martes, 31 de marzo de 2015

Sao Miguel - Sete Cidades

Hola a todos.
Sobre el mediodía tomamos el camino que nos iba a llevar a Sete Cidades. Sobre las montañas, cercanas, había nubes bajas lo que nos hizo pensar que íbamos a tener niebla en nuestro paseo. Así fue. La niebla se iba espesando según ascendíamos  y, en nuestro recorrido, a trechos, casi que no veíamos más que la cinta negra de la carretera con árboles fantasmales en las cunetas.

El joven Ruben, nuestro guía y chófer, resultó ser un agradable conversador a pesar de cierta deficiencia que tiene al hablar. Su español era bueno aunque se notaba la falta de práctica frecuente. Le preguntamos cientos de cosas y se afanaba en contestarnos poniendo todo su empeño a darnos en palabras todo el cariño que siente por su tierra. Al preguntarle el porqué del nombre de Sete Cidade quedó en contarnos una leyenda que lo aclarara, leyenda que quedó luego en esas cosas nunca dichas. Sí nos contó por el contrario que los nombres de Lago Verde y Lago Azul (nombres de un sólo lago con dos colores bien diferenciados) se debía a la leyenda de los amores desgraciados de la hija de un rey Atlante que habitaba por aquí...

En Sete Cidade pudimos ver casas de una sola planta (casas terreras) bien alineadas en medio de la bruma. La localidad, seguramente un barrio de Ponta Delgada, no sabemos si cuenta con iglesia, con supermercados, con cines o con gentes. Prácticamente las calles estaban vacías debido al frío y a las nubes bajas. Ruben nos llevó a un restaurante pequeño con mesas pequeñas y un mostrador en el que media docena de parroquianos compartieron con nosotros el espacio. Allí nos atendió amablemente una señora con una excelente comida que fue devorada mientras hablábamos del tiempo y de la flora que por ser islas de la Macaronesia compartíamos Azores y Canarias.




Al proseguir el viaje unas vacas se cruzaron en nuestro camino. Los lagos, el verde y el azul, tan sólo los pudimos entrever. La sensación era sin embargo agradable viendo la orilla a nuestro alcance y como la bruma intensa hacía de línea del horizonte unos metros más adelante. Lagos que podían ser un mar en medio de las montañas. Orilla con mucha vegetación, con mucho verde, y con los árboles sin hojas (por el invierno) que se nos aparecían cual fantasmas. Dos hombres, con ropa reflectante, trabajaban poniendo guapas a las plantas para nuestro deleite...








Te deseo un buen día.

jueves, 26 de marzo de 2015

Sao Miguel - Un paseo en compañia

Hola a todos.

Ruben llegó puntual a la hora prevista, a las nueve de la mañana. Se presentó: era nuestro guía primero para las excursiones concertada y nos iba a llevar a Sete Cidades donde los lagos esperaban por nuestra visita. “Primero daremos un paseo por Ponta Delgada -nos invitó Ruben- para que la conozcan un poco”, y, claro está, así hicimos. Para ello nos llevó en su minibús hacia la cercana avenida marítima de la que recorrimos un trecho hasta que quedó el vehículo aparcado en una calle empinada en la que sobre una plaza en alto vimos la iglesia de Sao Pedro. En el recorrido habíamos visto anteriormente a nuestra izquierda, de día, la de Sao Sebastiao, que había sido nuestro fanal de luz la tarde-noche de nuestra llegada.


A pie recorrimos luego la avenida marítima. Bajamos hasta los muelles y vimos barcos pequeños variados, uno de color negro que ofertaba la navegación para avistar ballenas. Habia por aquí muchos locales que nos ofertaban restauración y otras cosas. Vimos la terminal marítima que recibe y despide a quienes llegan o salen por mar y a los cruceristas que con regularidad llegan a alterar la vida de la pequeña urbe.

















Nuevamente en la avenida nos llamó la atención una tartana tirada por un caballo. Nos acercamos a la Puerta de Entrada a la Ciudad, compuesta por tres arcos y columnas,
restos de la antigua muralla. Como restos de ésta son también el castillo que en tiempos sirvió para repeler ataques de piratas. Hoy el Castillo tiene una obra escultórica, en alto relieve, en recuerdo de los caídos de la isla en la Gran Guerra, en 1914 a 1918, y en recuerdo asimismo de los marineros. Enfrente del castillo otro grupo escultórico, padres jóvenes con un niño pequeño, recuerda a los emigrantes.

Junto a éstos una plaza de planta cuadrada con un kiosko de la música alberga en dos de sus lados sendas iglesias: la de Sao José y la del Santo Cristo de los Milagros que, nos dicen, tiene un importante tesoro. En el mes de mayo, nos dice Ruben, en las fiestas principales de la isla en mayo, sacan la imagen del Santo Cristo a la plaza y alrededor de ésta muchos fieles pagan promesas o le piden favores caminando sobre sus rodillas.

