jueves, 4 de septiembre de 2014

Don Chano Corvo

Hola a todos.
De los libros que he tenido la oportunidad de leer en estos meses de verano tomo uno que me parece de lo más interesante para comentarlo con ustedes. Su título es Don Chano Corvo. Crónica de un jardinero y su jardín, y fue escrito por el grancanario, gran amante de su tierra, que fuera don José Miguel Alzola. En un pequeño tomo de no muchas páginas se nos desgrana la vida de don Chano con sus aventuras y desventuras, sus ganancias y sus pérdidas, tal como si fuese una novela romántica. En sus ganancias nos encontramos con el amor correspondido hacia una muchacha, casi una niña. En las pérdidas, la muerte de ella a temprana edad por una enfermedad de aquellos años ya remotos en que ni habían médicos adecuados en la isla para tratarla ni medicinas que curaran sus males. Para mitigar en algo el dolor de tan lacerante pérdida va don Chano a varias ciudades europeas importantes y en éstas ve con asombro y agrado unos maravillosos jardines botánicos. Entonces a él, fiel enamorado igualmente de las plantas gracias a un mentor que tuvo de niño, le entran anhelos de convertir un pequeño terreno que había heredado, en los altos de Moya (yendo hacia Fontanales), en un jardín con ciento de árboles traídos de aquellos países. Y se pone con todo entusiasmo a la labor prefiriendo la vida en la casa de campo en su jardín que la vida urbana en la calle de la Peregrina en donde sus padres tenían un próspero negocio: una tienda con artículos miles demandados por los ciudadanos de la pequeña ciudad que era entonces Las Palmas. En su Jardín de Corvo llegó a tener don Chano una nueva ganancia espiritual. Y allí, tras un tiempo de 'conocer' a una mujer con la que soslayaba los problemas de abstinencia de su soltería, (y con quien su madre de él no quería que se casara) casa al morir la madre con ella cuando ésta quedó en estado de quien sería una hermosa niña. Y nace la hija de don Chano Corvo que es la alegría de la casa como nueva ganancia para él. Y viene nuevamente la parca y se lleva a la criatura, sumiéndole nuevamente en la negrura de una nueva irreparable pérdida, cuando la hija de sus amores era aún una niña. Ganancias y pérdidas; alegrías y penas; aventuras y desventuras de una vida real que se lee con interés y con dulzura.

Te deseo un buen día.

PD: Por si te interesaras, puedes comprar el libro en e-book por 5€ en la Librería del Cabildo de Gran Canaria.
http://www.libroscanarios.org/

viernes, 18 de julio de 2014

Una letra de canción

Hola a todos.
Con frecuencia viene a mi cabeza una letra de canción cualquiera y me veo cantando o tarareando por ello, casi de continuo, toda suerte de melodías. Tengo yo para mí que incluso en sueños me ocurre. Bien es cierto que no hay una canción que me la sepa de corrido, en su totalidad, son más bien partes que con suerte se convierte en entera con ayuda de internet. Hay una letra de canción que se me resiste y que por ello, seguramente, me viene con insistencia. Habla de amor, de dolor y de tristeza. De un pobre clown viejo y enamorado. Y como sabemos que en toda historia en que aparezca un amor desgraciado la desgracia nunca viene sola, por ello, yo no consigo completar esta letra que me atormenta.

Aquí se las doy a ustedes. Quizás la conozcan y puedan ayudarme en mi empeño. La música -preciosa música- es de la película Candilejas del gran Charlot. ¿Podrán ayudarme? ¿Querrás ayudarme?


Una historia triste sucedió
que un pobre payaso la inspiró,
mientras que una bailarina
danza sin cesar
el corazón del viejo clown
rompe a llorar.

Con la faz pintada el noble clown
a la multitud hace reír,
pero dentro un corazón cansado de sufrir
se va agotando poco a poco
hasta morir.

