sábado, 31 de agosto de 2013

La imagen de la Virgen

Hola a todos.
Comienza en la Villa Mariana de Teror la semana grande para festejar a la Santísima Virgen del Pino. En toda Gran Canaria estaremos pendientes de la Madre del cielo pues la Virgen María que apareció en un Pino en 1481, según la tradición, es la patrona de la isla y de la Diócesis Canariensis. Todas las miradas y todos los corazones estarán puestos en los actos principales: la Bajada de la Virgen, la Ofrenda, la Procesión y ya por último la Subida de la Virgen nuevamente a su camarín de la iglesia. Y todos, juntos a muchísimos fieles de las otras islas estaremos pendientes, como siempre, del manto que este año lucirá la Señora. Porque la Virgen del Pino tiene diversos mantos que han sido bordados en oro o plata por manos expertas. Estas manos, algunas veces han sido de monjas, nos han dado un tesoro. Y en este tesoro podemos elegir entre el manto verde, el manto blanco, el manto celeste... y el manto colorado de la típica canción.

En esta última semana nos fue dado ver a la imagen sin su manto. Cuando lo tiene puesto -cualquiera de ellos- solo nos es dado a la contemplación la cara sonrosada de la Virgen, la cara pequeña del Niño Dios y las manos de ambos. Sin el manto pudimos ver la imagen tal cual es, sin añadidos. Y nos gustó. Expuesta estaba a los fieles en el camarín en su trono de plata. ¡Y estaba tan hermosa! Con su cara sonrosada y su sonrisa abierta; su pelo rubio que cae en bucles; sus dos manos sosteniendo al niño con amor... Y el niño, con un no sé qué en su cara que parece un niño mayor, sonriendo tal vez con cara de pequeño 'mataperro'...




Nos ha gustado mucho así, tal cual, la imagen de la Virgen del Pino. Pensamos que debieran dejarla más tiempo sin uno de sus preciosos mantos para que así muchos más canarios y gentes de pa'fuera puedan verla tan bonita, tan bella, tan encantadora.


Te deseo un buen día.

lunes, 26 de agosto de 2013

El bosque efímero

Hola a todos.
Dejamos dicho que al llegar la noche llegó la guagua que llevaría al Grupo Scout Camelot y a nosotros con ellos, hasta Madrid para luego volar hasta Gran Canaria. Habían pasado los catorce días de campamento y para nosotros habían terminado unas memorables vacaciones. Tiempo tuvimos en el viaje de regreso para pensar en ellas y tiempo hemos tenido para añorarlas. Gracias al blog hemos podido compartir nuestras experiencias. En esta entrada de hoy trataremos de recordar un poco más lo vivido en Viseu y por ello contaremos algo del bosque efímero, nombre dado a una semana de actividades alrededor de la Plaza D. Duarte adornada para la ocasión con decenas de macetas de distintos tamaños y formas con plantas abundantes que daban la sensación de estar en un bosque en miniatura.

En la Plaza D. Duarte estuvimos ya en los primeros días de nuestra estancia en Viseu pues se halla situada en una de las rutas que seguíamos para ir a la Catedral. Subíamos desde la Plaza del Rossio dejando a un lado el Jardín dedicado a las Madres con su bella escultura, nos adentrábamos por las calles que se entrecruzaban, entrabamos en las dos pequeñas ermitas que nos salían al paso y llegábamos a la plaza en donde D. Duarte nos esperaba erguido sobre su pedestal. Este Don Duarte que aquí tiene estatua en su honor fue rey de Portugal a principios del siglo XV y hombre aficionado a las letras que dejó cosas escritas para la posteridad.