Por aquí cerca están el teatro micaelense y la fábrica de cerveza Melo y Abreu, muestra de las pocas industrias conque cuenta Sao Miguel . Luego siguiendo este paseo acompañado por el joven guía estuvimos en el parque municipal Antonio Borges en el que grandes árboles nos dieron la bienvenida y poco a poco comenzamos el regreso hasta el coche caminando despacio por calles estrechas, plazas recoletas y algún que otro jardín que nos acompañaban en la quietud de la soleada mañana.



Te deseo un buen día.  

viernes, 20 de marzo de 2015

Sao Miguel - Agradecidos.

Hola a todos.
Habíamos ido ilusionados y hemos vuelto agradecidos. Agradecidos a Dios, a la madre Naturaleza y al Hombre, porque está claro que el Padre Celestial se ha conjurado con estas sus dos obras maestras para conseguir tener en la Tierra semejante paraíso: Sao Miguel, isla de las Azores.

Partimos del aeropuerto de Gran Canaria, al que durante un tiempo llamábamos Aeropuerto de Gando, y al poco por las ventanillas pudimos ver, suspendidas por encima de las aguas del Atlántico Norte, unas nubes pequeñas, esponjosas y blancas, en gran número, que nos hacían pensar en las ovejas que esperábamos encontrar en Sao Miguel. No fue así. No había ovejas (al menos no vimos ninguna) pero sí pudimos ver vacas y más vacas, vacas a montones, vacas lecheras blancas y negras y moteadas que pastaban, que comían o que rumiaban, que estaban de pie o echadas en medio de verdes prados por todos los sitios de la isla, por los que, con total amabilidad, nos llevaron, primero Ruben y luego Evaristo. (*) El paisaje era bucólico; podríamos decir que estábamos en la Arcadia feliz. Y lo estábamos, seguro que sí.


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Habíamos llegado cuando la tarde se iba poniendo y tras dejar las cosas en el hotel (Sao Miguel Park Hotel), y descansar algo, fuimos en busca de nuestras primeras impresiones por Ponta Delgada. La tarde-noche era obscura y fría. "Pueden ir andando sin cuidado" -nos habían dicho en recepción- "aquí no hay problemas"; así que por una calle estrecha y casi sin coches nos encaminamos a lo que para nosotros era una luz de bienvenida. Era la torre de la iglesia matriz de Sao Sebastiao que veíamos allá abajo y que tomamos como referencia para situarnos en la ciudad casi desierta, debido seguramente, al viento frío que nos acompañaba.




Eran tan sólo las ocho de la tarde; (una hora menos que en Canarias) y en la noche obscura la luz de la iglesia por sus cuatro costados era de agradecer. Queríamos cenar y estábamos desorientados; entonces, un buen samaritano (un viandante al que preguntamos por un sitio bueno) nos acompañó hasta La Tasca, pequeño y gran restaurante, que iba a ser nuestra bendición. Restaurante sencillo con mesas cuadradas para cuatro o para ocho comensales y otras circulares para diez o doce. Nos sentamos en una de éstas y la suerte nos deparó conversación y fugaz amistad con quienes compartieron mantel y cubiertos con nosotros: un portugués joven y un alemán algo más joven aún con quienes nos entendimos bien pues el primero hablaba un excelente español. Oyéndoles, llegamos a una conclusión que le hicimos saber. Eran ellos una representación de la nueva juventud europea que se mueve por el Viejo Continente, que buscan y encuentran trabajo -si tienen suerte- en empresas multinacionales, que hacen amistades a pesar de tener diferentes nacionalidades y que al estar lejos de sus hogares comparten unos ratos de asueto con quienes se tercie en las frías noches de una isla situada en medio de la inmensidad del mar.

La cena, damos fe de ello, fue, por tantos motivos, excelente.


Te deseo un buen día.

lunes, 9 de marzo de 2015

Sao Miguel - Ilusionados

Hola a todos.
Ilusionados; mi mujer y yo estamos la mar de ilusionados por un nuevo viaje. Éste tiene como destino Sao Miguel que es una de las islas Azores, que como ustedes saben forman parte, al igual que las Canarias, de la Macaronesia. Estaremos una semanita y ya hemos estado buscando información para ver que cosas buenas encontraremos. De las malas ni hablamos para no despertarlas, aunque podríamos decir que en Sao Miguel llueve un día sí y otro también lo que tiene dos caras. La una que tendremos que estar posiblemente con chubasqueros y paraguas, la otra que la isla es verde, guapa y bonita.

