sábado, 31 de diciembre de 2011

Concierto de Año Nuevo

Hola a todos.
Tengo previsto ver mañana, día 1 del Año Nuevo, como en años anteriores, el concierto que una vez más nos ofrece la televisión y la radio pública. Seguro que ustedes también lo tendrán en sus agendas para este mágico día pues no en vano son muchos años ya que podemos disfrutar de la música de los Strauss con la Orquesta Filarmonica de Viena acompañada (en la tele) de los números de ballet que entre palacios elegantes y jardines preciosos nos son ofrecidos para nuestro deleite. Lo veré seguramente arrebujado en una manta para matar el frío que se mete en el cuerpo después de una noche de jolgorio despidiendo al caduco Año Viejo que se nos habrá ido.

Por si acaso llevaré conmigo una selección de las músicas de Johann Strauss II, de Josef Strauss y de Offfebach. Y los pasos etéreos del ballet y la voz melodiosa de la soprano. Las disfruté antier en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas en un concierto ofrecido por la joven Strauss Festival Orchestra. Joven orquesta con jóvenes músicos en los que era mayoría la presencia de lindas y jóvenes mujeres. Llevaré conmigo las polkas, los valses, las oberturas, las arias. El Klipp Klapp, el Tritsch Tratsch, el Can-can, los Cuentos de los Bosques de Viena, el Tren de las Delicias, las Voces de Primavera... estarán conmigo a poco que cierre los ojos. Y tendré preparadas las palmas para acompañar como se merece la alegre y divertida Marcha Radetsky.

Te invito a compartir el Concierto de Año Nuevo. Lo disfrutarás, estoy seguro.






Te deseo un buen día y un mejor año.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

Hola a todos.
Un cachito de turrón, unos trozos de jamón (mejor de pata negra), y unos dulces villancicos son de agradecer en estas entrañables fiestas navideñas. Ponle, por favor, el orden que quieras, y añade cuantas cosas te apetezcan: figuritas de mazapán, peladillas y piñones, truchas de batata, hojaldres, pastelillos de gloria o de yema...

¡Ah! Y no te olvides de los Nacimientos con el Misterio, los pastorcillos y sus ovejas, los Reyes y sus pajes... y los camellos sobre las dunas de amarillas arenas; el estanque y el río de papel plata con los patos nadando, el gallinero y los cerdos en sus pequeños establos que dan colorido a las tierras hechas con un poquito de serrín o de picón... y el fondo de papel pintado con las montañas en la lejanía.

Escribo con el gustillo aun en el cuerpo de un entrañable concierto de Navidad: siete villancicos cantados por la Coral de la iglesia de Santa Isabel de Hungría del barrio en que vivo. Personas mayores, no más de veinte, que ponen todo su empeño en dar lo mejor de sí mismas para que los villancicos suenen como cantados por los propios ángeles del Belén. En la misma iglesia y junto al nacimiento que fue bendecido por el párroco con la asistencia de un numeroso grupo de fieles.

Entre los villancicos no podían faltar algunos tradicionales como Noche de Paz y Adeste Fideles. Otros eran nuevos para mis oídos. Todos preciosos ¿cómo si no? Me gustaron dos: uno de Andalucía (me dijeron) con título Fuentecilla que Corres; el otro de autores grancanarios: Un Canto de Alcaraván.

Seguro que a ustedes también les gustará: Por ello te doy la letra del villancico canario y la música en youtube del andaluz.

Los gallos buscan al día y cruzan la lejanía,
un canto de alcaraván.
Niño, niño, niño ahí van.
Niño, niño, niño ahí van.

La luna se va ocultando entre sonar de panderos.
Al saltar vuelos ligeros de pájaros en las alturas,
Gloria a Dios en las alturas,
van cantando los arrieros.

Los gallos buscan al día y cruzan la lejanía,
un canto de alcaraván.

Suenan guitarras y timples bajo la luna y el agua.
Por esta tierra redonda, tierra de mi Gran Canaria,
Gloria a Dios en las alturas,
que el niño duerme tranquilo
en la cueva de Bentayga.

Los gallos buscan al día y cruzan la lejanía,
un canto de alcaraván.
Niño, niño, niño ahí van.
Niño, niño, niño ahí van.

(Letra de Néstor Álamo y música de Lothar Siemens)



Te deseo lo mejor en la Navidad y por siempre.

jueves, 15 de diciembre de 2011

"Zí señó"

Hola a todos.
A Francisco Espada, sevillano de pro.