Poco a poco, decimos, la plaza se fue engalanando. A los maceteros con árboles y flores se fueron añadiendo objetos varios: una obra moderna hecha de hierro y tornillos, unas piedras antiguas colocadas como adornos, unas mesas y sillas para talleres varios, y hasta un coche antiguo de caballo sin el caballo que le acompañara. Incluso pudimos comprobar que desde el lateral de la catedral habían preparado con mucho ingenio una cascada con una caída espectacular de agua. Y unos focos con luces de colores cambiantes que en la noche le daba un aspecto de bosque encantado. Todo muy bien preparado, pensamos, para celebrar que nosotros estábamos con ellos. Y para nosotros -seguro que sí- unas sesiones de cine y otras de música y paseo al caer la tarde. Y terrazas varias y otros establecimientos abiertos para hacernos la vida más agradable.

Con todo ello, nos queda tan solo decir a Viseu y a sus gentes con palabras de su idioma: muito obrigado, y con las palabras del nuestro: muchas, muchísimas gracias. Hasta siempre.








Te deseo un buen día

miércoles, 21 de agosto de 2013

En Fátima

Hola a todos.
No podíamos dejar sin hacer una visita a Fátima. El Santuario de la Virgen era suficiente imán para llamarnos, así que cogimos el autobús expres en Viseu y en unas dos horas estábamos allí tras hacer una parada en Coimbra. Al llegar nos recibió un cielo azul, sin nubes, lo que presagiaba calor. En la explanada que se extiende delante de la Basílica hay una Cruz grande con el Crucificado; más adelante la imagen del Sagrado Corazón de Jesús sobre un pedestal. Cerrando la explanada a nuestro frente la Basílica y las columnatas. Todo grande. Tan grande que nos permitía ver la pequeñez de los seres humanos que por allí andábamos. Y la pequeñez humilde de Francisco y Jacinta Martos que tienen unas imágenes preciosas a tamaño natural con sus preciosas caritas de niños pastores sobre el césped.

El blanco domina a los demás colores. Todo es blanco, o casi todo. Al menos lo es la única torre que se eleva en el centro de la Basílica y blancas son las columnas que a derecha e izquierda se levantan formando un largo pasillo con catorce capillas. En estas, mosaicos con los pasos del Vía Crucis en azulejos de colores. El interior también es blanco o lo parece. Blancos son los sepulcros de los pastorcillos que vieron a la Virgen en sus apariciones y de Lucía que, siendo la mayor, no tuvo la dicha de ver a la Señora. Sobre los sepulcros, en la pared, unas imágenes de Jacinta con una ovejita y de Francisco con una corderito entre sus brazos. Además vidrieras que representan escenas de las apariciones, y cuadros, y columnas y arcos, y otras pinturas y otros santos. Y el retablo del altar mayor en donde en un cuadro que lo preside aparece el Mensaje de la Virgen a los niños.

Fuera de la Basílica y al lado de la gran explanada, en el altar de una iglesia casi al aire libre, unos sacerdotes ofician la Santa Misa seguida atentamente por los fieles. Un hombre y una mujer, y luego otro hombre, caminan arrodillados. Uno de ellos lleva rodilleras rústicas para no hacerse daño. Los otros llevan las rodillas a ras del suelo y no sería de extrañar que de ellas salieran sangre. Son peregrinos que rezan. Que piden algo casi imposible que solo esperan recibir de lo Alto. Que esperan de la Virgen y del Altísimo un milagro. Junto a esta iglesia podemos tomar y encender una o varias velas que tratamos de dejar ardiendo. Un letrero pide no encender muchas y depositarlas directamente en un horno en donde se quemarán llenando el lugar con olor a cera derretida y a favores pedidos.

 








Luego nos fuimos más allá de la Basílica a una urbanización en busca de pequeños recuerdos para la familia. Nos habían encargado dedales con la efigie de la Virgen y otras cosas. Allí nos aconsejaron un restaurante para almorzar. En este, Restaurante Casa Rita, nos sirvieron un rico bacalao espiritual regado con una botella de vino blanco portugués, frío, de nombre Muralha de Monzao, todo lo cual nos supo a gloria divina. Por la tarde volvimos en la guagua a Viseu que es en donde teníamos nuestro cuartel general para estas estupendas vacaciones por esta parte central del norte de Portugal.