Al ser de la Macaronesia, al igual que Madeira y Cabo Verde las Azores tienen mucho de la flora de Canarias. No sé si también de la fauna. Lo que sí sabemos ya es que por los mares de estas islas, que saben ustedes están en el Atlántico Norte, pasan muchas ballenas que con suerte pueden verse. Para ello habrá que montar en barco y no sé, no sé, si nos atreveremos. Dios dirá. 

Sao Miguel es más pequeña que Gran Canaria (que mi isla): 747 km2, por 1560; tiene menor altitud pues Gran Canaria cuenta con 1949 metros en el Pico de las Nieves y Sao Miguel tan sólo 940 en la Sierra de Água de Pau. En cuanto a la población también hay una notable diferencia: 850.000 habitantes en 2011 para la isla canaria y 129.000 para la isla azoriana en 2001.

Vamos pues a encontrar otra isla en la que nos encontraremos seguramente en el paraíso que era la Gran Canaria de mitad del siglo pasado. Nos veremos transportados a un lugar sin prisas, amable, y con pocos coches. Al menos es lo que esperamos. No tiene la isla playas sino que todo es monte y calas. Encontraremos seguramente bosques termófilos, el tabaibal y el cardonal, la laurisilva y el fayal- brezal propio del monte húmedo. Si no los encontráramos, encontraremos otros que nos darán la ocasión de ver plantas nuevas.

Tenemos contratadas tres excursiones que nos prometen lo mejor: lagos y aguas termales en el interior de la pequeña isla y un recorrido por el nordeste de ella. De la capital, Ponta Delgada, hemos leído que cuenta con una magnifica avenida marítima con estupendas tiendas. Ya habrá tiempo de hablar de ella, y de ellas, a la vuelta. 

Por lo pronto, mañana a volar. A una isla nueva para nosotros con la ilusión que nos acompaña.

(Fotografía tomada de Google)

Te deseo un buen día.


       

    lunes, 2 de marzo de 2015

    Lecturas

    Hola a todos.
    Leí en febrero pasado la novela de Galdós que tiene por título Doña Perfecta que fue la primera de sus novelas sociales. Al acabarla y por una indirecta cita que hace mención a Vetusta la contraportada del libro comencé la lectura de La Regenta de Leopoldo Alas "Clarín" que he dejado de momento en suspenso motivado por un viaje y que retomaré tan pronto pueda. La lectura completa de la primera y de un tercio de la segunda me permiten, creo, poder comentar lo que de agradable y de instructivo he encontrado en ambas.

    Galdós (1843/1920) y "Clarín" (1852/1901) son autores de la segunda mitad del XIX. Don Benito vivió una treintena de años más y ello le permitió -aparte de su gran creatividad- escribir mucho más que el autor de La Regenta, siendo ésta su principal novela. Los dos vivieron en la España secular en donde primaba una desafortunada política unida a un mundo rural en el que la Ilustración había pasado como de tapadillo manteniendo a las gentes, para todo o casi todo, unida a la Iglesia. No es extraño por tanto que las dos novelas tengan como protagonistas secundarios a sendas catedrales y a los personajes que se mueven por ellas.

    Galdós y Clarín, como si se hubiesen puesto de acuerdo, crearon dos lugares imaginarios para que sus personajes vivan, amen y odien. Clarín creó Vetusta, una ciudad vieja más que antigua, y Galdós, Orbajosa, ciudad episcopal, antigua más que vieja. En ambas las gentes viven aferradas al pasado sin dejar un resquicio por donde pueda entrar aires nuevos. Así, Pepe Rey, arquitecto que llega de Madrid a Orbajosa (ciudad de los ajos) para casarse con la sobrina de Doña Perfecta y que trae ideas renovadoras, va cayendo poco a poco en la tela de araña que éstale tejeda y del canónigo, y de la madre de un petimetre que quiere a Rosario para su hijo. Por otro lado podemos ver en Vetusta a La Regenta casada con un señor que cuenta con muchos más años que ella y que prefiere ir a la captura de pájaros con Frígilis, su amigo, en lugar de acostarse con su mujer, y así vemos a ésta que se debate entre sus sentimientos, que cuenta en confesión al Magistral, y el asedio que sufre por parte de caballeros que cuentan a las mujeres como trofeos de caza.

    Clarín escribió una novela algo larga. En sus páginas vemos retratados con todo lujo de detalles a sus personajes, a las situaciones que nos cuenta y a los sentimientos más íntimos de aquellos. Galdós nos dejó una novela más corta y plantea desde un principio, sin demora, el tema que nos propone. Ambos nos dieron como protagonistas a la mujer. Con ellos, las vemos desde distintos ángulos, y con ellos nos enamoramos de las dos a la vez.

    Te deseo un feliz día.