martes, 30 de octubre de 2012

Día loco

Hola a todos.
Hoy ha sido en Canarias un día loco. Viento, lluvia, incendio y calor. Para estar a mitad del otoño no está nada mal. Ha sido una tormenta que nos ha venido desde el oeste y desde el sur y que ha azotado a todo el archipiélago. Hemos seguido las incidencias por televisión y por la prensa digital y así supimos del fuertísimo viento en la isla de La Palma, la primera en sufrir los embates del temporal por ser la más occidental, y cuyo aeropuerto tuvo que ser cerrado. ¡Fuerte viento, caballero! ¡Arrallese un millo! diría más de un cristiano como si hubiese estado jugando al 'envite'. Las otras islas no es que tuvieran menos viento. ¡No señor! Acá mismo en Gran Canaria ha estado soplando con la fuerza de un regimiento de diablos tocando las trompetas del Apocalipsis. O un poco menos, quizás. Pero, eso sí, podíamos ver las palmeras del parque bailando un extraño baile achacable seguramente a las fiestas del Halloween.

Y el cielo. El cielo era un primor cuando salí esta tarde a llevar a 'Pancho' al parque. Un pizco de cielo despejado servía de medio marco a un cielo con una nube que no era una 'panzaburro' al uso. ¡No señor! Esta vez era una nube enorme... enorme... de muchos kilómetros de alto, estoy seguro, que con su color negro y gris obscuro se enseñoreaba sobre la ciudad. "Si la que 'abarrunta' cae... -dirá el mago de las Cumbres- vamos a tener que usar lanchas en vez de guaguas para movernos por la ciudad". Y si no, poco faltará: de eso, seguro.

El incendio, por lo que hemos oído, se declaró en Tenerife (en el municipio de Los Realejos) por una caída de una torre de alta tensión. Si llueve, estupendo para que se apague. Si no, con el viento que sopla pronto se extenderá -es de temer- por buena parte de los municipios colindantes.

Y del calor para que hablar. Sus buenos 30º en el Puerto de la Cruz, en Tenerife, puede servir de ejemplo de lo que hemos padecido hoy en todas Canarias.

En fin, joderse o no haber nacido, que dijo el clásico. Ya vendrán tiempos mejores y parirá la becerra, que digo yo.

Por lo pronto, tomo prestada esta foto del periódico local www.laprovincia.es para ilustrar esta desesperanzada entrada.

Te deseo un buen día.

jueves, 25 de octubre de 2012

De vuelta en casa

Hola a todos.
De vuelta en casa vuelvo a la rutina que gracias a Dios no me aburre ni un pelo. Casi al llegar me encuentro conque comienzan de inmediato las clases de la Universidad de Las Palmas, ULPGC, en las que estoy matriculado. Es el segundo y último curso de la Diplomatura de Estudios Canarios con el que complementaré noticias y curiosidades de las islas que me son desconocidas. El primer trimestre nos trae cuatro asignaturas 'chachis' para ir haciendo boca. Ya conocemos a los cuatro profesores y después de unos tanteos preliminares hemos entrado en materia. Vean ustedes: Flora y fauna; Evolución histórica de la Economía; Las Instituciones Políticas y la Administración Pública, e Historia durante el período contemporáneo. Todo referido o centrado en Canarias pero sin dejar de visualizar nuestro entorno pues como es natural no estamos fuera del mundo.

Pensándolo bien no puedo hablar de rutina pues cada día (que trae su propio afán) nos trae cosas nuevas si somos capaces de verlas. En estos días últimos he tenido -es un ejemplo- el cumpleaños del más pequeño de mis nietos varones. Once espléndidos años desde que nos llegó del cielo. Y también hemos tenido (perdonen por mezclar churras con merinas) unas gotas de agua del cielo en forma de lluvia que agradecemos aunque fueron bien pocas. Y estamos pasando para nuestro desconsuelo un calor que es alarmante para estos días de mediados de octubre, que nos hace sudar la gota gorda.

Y para regocijo nuestro, en esta semana tenemos en  nuestro Puerto de la Luz y de Las Palmas dos soberbias plataformas petrolíferas, la Eirik Laude y la West Hercules, que son como dos gigantes de visita en nuestra bahía. Están atracadas (para reparaciones y avituallamiento) en el Muelle Reina Sofía. Juzguen ustedes con las fotografías que acompaño comparando el tamaño de los mastodontes con el del insignificante  y pequeñito faro a su lado.



Te deseo un buen día.    

lunes, 22 de octubre de 2012

Flores en Madeira

Hola a todos.
Dado que una imagen vale más que mil palabras, hago mutis y por el foro, y aquí les dejo estas fotografías, a modo de poesía, tomadas con cariño en Madeira.