Te deseo un buen día.

sábado, 17 de agosto de 2013

En Oporto

Hola a todos.
La autovía que nos lleva de Viseu a Oporto tiene a derecha e izquierda muchos árboles. Árboles que se pueden contar por miles o tal vez por millones y que de vez en cuando dejan ver casas de color blanco que forman pueblos en medio de ellos. Nos dicen que cerca de Oporto hay fábricas de papel y que estas se ocupan de tener siempre a punto los bosques de donde obtienen la pulpa de celulosa que necesitan. Comoquiera que sea el paisaje es agradable. Al fondo, a la derecha, como queriéndolos guardar entre montañas vemos una cordillera. Llegamos a Oporto tras dos horas y poco de viaje y, al descender de la guagua, nos encaminamos hacia donde nos indicaba un letrero que estaba la catedral. Al poco, en una esquina nos paramos ante un edificio con una malla que protegía su fachada en obras. Era el teatro. Pese a la malla pudimos hacer unas fotografías de personajes míticos, en piedra, de la farándula.

Enfilamos la calle hacia la catedral y en el camino nos paramos en una iglesia atraídos por su frontis. El interior, con las paredes con muchos altares repujados, y el techo y paredes adornados al máximo, resultaba impresionante. Nos pareció que la iglesia era digna de visitar. La catedral es grande y ante ella se abre una plaza y de esta plaza bajan unos escalones hasta el río. El frontis de la catedral cuenta con un rosetón en su centro y dos torres cuadradas. Encontramos en ella muchos mosaicos de azulejos -verdaderas obras de arte- que se nos van haciendo compañeros de viaje pues los encontramos por todas partes. En el atrio, columnas y arcos elevan la fábrica y en el techo se unen con nervaduras que se entrelazan. Subimos y nos acercamos hasta el tesoro y admiramos muchas de las piezas allí guardadas como la escultura de mi Santo Ángel de la Guarda.

Vamos por las escaleras que nos conducen al río por entre casas en las que se aprecia la vida. La vida en Oporto, pensamos. Y vemos desde arriba el puente de hierro que debe ser aquí el puente por antonomasia. De los cinco o de los seis que hay. Y sobre el puente, en la calzada superior, los dos vagones de un tren con un llamativo color amarillo. Tras el almuerzo, en uno de los muchos restaurantes de la ribera, subimos al barco de paseo. Y nos entretuvimos en contar los puentes y en fotografiarlos al igual que a los otros barcos con los que compartíamos esta experiencia náutica: navegar por el Duero, por el río Douro de Portugal, hasta casi su desembocadura en el Atlántico.













   
Te deseo un buen día.

jueves, 15 de agosto de 2013

A Coimbra

Hola a todos.
Los componentes de la Unidad Esculta del Grupo Camelot fueron a Coimbra acompañados por Ikki y Burbujas el día que tenían de 'salida' en el campamento. Nosotros habíamos ido unos días antes y nos alegró que ellos fueran pues sabíamos que lo iban a pasar bien y que la ciudad les iba a encantar. Tanto, al menos, como a nosotros nos gustó. Especialmente por el río Mondego, caudaloso y manso en su camino hacia el cercano Atlántico. Es este el mayor río de los que discurren enteramente por Portugal y habiendo nacido en la Sierra de la Estrella desemboca pasado Coimbra -ciudad a la que baña- en Figueira da Foz. Nos han dicho que no subieron en el barco que por el río ofrece un paseo de cerca de una hora para contemplar las dos riberas y los muelles que lo cruzan. No pudieron, pues la 'pela es la pela' y en donde no hay euros, estos no crecen. Nosotros sí que lo hicimos. Coincidimos con dos numerosos grupos de alumnos, posiblemente de preescolar. Los del primero grupo llegaban y los del otro subieron al barco encantados de la vida en compañía de las profesoras y madres que de ellos cuidaban. Había que ver las caras de los pequeñajos. Y lo bien que se portaban. Se asomaban por turno (con el cuidado de las señoritas) a la borda del barco. Seguramente sus caras eran tan radiantes como las nuestras por la excursión.

