viernes, 9 de octubre de 2015

Ibiza - capital

Hola a todos.
Aún con los calores del estío y ya instalados en este otoño de superluna llena y eclipse, intentaré seguir volcando en este nuestro blog algunas de las experiencias de los viajes inolvidables disfrutado en este año. Había dejado como último comentario nuestras impresiones sobre Dalt Vila, la parte amurallada de Ibiza que nos encantó. Y habíamos dejado injustamente sin hablar sobre otros rincones de la capital de la isla (Ibiza, Eivissa, Vila) por donde nuestros pasos nos llevaron, en gratas caminatas, admirando una ciudad no muy grande abierta al mar.

No es muy grande la ciudad y tampoco, según vemos, tiene edificios notables que destacar. Ya hemos dicho que la catedral está arriba en Dalt Vila y nos parece que no hay en la zona baja otros edificios emblemáticos ni tampoco muchos monumentos. De estos, el que más destaca es el dedicado a Vara de Rey, insigne militar que se distinguió en Cuba, nacido en Ibiza, y que tiene su escultura, grande y esbelta, montado a caballo y con la espada desenvainada en su mano diestra. Es un bonito conjunto, el que forman monumento y plaza, que sin duda es el centro de la ciudad.






Hay otras esculturas que nos llamaron la atención. En la entrada a los muelles, un marinero agarrando fuertemente el timón; más allá, una pareja de niños manteniendo unas bolas con las que juegan; en un parque, encontramos un conjunto que es un canto a la paz pues esta palabra está por aquí y por allá en no menos de cien idiomas diferentes.



En uno de los extremos de la ciudad, por donde se encuentra el Club Náutico encontramos otras esculturas. Estas de galgos y una de una mano grande, grande, con los dedos abiertos hacia el cielo, que no sabemos lo que significa.




Iglesias, fuentes, calles y avenidas bien dispuestas para el paseo. Rincones y plazas con terrazas en las que reponer fuerzas, y, cerca de la bahía en donde los barcos zarpan hacia cualquier destino, el conjunto de callejuelas con tiendas que son un primer con la ropa y los recuerdos de Ibiza, ciudad acogedora.





Te deseo un buen día.

miércoles, 15 de julio de 2015

Ibiza - Dalt Vila

Hola a todos.
Ibiza tiene una perla engarzada entre murallas, gema que se ofrece al visitante para su contemplación y disfrute. Está sobre una loma o pequeña montaña desde la que se divisa la bahía. Es Dalt Vila, o sea la parte alta de la ciudad. Se puede ascender a ella en coche, cuyo uso está limitado por lo que hay que olvidarse de ellos, o bien en el mejor de los casos, con "el coche de san Fernando, ratito a pie y ratito andando". Nosotros nos decidimos por el paseo y subimos recreándonos en cada vuelta del camino, en cada uno de sus rincones confortados por sus casas blancas, las murallas y las vistas que íbamos dejando atrás con todo ello arropado por la quietud y el silencio.




No eran muchos los visitantes; algunos seguían nuestro camino y otros se cruzaban con nosotros con un caminar pausado. No hay prisas, nadie nos atosiga y parece que el tiempo no ha de faltarnos. Así vamos admirando las altas murallas que leemos son renacentistas aunque hay restos muy anteriores que se nos muestran. Junto a las murallas vemos una poca vegetación, unas palmeras que tratan de abrirse camino hacia el cielo y un gato tumbado busca la sombra del mediodía cercano.





Arriba nos esperaba la Catedral de Santa María, pequeña y encantadora, bonita por fuera y agradable en su interior... en su pequeñez. La imagen, preciosa imagen de la Virgen María, está entre columnas, (en un tabernáculo tal vez) sosteniendo al niño en su mano izquierda. Su manto es blanco y azul y ambos, madree hijo, llevan coronas de realeza. Cerca de ellos, en la pared, pudimos ver un cuadro de autor no consignado de la Inmaculada; arriba en las paredes, pinturas con los pasos del recorrido de Cristo hacia el Calvario y otros con escenas de la vida de María. Al salir de la catedral debemos pararnos en el impresionando Jesús yacente colocado en una urna, que es un trono al Altísimo. Tras Él, una relación de caídos en la guerra civil española...  