Y el pobre payaso al fin murió
y con él su historia terminó
tararara rara, tarará rará…
como un recuerdo del amor
del triste clown

Te deseo un buen día.   

jueves, 10 de julio de 2014

Paseo en libro

Hola a todos.
Hemos iniciado un nuevo paseo, esta vez en un libro. El libro, una novela de Juan Cobos Wilkins, como si de un tren se tratara, nos lleva nuevamente por la sierra de Aracena en donde la tierra nos muestra su corazón. Así, el libro, la novela, tiene por título El corazón de la Tierra que nos hace presagiar un viaje hacia adentro, hacia las profundidades. Nos dieron razón del libro, de su existencia y de su idoneidad, en el paseo que hicimos alrededor de las minas de Ríotinto. Nuestra guía en el viaje nos habló de él cuando nos contó de la muerte de un centenar de mineros, asesinados por las fuerzas del Regimiento de Pavía llamadas por el gobernador civil de entonces de Huelva, cuando se manifestaban en una huelga por las condiciones ambientales de su trabajo que estaban enfermando a los mineros y a sus familiares. Estos luctuosos sucesos tuvieron lugar en 1888 cuando las minas estaban en explotación por la Ríotinto Company Limited, compañía fundada por un consorcio inglés.

Hemos iniciado el paseo pensando con aprensión en cuantas cosas negras nos vamos a encontrar y nos hemos encontrado -en lo que llevamos leído- con la bondad, con la ilusión y con los recuerdos. Las protagonistas de la novela (pues son dos), una inglesa, nieta de quien fuera médico inglés en las minas, llega a Rio Tinto en busca de una niña -entonces- a quien su abuelo nombraba en sus cuentos (Blanca o Hada) para que ésta -hoy mujer mayor- le cuente cosas de aquellos otros lejanos tiempos. Y de manos de Elizabeth, y de Blanca o Hada, nos vamos encontrando en el paseo con el paisaje, con las minas, y con el río:

"-Sí que existe, mi abuelo ha estado allí. Y me ha prometido que cuando sea mayor me llevará. Es un sitio que tiene el suelo del color de un pudín de frambuesa, pero es muy distinto porque es sangre, sangre que se ha secado y, después de muchos siglos, se volvió piedra y esas tierras las cruza un río que también es rojo y, como un camaleón, va cambiando de color según los paisajes que atraviesa..."

"-¿Y el suelo, esa tierra... como es?
"Ya lo había visto con sus ojos: rota la superficie, ímpudicamente puestas sus entrañas al descubierto, mostraba vetas azules, manchas violetas, tonalidades naranjas y grises, reflejos amarillos y negros".

"Un río rojo. Bermellón y violáceo. Azafranado en sus orillas. Sin peces. Sin adelfas, sin juncos, sin brizna alguna cercana a su cauce, sin canto de aves junto a sus aguas".




Dejando atrás los paisajes físicos, iremos adentrándonos, en nuestro paseo por el libro, en los recios paisajes humanos, pues recios son los mineros.

Te deseo un buen día.

lunes, 30 de junio de 2014

Paseo en Sevilla

A Francisco Espada. 
Para que los dolores se olviden de visitarle.

Hola a todos.
Nuestra estancia en Sevilla fue breve, de solo unos días, pero nos deparó oportunidades impagables de pasear por la ciudad en unos recorridos sin rumbo. Estábamos alojados en el hotel Giralda en la calle Sierra Nevada en un lugar que por céntrico era apropiado a nuestros deseos. A unos pocos pasos, todo. Teníamos los magníficos Jardines de Murillo y el coqueto Barrio de Santa Cruz como pasos obligados a sitios más distantes. En los Jardines nos parábamos a ver los grandes árboles, altos y distinguidos, mientras con paso lento íbamos por en medio de sus cuidados parterres. En el Barrio cruzábamos por sus calles estrechas recuerdos de épocas pasadas entre casas con comercios y bares y alguna que otra mezquita. Un día, sin buscarla dimos con la plaza pequeña y encantadora de la Santa Cruz y admiramos su cruz de hierro forjado en su pedestal. Otro día, mejor otra noche, nos acercamos a escuchar cantaores del más puro flamenco...