Rafael Romero, conocido como "Alonso Quesada" en su producción literaria, nació en Las Palmas en 1886 y
vivió hasta 1925, año en que la parca -que se lleva a los mejores- decidió llevarlo tan joven consigo. Su producción, fecunda, pudo haberlo sido mucho más. Nos dejó varios libros de narrativa, algo de teatro, y preciosas poesías que se sitúan dentro de la lírica modernista española. Por aquello del trabajo para la Universidad estoy leyendo en estos días unos cuentos que bajo el título genérico de "Smoking-Room" publicó en un periódico hoy desaparecido en 1920. Justo hace un rato leía el que lleva por título "Una locura excéntrica". Comienza así:

"Aquel pobre inglés colonial se había vuelto loco por no poder reírse. ¿Qué era la risa? En Sevilla -él acababa de venir de Sevilla, de un viaje de negocio- la risa se desarrollaba en la cintura, veiasela correr por el pecho y la espalda y salir, después, por los labios como un estallido pirotécnico. El pobre Burke estaba asombrado con una risa tan graciosa. El también sentía otra risa como de recuerdos, que bullía en burbujas y a veces se le tumbaba en la memoria con un desenfado primitivo, ingenuo.

"Frente a los arenales africanos, pensaba en la risa española: le obsesionaba aquel modo cordial de la risa española. No se había dado cuenta, hasta entonces, de la maravillosa trascendencia de la alegría... Y se acordaba...

"Se acordaba. ¡Ah! Aquel títere tan pintoresco que decía "Zí señó". ¿No era esto, simplemente, la más sencilla veste* de la alegría? Él decía: Yes. Y luego comparaba: Zí señó... Y el recuerdo se agitaba, bullicioso, y sentía como un fuerte golpe en el fondo del cerebro. Era el recuerdo, que, muerto de risa, se caía de trasero sobre el piso de su chola. Pero nada más. La boca era un arca hermética...

"¡Inglaterra! -Claro está: un inglés podría reírse como otro hombre cualquiera, pero sin que se le viera su risa. Era como un sandwich su risa: un sabroso regalo nutritivo, entre dos paredes blanduchas, albas. El pobre Burke pensó que no podía sacar a flote la carcajada que daba saltos en su vientre. Todas las cosas alegres las comprendía. "Yes" que las comprendía. Pero no "si zeñó" como él lo ansiaba".

Leyéndolo, leyendo este cuento lleno de encantadora ironía hacia lo inglés (hacia la colonia inglesa que vivía en mi isla), que hace casi cien años llenaba los escritos de "Alonso Quesada", pensé que Francisco Espada debe tener hoy la risa graciosa y la alegría de maravillosa trascendencia que antier asombraba al pobre Burke. Por ello le dedico esta entrada.

* veste = vestido (RAE)

Te deseo un buen día.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Suerte

Hola a todos.
Suerte. He tenido mucha suerte. Buscando en variados libros información para un trabajo sobre artistas plásticos -canarios o no- encargado por la Universidad en el curso de Estudios Canarios, me encontré con un suelto periodístico publicado en 1969(*), escrito por mi tío Juan (hombre de sencillas palabras que escribía de las pequeñas cosas y del alma de la isla y de la ciudad). En él habla del magnífico escultor Plácido Fleitas y de su "casita terrera" en la calle Torres, en el centro de la capital. Y yo he querido participar hoy a ustedes la suerte que he tenido y por ello transcribo el artículo. Y sé que, aunque ustedes no puedan compartir mi emoción, es seguro que su lectura les agradará:

"(...) Su domicilio en la calle Torres. Una casita terrera, con una ventanita y un patio que el artista se encargó de adornar y embellecer. Cabezas y pequeñas estatuillas, tablas y bocetos tallados a mano, ocuparon su inspiración y su habilidad creadora bajo el techo y sobre las esteras que alfombran su pequeña y recoleta vivienda. Pero el escultor trasladaba grandes bloques de piedra a la Playa de las Alcaravaneras y allí, bajo la luz del sol y dando cara al horizonte abierto, manejaba el cincel y trabajaba, horas y horas, acompañado del mar, del trajín de los barcos y de las húmedas y tibias arenas. (...) Libros, flores, bocetos, objetos de decoración sobre muebles y anaqueles, y, sobre todo, un ambiente de arte, que hacíase palpable en maderas y cerámicas, pinturas y anaqueles. Todo el hogareño estudio de un sencillo y valioso artista. En el patio grandes piedras -¿tirajaneras, tejedanas, de Fuerteventura?- buscadas, encontradas y traídas expresamente de lejanísimas cumbres y barrancos, para labrarlas amorosamente e imprimirles emoción y vida".

Dánae. Plácido Fleitas.

(*) El Eco de Canarias, 22 de octubre de 1969. Juan Sosa Suárez.