La bajada de Dalt Vila la hicimos con un recorrido mayor que el de la subida encontrando por aquí un bello rincón, más allá una escultura en bronce o un escudo en piedra, acullá otra escultura -ésta en mármol- cuya cabeza cortada nos hablaba de antigüedad...

Te deseo un buen día.


lunes, 6 de julio de 2015

Ibiza - Formentera

"¡Ah! -dijo de pronto Nina- Mira, Zuf, mira.
Y mostró a Ben-Zuf la paloma que tenía en la mano.
En el ala izquierda del ave veíase con toda claridad la impresión 
de un sello húmedo, en el que se leía una sola palabra que 
expresaba lo que más interesaba saber: Formentera",
Hola a todos.

Estando en Ibiza aprovechamos cuanto viaje nos ofreció el Inserso, entre ellos el paseo a Formentera. Y fue este un viaje muy agradable tanto en la travesía como luego recorriendo la pequeña isla. Separa a las dos islas un brazo de mar que tardamos una media hora en cubrirlo. Atrás íbamos dejando a Ibiza o Eivisa o Vila que son los tres nombres con que se ha conocido la isla principal, según nos dicen. Desde el mar veíamos Dalt Vila, arriba en el promontorio, en donde habíamos estado días antes, que se iba quedando pequeña en la lejanía.



La proa iba enfilando Formentera que se nos aparecía como una línea de tierra baja en el horizonte. Ya cerca, pudimos distinguir el muelle, en el que íbamos a atracar, con su pequeño faro. Al llegar nos llevaron -ahí, al ladito- a la capital que lleva por nombre San Francisco Javier. Un pueblo pequeño en donde se encuentra la iglesia al santo patrón y el Ayuntamiento de la isla y en donde estuvimos deambulando por la calle principal en la que un par de terrazas nos invitaban a tomar el clásico cortado y una tienda de souvenirs con nombre de mariposa nos llamaba para comprar recuerdos.



La isla a vista de pájaro tiene la forma de un hueso de animal antediluviano, estrecha en su parte central como si un istmo uniera las partes más anchas que quedan a naciente y a poniente. Dejando atrás la capital, nos fuimos hacia el este, hacia El Faro de la Mola como supimos después. Está el faro sobre un acantilado no muy alto -120 metros- que parece ser la altura mayor de la isla. Allí encontramos el blanco faro rodeado de un muro y también nos dimos casi de bruces con un monolito y placa en memoria de Julio Verne.

Preguntado nuestro guía (joven alemán que reside en Formentera desde hace una veintena de años) nos aclara que el escritor nombra a Formentera en su novela "Héctor Servadac" o "Viajes y aventuras a través del mundo solar", que con ambos nombres se la conoce. Junto al acantilado, de cara al monolito, nos fotografíamos. Tiempo vendría después (ahora) para la lectura de la interesante novela que hemos adquiridos en Amazón. Leemos: "El yu-yu chocó, al fin, contra las primeras rocas. El islote sólo tenía medio kilómetro de circunferencia, siendo él el único vestigio que existía de Formentera y del archipiélago de Baleares".





Algo más que un islote encontramos nosotros y en la isla seguimos con nuestra excursión del día. Nos llevaron a almorzar y luego, pasando por su parte más estrecha que tiene tan sólo dos kilómetros, al lado poniente de la isla no sin antes parar junto al mar en donde tomamos un delicioso helado recreándonos con la vista de los cobertizos rudimentarios para las barcas de los pescadores.


Volvemos a Ibiza y en el barco, un salvavidas, nos quiso recordar, como por casualidad, el nombre de la isla en la que hemos estado, Formentera, y el nombre de nuestra ciudad natal: Las Palmas de Gran Canaria.

Te deseamos un buen día.


lunes, 25 de mayo de 2015

Ibiza - Pueblos

Hola a todos.
Partimos de excursión hacia el centro y norte de la isla. Visitamos tres pueblos. Ya habíamos advertido que las distintas localidades en Ibiza tienen nombres de santos o santas... y apellidos, así que no nos extrañó el saber que íbamos a Santa Gertrudis de Fruitera, a Sant Miquel de Balansat y a Santa Eularia des Riu habiendo pasado, para iniciar el viaje, por Sant Antoni de Portmany. Estupendo -nos dijimos- los santos están con nosotros y partimos deseosos de conocer las cosas variopintas y curiosas que íbamos a encontrar por donde fuéramos.