El Barrio nos llevaba a la Giralda y a la Catedral, monumentos religiosos de piedra labrada, amplios y elegantes. Los vimos solo por fuera y también por fuera estuvimos calculando lo inmenso que debe ser los Alcázares Reales. Los Jardines nos acercaban al Guadalquivir por donde la Torre del Oro que con su Museo Naval nos invitaba a subir a todo lo alto. Y a la Puerta de Jerez y a la Plaza de España. Dimos un día un paseo por el río en un barco fluvial que nos llevó abajo y arriba permitiéndonos ver las dos riberas con sus casas y palacios y, sobresaliendo por sobre todo, una torre nueva que ha resultado conflictiva por ser mucho más alta que la emblemática Giralda: la Torre Pelli.

Tuvimos calor en Sevilla. Y el calor nos dio por ir a la Maestranza a un bello desfile de carruajes con bríosos caballos que previamente habíamos visto en las calles en una majestuosa muestra de bien hacer y bien estar de damas y jinetes. Incluso volvimos a la Maestranza para 'gozar' de una corrida de toros (los pobres animales nos perdonen) de la que salimos sin terminar... Es, a fe nuestra, un preciosos espectáculo lleno de arte... que debiera desaparecer por siempre jamás.

Si calor padecimos (41º en una ocasión por el puente que nos llevaba al Barrio de Triana), calor gozamos por contra cuando nos vimos con nuestro buen amigo Francisco Espada. Calor humano que desprende la figura de Francisco que es amigo nuestro de la 'red' porque con su blog "En días de aplomo" nos obsequia casi a diario con sentidas poesías y otros apuntes en prosa. Vive Francisco Espada por donde se encuentra la basílica de Jesús del Gran Poder. Visitamos el templo y rezamos al Cristo en una mañana. Al día siguiente nos vimos en la Alameda de Santiago, cercana a la iglesia basílica, y como era de esperar nos dimos un caluroso abrazo previo al cortado y a la charla que compartimos.




 










Te deseo un buen día.

sábado, 21 de junio de 2014

Paseo en Matalascañas

Hola a todos.
Estuvimos alojados nueve noches en el hotel Carabela de Matalascañas en el viaje que hicimos con el IMSERSO. Tuvimos en esas noches actividades varias, para regocijo nuestro, en las que no faltaba el baile con el que los mayores dábamos cuenta de nuestras habilidades a lo Ginger Roger. De día, entre excursión y excursión, nos quedaba tiempo para el paseo por la localidad. Es Matalascañas una localidad de segundas viviendas o al menos esa fue nuestra impresión. Estábamos a finales de abril y veíamos como la mayoría de las casas (chalets o bungalows blancos con jardín) estaban cerradas a cal y canto, aunque eso sí, muy bien cuidadas. Entre tanta casa pequeña, unos hoteles y un campo de golf hablaban de un sector dedicado al turismo.

El día de nuestra llegada, tras el almuerzo, nos fuimos a dar el primer paseo en un trenecito abierto y pintado con vivos colores a recorrer el pueblo. Fue en el único paseo en que estuvimos en la playa que en nuestra visita se nos mostró hermosa aunque con nubes grises y mar alborotada por el viento. La playa es grande, larga, de arenas rubias con unos chiringuitos en los que debe ser una delicia el pescaíto fresco del lugar. Con el tren, llevado por un andaluz dicharachero y con buena música, recorrimos buena parte de la localidad y fuimos viendo rincones y espacios para pasear y ver con más detenimiento. Así apreciamos que cuenta Matalascañas con dos iglesias, un mercado, una "plaza para novilladas" según nos dijo nuestro guía con sorna refiriéndose a un depósito grande de agua, y una buena colección de esculturas urbanas.