Habíamos venido a Coimbra por el fado. Por un lugar en donde pudiéramos escuchar fados en directo y lo encontramos en un callejón (o más bien conjunto de calles estrechas) que suben a partir de la calle peatonal. En el piso bajo de una casa, acondicionado para ofrecer actuaciones a turistas y locales, un grupo de tres hombres, universitarios, acariciaban las guitarras y entonaban las dulces canciones portuguesas envueltos en sus capas universitarias. Entre canción y canción unas someras explicaciones de la historia del fado y de la vieja Universidad de Coimbra. Un dato para la historia: solo hombres (males dijeron ellos) pueden pertenecer a los grupos cantores de fados de la Universidad. Cerca, una escultura de mujer con una talla de las de acarrear el agua; más abajo en un balcón, unos pantalones que sirven de maceteros; y un poco más allá, entre las casas, unos paraguas que decoran... y hasta una guitarra de Coimbra sobre un pedestal.

La calle peatonal va desde la Igreja Moisteiro da Santa Cruz  y la Cámara Municipal de Coimbra hasta el río. Es una calle cómoda con  comercios a ambos lados y en ella podemos ver a un pintor llevando al lienzo un trozo de lo que el está viendo, mientras que un músico toca con el violín agradables melodías. La Iglesia del Monasterio de la Santa Cruz tiene su fachada carcomida. Pensamos que las esculturas del frontis las hicieron con piedra de poca consistencia y el paso del tiempo y el agua y el viento se han ocupado de deteriorarlas. Casi al centro de la calle peatonal (por donde estaba el portal que llevaba a las callejuelas) otra iglesia, más pequeña y más antigua, románica nos parece, con un triple arco en su puerta principal,  parecía olvidada.







  





En lo más alto, los edificios de la vieja Universidad de Coimbra parecen proteger a la ciudad.

Te deseo un buen día. 

sábado, 10 de agosto de 2013

El centro

Hola a todos.

Toda ciudad tiene un sitio emblemático al que sus ciudadanos reconocen como centro de la propia ciudad. Influirá en ello, suponemos, cosas inmateriales mucho más que aquellas otras materiales que conforman el lugar. Quizá sea la historia -esa historia que se escribe con minúscula- llena de sucesos y de vivencias la que determine que un sitio sea el elegido por la ciudadanía y no otro cualquiera del municipio. Viseu tiene, es natural, su centro urbano que es la Plaza de la República o Parque Rossio, de ambas formas se le conoce, y la Plaza o Parque tiene un edificio notable que es la Cámara Municipal. Y tiene otras muchas cosas: árboles diversos que dan sombra y que en los primeros días que nosotros la visitamos estaban iluminados de noche con miles de pequeños bombillos como luciérnagas para alumbrar las horas de música en vivo que nos ofrecían, y tiene una parada de taxis con media docena de vehículos, y un bonito (aunque funcional) kiosko con mesas alrededor en el que tomar el cortadito o un buen aperitivo; y tiene, y nos gustó mucho un tíovivo para los críos que da vueltas y vueltas llevando hacia ningún sitio a los caballitos y a las carrozas y a los cochitos.

Cerca del Parque Rossio (o de la Plaza de la República) estaba nuestro hotel: el Grao Vasco que lleva por nombre el de un reconocido pintor nacido, probablemente, en Viseu y que tiene aquí un museo y una calle que lleva su nombre. El nombre de Grao Vasco -Grande Vasco en español- es realmente Vasco Fernandes, pintor de principios del s.XVI. Algunas de sus pinturas, interesantes todas, pudimos ver en su museo. Y también nos fue dado ver en este una colección de iconos rusos que tenían en exposición y que nos gustó mucho.