En San Antoni volvimos a ver de pasada el famoso huevo de Colón. Supimos que era de él porque en una abertura rectangular que tenía por donde debía estar su centro había una nave (carabela o nao) de las que acompañaron al Almirante en su viaje del Descubrimiento. No pudimos determinar si era la Niña, la Pinta o la Santa María pero si pudimos apreciar que la nave y el huevo en su conjunto hacían bonito en la rotonda.


En Santa Gertrudis encontramos una casa típica antigua. Las casas ibicencas son de una simplicidad encomiable. Al construirlas, la familia comienza con un cubo: cuatro paredes, suelo, y techo (con ligero desnivel para llevar el agua de lluvia al aljibe) y ahí se mete. Si la familia crece, un nuevo cubo se une al anterior y luego otro y otro si se hace necesario. Las casas (casi todas) van pintadas de blanco. Son una monada que no rompen el paisaje y son cómodas pues entre cubo y cubo va quedando un pequeño espacio que se acondiciona para patio-jardín.



También encontramos a un señor obispo con el pecho abierto seguramente para que los diocesanos pudieran entrar en su corazón.


En Sant Miquel pudimos ver unos olivos centenarios y un café y hotel del que nos llamó la atención su nombre: El guiri café. Es un pueblo al parecer muy frecuentado por turistas y de ahí el nombre. Tiene una sencilla iglesia blanca a la que un cura de hierro en la puerta parece invitar a entrar.
 



Santa Eularia está en la costa. Estuvimos en esta bonita localidad un buen rato esperando la hora del almuerzo. Tiene una calle principal (un bulevar, diríamos) en ligera pendiente que va desde el Ayuntamiento hasta la avenida de la playa. En el bulevard una fuente, y en la fuente unn "Fameliar Jugant" que según leemos en una placa "es un duende propio de Santa Eularia des Riu, capaz de grandes trabajos pero con apetito enorme... que le traerá suerte". No llegamos a saber a que apetito se refiere la inscripción pero de lo que quedamos convencidos es de que tiene unos atributos enormes el bicho...



También encontramos otros animales más comedidos: una familia canina que se solazaba al sol del mediodía justo en la confluencia del bulevar con la avenida.




Almorzamos en un restaurante junto al mar en una pequeña cala. Luego fuimos a un mercadillo hippy. Pero esta es ya otra historia.

Te deseo un buen día.


viernes, 15 de mayo de 2015

Ibiza - Isla recortada

Hola a todos.
La costa en Ibiza se nos presenta recortada como un encaje de novia sobre el azul del mar. Lo apreciamos a poco de nuestra llegada a la isla pero fue desde el avión, cuando volvíamos a casa, que pudimos ver sus entrantes y sus salientes allá abajo mientras el avión remontaba el vuelo. El recorte de sus costas y las montañas de poca altura (más bien colinas) son los distintivos de esta isla a la que habíamos llegado para unas cortas vacaciones con el Imserso. 
De hecho, quedamos instalados en el hotel Pinet en la cala que lleva el mismo nombre: Cala Pinet con una pequeña playa, un embarcadero y un chiringuito con sombrillas hechas con pencas de palmeras en el que faltaba un buen café. Si tenían para servir un rico licor ibicenco, de esos que decimos son digestivos... una delicia al paladar pues lo servían en un pequeñín vaso frío (con escarcha) que mantenía el dulzor y la fragancia del espirituoso brebaje. 



Desde aquí, desde el pequeño embarcadero, partimos el último día de nuestra estancia en la isla para, en un excursión de tres horas, ver desde fuera -desde el mar- sus costas a las que nos acercaban para luego retroceder de cada cala, de cada promontorio, de cada bahía, ensenada, cabo, cueva o islote, que encontrábamos en nuestro navegar, mientras las gaviotas alborozadas acompañaban nuestro alborozo de veterana gente que fuéramos de mar. 








Te deseo un buen día.