Te deseo un buen día.

viernes, 19 de octubre de 2012

Perestrello en Madeira

Hola a todos.
Estuvimos alojados en Madeira en la Quinta Perestrello Heritage Hotel. Este hotel, junto a otras "Quintas" más, que supongo son de la misma cadena hotelera, llevan añadido el calificativo de charming palabra inglesa que traducida al habla canaria de los adolescentes de antaño significa 'chachi' o 'guay' (chachi del very good, que diría alguien). Y es charming, o sea de alto standing, (que no significa más caros que otros), porque estas quintas son mansiones antiguas situadas en medio de jardines arbolados reconvertidas en hotel que unen a la majestuosidad de los edificios el trato amable y sencillo del personal que los atienden. Y no les digo nada de la situación: en el caso de la Quinta Perestrello ésta está situada a no más de un cuarto de hora del centro de Funchal y del muelle, caminando por la Avenida do Infante, ancha avenida con árboles majestuosos en sus dos amplias aceras por la que da gusto caminar.











Pero no era de la Quinta Perestrello de lo que les quería hablar, sino del apellido que le da nombre. Nos contaron que esta mansión perteneció a la familia de un personaje emparentado con el Navegante Genovés don Cristóbal Colón por mor del casamiento de éste. Y curioso de mí, acudí a la información de 'la red' para cerciorarme de la bondad de la información. Efectivamente, según leo, Cristóbal Colón, quien había puesto casa en Lisboa y conocido en un convento de esta ciudad a una dama comendadora -que no monja- que en él vivía. Dicha dama con quién se unión Colón en matrimonio y con quien tuvo su hijo Diego (II Almirante de la Mar Océana), nacido con casi total seguridad en Porto Santo,  es doña Felipa Moñiz, o Muñiz, quien por segundo apellido tenía el de su padre, o sea Perestrello, siendo éste, su padre, donatario de la citada isla de Porto Santo y por ello personaje importante en Madeira.


Nunca antes había yo tenido la suerte de estar tan cerca del insigne Descubridor de las Américas. A lo mejor, pienso, en la habitación en la que durante una semana dormí, llegó a descansar de sus viajes por estas aguas el Almirante. Porque, tal como podemos leer, "... gracias al rápido matrimonio (...) a Colón se le abren las puertas de Portugal; participa más fácilmente con los lusitanos en sus viajes descubridores y de comercio; se adentra en el cogollo marítimo formado entre las Azores, Madera y Canarias; y consigue participar en este mar cerrado que es Guinea".

Si la curiosidad te consume, no dejes de leer mis fuentes: http://www.artehistoria.jcyl.es/cronicas/contextos/11402.htm

Te deseo un buen día.

martes, 16 de octubre de 2012

Las cumbres en Madeira

Hola a todos.
Sabido es que el archipiélago de Madeiras (Madeiras, Porto Santo e Islas Desiertas) forma junto con los archipiélagos de Azores, Islas Salvajes, Canarias y Cabo Verde, y una parte costera de África, lo que conocemos como Macaronesia. Los archipiélagos, más o menos cercanos a las costas africanas, tienen un origen volcánico lo que unido a que en ellos la fauna y la flora tienen similitudes notables hace que el conjunto forme un super-archipiélago digno de estudio por científicos y curiosos. La laurisilvia, cubren buena parte de los montes de Madeira, Azores y Canarias siendo un recuerdo vivo de los bosques de la era terciaria que eran comunes en la cuenca mediterránea, y que desaparecieron con las glaciaciones.

No es extraño por tanto que en nuestra visita a Madeira, a sus cumbres, nos encontrasemos como en casa. La mayor altitud de esta isla (1862 metros en el Pico Ruivo) es casi igual a la mayor de nuestra Gran Canaria que cuenta con 1949. Y las montañas, y los barrancos, y la sensación de plenitud de la Naturaleza son iguales en una y en la otra. Bien es verdad que Madeira es más verde (lo digo con envidia sana y sincera). Gran Canaria es quizás más abrupta y con más contrastes. Con más secarrales, como le gusta apuntar a un 'amigo' tinerfeño. Así que Madeira se lleva el premio por su esplendor.

Pude comprobarlo en las tres excursiones que al interior de la isla hicimos. Cerca de Porto Moniz, las montañas eran redondeadas y con una vegetación tupida y como pegada al suelo; del punto en que estuvimos parados (a la vera de una pequeñísima ermita que da cara al mar) parten diariamente grupos de expedicionarios que se atreven, caminando cuatro horas, con la ruta de las 25 fuentes (levadas das 25 fontes), para la que se aconseja ir bien calzado. En la otra cumbre que estuvimos, a 1853 metros de altitud, la vegetación es distinta. Por toda la carretera de subida nos acompañaban miles y miles (millones, posiblemente) de eucaliptos, y de otros variados árboles. Nos dicen que en tiempos, cuando la isla recibió el nombre de Madeira, fue por la gran cantidad de madera que había en la isla entre la que no faltaba la de los árboles de cedro. Esta cumbre en la que estuvimos recibe el nombre de Eira do Serrado y desde ella las vistas son inmejorables.

Las islas de la Macaronésia son sin duda primas hermanas, a cual más bonita o interesante. Ya he tenido la fortuna de conocer Madeira a la que no me importaría volver. Y ya tengo el propósito de visitar los otros archipiélagos habitados, Azores y Cabo Verde, en los que nunca he estado.

