terreno pedregoso e iba yo moviéndome como un espantajo. ¡Pero qué contento que iba! ¡Y cómo miraba yo a todo aquel que se cruzaba en mi camino deseando encontrar en sus miradas sus parabienes! Sin hablar con palabras, que sí con mis ojos, yo iba diciendo a todo el mundo: mira, mira, son mis Reyes. ¿Verdad que son estupendos? Y todo el mundo sonreía pues la sonrisa en contagiosa. Te lo digo yo.


*Morgan es un magnífico humorista gráfico, -de lo bueno, lo mejor- que cada día nos da una alegría con su viñeta en el periódico local Canarias7. .

Te deseo un buen día.  

martes, 8 de enero de 2013

Si no lo digo, reviento

Hola a todos.
Mi ciudad, Las Palmas, presume -y con razón- de ser una ciudad turística. Seguramente fue un emporio turístico ya en los albores de nuestra era cuando Juba I, que fue un antepasado de quienes hoy se dedican al negocio de los cruceros, organizó por estas aguas un  viaje de placer para sus gentes fruto del cual hicieron un mapa del archipiélago canario aunque en éste dibujaron nada más que seis islas y no las siete que conocemos.

Más tarde, ya en el siglo XV ( y después que en el XIV se sucedieran numerosas visitas de mallorquines, portugueses y genoveses), vinieron al archipiélago turistas normandos y franceses. Tal es así que un francés -Juan de Bethencourt- se dio un garbeo por la isla de Maxorata (llamémosla así para entendernos) y fundó en ella lo que sería una bella villa u hotel a la que puso por nombre Betancuria (en su honor) y que convirtió en capital de la isla. Isla a la que llamarían Fuerteventura por aquello de los fuertes vientos.

A Tytheroygatra llegó otro turista de renombre: el navegante genovés Lancelloto Malocello quien desembarcó en 1312. Y éste se dijo para sí: "Para que vean que yo también soy empresario del ramo, y que soy listo, bautizaré a este complejo turístico con mi nombre" Y pasándose un pelín, llamó, no al complejo, sino a toda la isla, con el nombre actual de Lanzarote.

A Canaria, que es en donde está mi ciudad -que presume de ser ciudad turística, como he dicho- llegó Juan Rejón con sus huestes en 1478 y al margen del barranco o río Guiniguada, en donde habían unas palmeras, montó un campamento al que llamó simplemente "El Real de Las Palmas", ya que al hombre no se le ocurrió dar su nombre a la que sería la capital de la isla que con todos los honores denominarían posteriormente con el calificativo cariñoso de grande: la Gran Canaria.

Y mucho más tarde llegaron los ingleses con sus 'maluras' para curarse con el tiempo bueno, y los nórdicos a poner morenas sus carnes blancas, y los germanos a comer salchichas y a beber cerveza en tierras tropicales.

¿Y a qué viene todo esto? se preguntarán ustedes. ¿A qué tal demostración de erudición? Pues a que hoy mi ciudad y todas las islas presumen o luchan para presumir por ser emporios turísticos. Según declaraciones del Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, de hace pocos días, se esperan en ésta, entre cruceristas y turistas de congresos, un mogollón de visitantes. Pienso yo -pobre de mí- que a estos miles o millones de personas que aquí llegan, buscando nuestro buen clima y nuestras bellezas, debiéramos agasajarlos y darles lo mejor. Pero nunca, nunca, con flores de plásticos: flores de plásticos que a mí me recuerdan (mire usted que tonto soy, a las flores de un cementerio).

Y estas flores de plástico (perdonen que sea redundante) son las que enseñamos a los visitantes (turistas o no turistas) que se acercan a un edificio público* (tal debe ser) en el que ondean tres banderas en sendos mástiles: la de Europa, la de España, y la de Canarias. Vean ustedes las flores y juzguen. Y vean también la placa que figura en la entrada de la bonita casa. Casa situada en la esquina de una calle y de una avenida céntricas.





* Federación Canaria de Municipios. Sede Institucional.

Te deseo un buen día.

jueves, 3 de enero de 2013

No está mal para una sonrisa con la que está cayendo.

Hola a todos.

Aquí va un poema que es todo un poema. No sé si de verdad fue escrito en el 1700. Más bien parece ser de este siglo XXI o finales del XX. Se los dejo para que los disfruten. Ustedes opinarán: 

 PENSAR QUE ESTE VERSO FUE ESCRITO EN EL AÑO 1700 y vigencia no pierde
 (¡¡¡ GRANDE EL FRANCISCANO ESPAÑOL...!!!)

 DÉJAME DORMIR, MAMÁ
 Hijo mío, por favor, de tu blando lecho salta.
Déjame dormir, mamá, que no hace ninguna falta.
 Hijo mío, por favor, levántate y desayuna.
Déjame dormir, mamá, que no hace falta ninguna.
Hijo mío, por favor, que traigo el café con leche.
Mamá, deja que en las sábanas un rato más aproveche.
 Hijo mío, por favor, que España entera se afana.
¡Que no! ¡Que no me levanto porque no me da la gana!
Hijo mío, por favor, que el sol está ya en lo alto.
Déjame dormir, mamá, no pasa nada si falto.
 Hijo mío, por favor, que es la hora del almuerzo.
 Déjame, que levantarme me supone mucho esfuerzo.
 Hijo mío, por favor, van a llamarte haragán.
Déjame, mamá, que nunca me ha importado el qué dirán.
 Hijo mío, por favor, ¿y si tu jefe se enfada?
 Que no, mamá, déjame, que no me va pasar nada.
 Hijo mío, por favor, que ya has dormido en exceso.
 Déjame, mamá, que soy diputado del Congreso y si falto a las sesiones ni se advierte ni se nota.
Solamente necesito acudir cuando se vota,
que los diputados somos ovejitas de un rebaño para votar lo que digan y dormir en el escaño.
En serio, mamita mía, yo no sé por qué te inquietas si por ser culiparlante cobro mi sueldo y mis dietas.
Lo único que preciso, de verdad, mamá, no insistas, es conseguir otra vez que me pongan en las listas. Hacer la pelota al líder, ser sumiso, ser amable
Y aplaudirle, por supuesto, cuando en la tribuna hable.
Y es que ser parlamentario fatiga mucho y amuerma.
Por eso estoy tan molido.
 ¡Déjame, mamá, que duerma! Bueno, te dejo, hijo mío.
Perdóname, lo lamento. ¡Yo no sabía el estrés que produce el Parlamento!

 Fray Junípero Serra (1713 - 1784) Religioso franciscano español. Escrito por este franciscano en el 1700 - valoren su vigencia

 Así lo recibí por e-mail y así lo he pegado. Por favor, no te rías mucho que puede hacerte daño.

 Te deseo un buen día.