Las esculturas eran variadas y estaban la mayoría en rotondas de la avenida principal. Pudimos ver en ellas pequeños ciervos, unos delfines, algunos toros (junto a la "plaza"), un menhir que nos habla de la antigüedad del lugar, un globo terráqueo y un sol poniente, y seres mitológicos junto a otras obras más prosaicas como un cañón y un ancla y un barco... y otras cosas que recuerdan que es pueblo agrícola y que linda con Doñana t que está juntito al mar.















Te deseo un buen día.

   

domingo, 15 de junio de 2014

Paseo en Portugal

Nos dicen  que hasta no hace mucho había que cruzar el Guadiana en barco desde Ayamonte a Vila Real  para pasar de España a Portugal. Eso era antes de la Expo del Descubrimiento en Sevilla en el año 1992, pues para este acontecimiento hicieron (o arreglaron) la autopista y el puente por el que nosotros ahora nos adentramos en Portugal. Lo hicieron, nos dicen, para que los turistas ingleses y otros que vienen al Algarve pudiesen ir a la Expo en un viaje de horas. Atrás hemos dejado nosotros la enorme planta petroquímica de Huelva y los cultivos de fresas y de otros frutos que en tierras onubenses vemos por todas partes. Nos dicen (perdonen la redundancia)  que incluso cultivan la naranja valenciana (auténtica naranja valenciana que aquí trajeron quienes capital tenían aprovechando las condiciones climáticas y que desde aquí exportan con tal denominación de origen).

Quizás por esta falta de terrenos cultivados en Portugal la tierra nos pareció otra cosa, así como otra era la percepción que teníamos de sus pueblos. La carretera pasaba entre hileras de casas a derecha e izquierda sin tropezarnos con mansiones de lujo. Paramos en un pueblo junto a una ría. Unos mariscadores trataban de encontrar lapas u otros manjares del mar. Su nombre no nos viene a la memoria. Pudiera ser Tavira. Era un lugar bonito y tranquilo en el que, para no perder las buenas costumbres, nos tomamos el consabido 'cortado'. Junto a la ría deambulamos por una plaza armónica con un pequeño parque en el que un templete esperaba la banda de música. Luego, con el grupo, recorrimos calles cómodas y bien cuidadas en las que la falta de coches nos permitían pasear sin agobios. Visitamos un par de iglesias muy juntas. En una, la iglesia de Santa María do Castelo, si no recordamos mal, no nos dejaban hacer fotografías. Así y todo pude obtener una de un cuadro de la Virgen que nos gustó y que nos trajimos para el recuerdo.
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Nuestro destino era Faro que es la capital del Algarve portugués. El día de calor y la hora no nos animaba mucho en el paseo. Visitamos la catedral y un patio contiguo en el que se abría una pequeña capilla. También admiramos el Ayuntamiento, la plaza y las casas de los alrededores de color blanco. Luego nos fuimos a la bahía que es grande y es agradable a la vista. En el mar unas barcas y junto a nosotros unas vías por las que pasó majestuoso un tren moderno con cuatro vagones.









De regreso nos fuimos a Vila Real de San Antonio, frente por frente a Ayamonte. El Guadiana pasaba lento y nos invitaba a cruzar la frontera. Resistimos la tentación (que remedio) y nos encaminamos al restaurante para el almuerzo típico. De primero bacalao al zoulo, parecido a la vista, que no al gusto, con un plato de arroz. Luego bajo un calor de aúpa recorrimos las calles admirando escaparates y puestos callejeros, y comprando a buen precio algunas de las cosas que de forma manual posiblemente fabrican aquí. Desde lo alto, altiva encima de una chimenea en donde había construido su nido, una cigüeña parecía querernos controlar.