Si lo hago, ya te contaré. Mientras y como siempre, te deseo un buen día.










Por si te interesa un hotel en las cumbres de Madeira (mejor en invierno, creo) mira aquí:

http://www.eiradoserrado.com/es/index.html

  

domingo, 14 de octubre de 2012

Santa Ana en Madeira

Hola a todos.
Nos cuentan que tiempos ha, en años en que Portugal y España estaban unidas y paseaban juntas por el mundo, un grupo de gallegos pasó a vivir en Madeira en busca de mejor fortuna. Los gallegos provenían de un pequeño pueblo en el que tenían como patrona a Santa Ana, la madre de la Virgen María; y a Santa Ana siguieron invocando favores en sus nuevas tierras insulares y al nuevo pueblo dieron también su nombre. Con el tiempo (por unión de las dos palabras) la localidad pasó a llamarse Santana que así es como la conocemos hoy. Y así es como la conocimos nosotros en nuestro recorrido por la preciosa isla. Está situada Santana en la parte noreste en el lado opuesto a Funchal. Más al norte y más al este quedaría la isla de Porto Santo que conseguimos vislumbrar desde uno de los miradores que encontramos en la gira. Santana viene siendo un pueblecito rural lleno de encanto por la armonía de sus colores y de sus montañas. Pero Santana es algo más por las pintorescas casas que conserva en recuerdo de tiempos pasados. Muy posiblemente ustedes las han visto en alguna lámina o en cualquier folleto que nos invita a visitar Madeira. Son las casas pequeñas, como de enanitos del bosque, con colores vivos que resaltan el color amarillento de la paja de la cubierta. Ésta, la cubierta, es a dos aguas, bien pronunciada, y tiene la particularidad -nos dicen- de que, a pesar de estar hecha solo con paja se mantiene totalmente impermeable. Uno queda en la duda y repregunta y casi que toca el techo buscando algún material que impida que el agua inunde la pequeña habitación en épocas de lluvia. Nos insisten en que no, en que es sólo paja bien trabajada, y que no hay truco, trampa ni cartón.

Por ello los habitantes de Santana y de Madeira toda, las mantienen como un tesoro del pasado y nos la muestran a nosotros, ávidos viajeros de cosas extrañas. Las casitas hoy en día tienen diversas funciones: oficina de información turística, de muestrario de artesanía, de pequeño taller de bordado... En ellas entramos casi, casi, de uno en uno y las admiramos con ternura.

P.S. En este día tuvimos la suerte inmensa de compartir la excursión con un grupo de siete españoles de la Península (de diferentes sitios de ella), todos familiares, con los que pasamos un magnífico día. En donde quiera que estén, para ellos, un caluroso saludo de los 'canarios'.








Te deseo un buen día.

martes, 9 de octubre de 2012

Teleféricos en Madeira

Hola a todos.
Madeira tiene dos teleféricos. Uno sube y otro baja. Bueno, no exactamente. Los dos cumplen con sus obligaciones de subir y bajar. Mas el primero sube desde casi la orilla del mar, junto al puerto en la zona de Porto Velho, hasta Monte, y el segundo baja desde Monte hasta el Jardín Botánico. Uno y otro cumplen en sus recorridos con sus obligaciones. No sólo nos acercan adonde queremos ir sino que nos muestran desde arriba (desde el aire) las cosas bonitas que vamos dejando atrás, abajo. Con el primero podemos ir viendo las casas blancas de Funchal con sus tejados rojos y alguna que otra azotea convertida en terraza con mesa y sillas para sentarse al calor de una conversación; con el segundo vemos el cauce de un barranco empinado de poco trayecto, estrecho y profundo, con espléndida vegetación.

Es de agradecer que Madeira cuente con estos dos teleféricos, porque ellos dan mayor contenido al viaje del ávido viajero que desea ver cosas y penetrar en ellas. Cosas muy lindas, insisto, como es el caso del Jardín Botánico en el que podemos admirar árboles y plantas por doquier, y que además cuenta, en su mansión principal, con una exposición permanente de los más variopintos objetos encontrados en la isla y en la cercana Porto Santo, tanto de la tierra como del mar: fósiles, conchas, piedras, peces disecados, lobos marinos...

A Monte, barrio de Funchal -que no pueblo- merece la pena subir. Tiene una iglesia digna de ser visitada y tiene los "carritos de mimbre". En estos carritos bajaban los habitantes de estas alturas cuantas cosas fueran necesarias de bajar a la capital salvando el enorme desnivel; luego subían a lomos de cabalgaduras o a hombros los tales carros vacíos otra vez hasta Monte. (También contaban con un tranvía, pero ello es otra historia). Hoy en día a quienes bajan es a los turistas que, dejando el miedo a un lado, se atreven a gozar de la experiencia: Son dos kilómetros de cuesta empinada subidos en un cómodo carromato guiados y conducidos por dos hombres -de blanco y sombrero de paja- que los sostienen con maña, cada uno con una cuerda. La adrenalina está servida. Si vienes a Madeira no te pierdas este achuchón.












Te deseo un buen día.