Volviendo al centro de Viseu tenemos que decir que junto a la Plaza o Parque hay una fuente grande con chorros de agua que juegan arabescos y otra fuente pequeña que le sirve de compañía. Y hay edificios, claro está, y la sede de un importante banco y sucursales de otros, y calles adyacentes libre de circulación, con tiendas y terrazas, por donde pasear; y en un lugar (en el arco que forma la esquina junto a los taxis) hay un bonito y grande mosaico de azulejos. Y una pensión -Pensao Rossio Parque- y un museo y un jardín precioso dedicado a las madres -Jardim das Maes-.  

Desde este centro de la ciudad varias vías nos llevan a otro punto muy importante: el que forman el conjunto de la Catedral y la Iglesia de la Misericordia separadas por una amplia plaza en donde está también el Museo Grao Vasco y otros edificios emblemáticos. Al costado de la Catedral, la pequeña Plaza de D. Duarte ofrece un buen muestrario de sitios (terrazas, cantina con canciones en vivo, buen vino de toda Portugal) y algunos pocos hoteles en las inmediaciones, que ayudan sin lugar a dudas a pasar unas inmejorables vacaciones.

Mención especial merece el cedro que se eleva alto y fuerte como una torre en una de las esquinas en que está el Hotel Grao Vasco. Tiene lo menos 160 años (nos dicen y nos lo creemos) y su copa sube arrogante en la noche hasta encontrarse con la luna.










Te deseo un buen día.        

jueves, 8 de agosto de 2013

Las Termas

Hola a todos.
Cuenta Viseu con una agradable estación de guaguas de la que parten y a la que llegan los autobuses expreso que comunican las grandes ciudades de esta parte de Portugal. Que sepamos llegan hasta Lisboa que está a 300 kilómetros al sur, y hacen unos recorridos con prácticamente ninguna parada entre las poblaciones que enlazan. Nosotros hicimos uso en cuatro ocasiones de este servicio para ir a Coimbra, a Fátima, a Aveiro y a Porto y gracias a ello pudimos visitar estas ciudades de cuyas visitas tendremos ocasión de comentar algo.

También tienen su base de operaciones otras guaguas, más viejas, sin cortinas, algo deterioradas, pero que dan otro servicio igualmente importante pues con ellas se comunican, suponemos, todos los pueblos y municipios colindantes con Viseu. Nosotros nos fuimos en una de estas guaguas a las Termas que están pasadas el pueblo que lleva por nombre Sao Pedro do Sul. Y la guagua iba por en medio de paisajes campestres por carreteras secundarias, ascendiendo a zonas más o menos cercanas a la Sierra de Caramulo, que nos situaban un poco en el corazón de la Portugal rural. La guagua llevaba poca gente y paraba poco más o menos en cada esquina en paradas que los lugareños conocían para dejar o para recoger algún pasajero.

Nos sorprendió Sao Pedro do Sul pues esperábamos un pueblo pequeño. Es grande y en el no paramos así que nos conformamos con ver unas cuantas esculturas, las casas y las calles, a través de los cristales de la guagua. Una escultura grande, casi a la entrada del municipio, era la figura erguida de San Pedro. Nuestro destino eran las Termas a donde íbamos en busca de una piedra circular, como un pan redondo cortado a cuchillo, que habíamos visto en una foto grande en las Oficinas de Turismo de Viseu. Y no salimos decepcionados.

Encontramos la piedra que buscábamos junto a la Terma Antigua. Hay otra Terma más moderna muy cerca a aquella y junto al río. El río en esta parte está domesticado y en su centro (casi una piscina) una columna de agua sube con fuerza muy a lo alto produciendo al caer una cabellera de gotas al trasluz. Y un grifo con agua, de color naranja, parece suspendido en el aire. Si piensas venir hay buenos hoteles y alguna pensión en donde hospedarse.






Los troperos del Grupo Scout Camelot, cambiando el rumbo, fueron a las Termas de Alcafache mucho más cercanas en las que pudieron bañarse y se perdieron, nos parece, el ritmo gracioso de una pareja de cisnes que nadaban majestuosos junto al puente de las de San Pedro do Sul.




Te deseo un buen día.