Te deseo un buen día.




martes, 3 de junio de 2014

Paseo en la sierra

Hola a todos.
A quien por vez primera viaje por la Andalucía occidental pudiera parecerle como a nosotros estar en una zona del planeta Tierra totalmente plana. Quienes circulen por la carretera que nos lleva desde Cádiz o desde Sevilla a Matalascañas verá, a un lado y a otro, llanuras al parecer sin fin. Bien es cierto que allá a lo lejos se pueden ver como unas sombras que pudieran ser montañas o colinas pero la carretera pero la carretera por la que vamos será sin cuestas ni cambios de rasante alguno. Por ello no es raro que nos sorprendiera encontrarnos un día, en una excursión, en la sierra. En las sierras, diríamos mejor, pues estuvimos en la de Aracena y en la de Andévalo.









Sierras que no tienen alturas de consideración. Más bien son montañas suaves, torneadas, que vamos dejando atrás al igual que vamos dejando los pueblos por los que pasamos. En uno paramos a tomar café en un estupendo centro para mayores con bastante gente para la hora mañanera en que lo visitamos. En otro estuvimos en una fábrica de embutidos de nombre Jabugo que pudiera ser -no lo sabemos- el nombre del pueblo en que estaba y en cuya fábrica, tras la explicación y el picoteo pudimos comprar exquisitos recuerdos. Muy cerca encontramos en otro pueblo la Gruta de las Maravillas; maravillosa gruta trabajada por la naturaleza en miles de años, gota a gota de carbonato calcico en disolución, formando increíbles esculturas de estalactitas y estalagmitas a las que no pudimos fotografiar. Y por aquí visitamos (desde fuera) las minas de RíoTinto que resulta ser un espectáculo grandioso en el que se ha unido el buen hacer de la madre naturaleza con la mano del hombre que la moldea.





De las minas, de estas minas a cielo abierto que ya estuvieron en explotación en la época de los tartesos no sabría decir que es lo más impactante: si su grandiosidad, pues es enorme; si su historia que se remonta a cuatro mil años (aquí tuvo lugar en el siglo XIX la primera huelga de trabajadores por motivos medio-ambientales, huelga que fue brutalmente saldada con la muerte de decenas de trabajadores); si los colores de las cortadas en los que vemos los restos de los minerales que aquí se han encontrado: oro, cobre y plata; si el color esmeralda del agua remansada, agua no apta para regadíos ni consumo; si las máquinas en desuso o si el silencio profundo de las minas, ahora paradas, solo roto por los coches que pasan por la carretera...
 
Te deseo un buen día.

domingo, 25 de mayo de 2014

Paseo en Jerez

Hola a todos.
En puridad nos podríamos hablar de paseo en Jerez. Nuestro paseo por la ciudad se limitó a un recorrido en guagua desde el lugar por el que entramos (veníamos de Sevilla) hasta nuestro destino que era la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre. Por el camino, desde las ventanillas del autobús al circular por la avenida, fuimos viendo en las rotondas unas esculturas que dan fe de la devoción de Jerez por los caballos. Esculturas y grupos escultóricos bellos que no pudimos fotografiar. Al final no nos importó esta imposibilidad porque gozamos con una alegría sin cuento con el espectáculo "Cómo bailan los caballos andaluces" en el que jinetes y cabalgaduras, dan muestras de una conjunción perfecta y, me atrevo a decir, acrobática. Pena fue (y es la única) que no nos permitieran hacer fotografías; si no hubiera hecho cientos, miles quizás, pues cada paso, cada escorzo, cada movimiento merecía la pena de ser inmortalizado. Claro que, bien mirado, ello nos permitió ver el espectáculo al completo de principio a fin sin el engorro de la cámara fotográfica. Y como queremos compartir contigo, querido lector, tales momentos te invitamos a ver este documental publicitario de la propia Escuela. Te gustará, sin duda, y te animará a intentar ver a estos inteligentes y elegantes caballos en directo. http://youtu.be/MfrjrQiRsrI

Luego nos fuimos a las bodegas González Byass y en éstas, con unos buenos vinos y un almuerzo en agradable compañía, quedó olvidada nuestra pena pequeñita.








Te deseo un buen día.