Te deseo un buen día.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Enamorándome

Hola a todos.
Tengo claro que terminaré enamorándome de Granada, si a ella vuelvo, pues esta bella y dinámica ciudad me ha ilusionado. Lo de bella, sabrán ustedes por qué lo digo; lo de dinámica, también, si ustedes se han aventurado a recorrerla a pie y en guagua escudriñando en ella cuantos rincones son posibles, en unos paseos sin prisas en días de jubilados asuetos, estando alojados en el bonito y cómodo hotel Reina Cristina situado en la calle Tablas, a un tiro de piedra del templo catedralicio.

Nos fuimos, es un ejemplo, al Paseo de los Tristes: triste denominación para un paseo alegre con sus restaurantes y terrazas y sus vistas más allá del Darro. Tres veces, tres, estuvimos aquí. En la primera, bajábamos desde el Mirador de San Nicolás a donde habíamos subido para gozar de la visión de la Alhambra iluminada en la noche. En la segunda llegamos después de asistir a un espectáculo flamenco en el auditorio que lleva por nombre el del malogrado Enrique Morente, en el Sacromonte. Y en la última estuvimos paseando en horas del mediodía cuando el sol permite gozar de los árboles en la ribera del río, de las torres Bermejas o de la Alhambra con solo mirar hacia lo alto.

Otro día nos decidimos por la Cartuja para tener la dicha de contemplar sus capillas y su claustro en donde parece que aun caminan los monjes de la orden fundada por san Bruno. Y aquí pudimos gustar de un buen número de cuadros religiosos con temas relacionados con la orden y una estupenda "Última Cena", colgados de sus paredes. Al estar cerca de la Cartuja tuvimo la oportunidad de pasear por la zona de la Universidad de Granada, cercana a la plaza de toros. Estuvimos en "Nuestro Bar", barato y pequeño 'bareto' en el que unas gambas fritas nos repusieron de inmediato las pilas, y hasta nos atrevimos a visitar la iglesia y 'museo' dedicado a Fray Leopoldo que tantos devotos seguidores tiene.

Recorrimos las avenidas de Colón y la de los Reyes Católicos que nos llevaban a los centros comerciales y al teatro. Una fuente espectacular, cercana a la Basílica de la Virgen de las Angustias, nos regalaba un final feliz en nuestro paseo. Recorrimos de principio a fin la calle Ervira en donde "habitan las Manolas" según la preciosa canción que lleva su nombre. Fuimos y vinimos. Deambulamos. Caminamos hasta cansarnos y nos sentamos en bancos o en terrazas. Siempre con los ojos bien abiertos y los sentidos gozando de la realidad. Una realidad que con nosotros compartían miles y miles de personas que llenaban de dinámico vivir a la bella ciudad.








El último día visitamos la catedral que encontramos grande, imponente, bella y majestuosa. Tan grande y tan imponente que empequeñece al Hombre. Tan fría. Por ello no es extraño que lo que más nos gustó fueran dos pequeñas joyas escultóricas de Alonso Cano que pudimos ver en la sacristía y en el Tesoro de la Catedral y que para nuestra desilusión no nos dejaron fotografiar.

Te deseo un buen día.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Trevélez

Hola a todos.
Hemos vuelto a La Alpujarra, esta vez por otra de las varias carreteras que le sirven de puerta de entrada.
En marzo subimos por Lajarón y ahora lo hemos hecho por la cercana Orgiva en medio de enormes fincas de chirimoyas y demás plantas de cultivo que riegan el río Guadalfeo y sus afluentes. Por algo estamos en la Costa Tropical. Paramos en Orgiva el tiempo suficiente para recorrer la calle principal, ver la fachada de la iglesia de traza mudéjar, construida sobre antigua mezquita, dedicada a Nuestra Señora de la Expectación, tomar el cortadito de rigor, hacer algunas fotografías (una bonita flor nueva para mí, me llama la atención), y poco más. Luego seguimos ascendiendo hacia Trevélez por una carretera siempre cuesta arriba. Trevélez está a 1476 metros, mil más, poco más o menos, que Orgiva.

En el camino vamos dejando atrás pueblos con nombres exóticos: Soportujar, Pampaneira, Bubión, Capileira, mientras desde la ventana de la guagua vemos profundos e impresionantes barrancos.

A Pampaneira y Capileira ya los habíamos visitado en marzo y nos dio alegría
ahora el volverlos a ver. Pasamos de largo (ya tendríamos tiempo de pararnos a la vuelta) y en un punto de la carretera nos detuvimos ante la ermita de la Virgen de las Angustias que está al ladito de una fuente agria. El agua de la fuente tiene un sabor fuerte por los minerales que arrastra y en el suelo por donde va cuesta abajo va quedando un reguero inconfundible con el color achocolatado característico de la herrumbre. La ermita es pequeña y por en medio de una especie de ventana enrejada vemos al fondo el altar con la efigie de la Virgen.


Es un lugar encantador que nos predispone para nuestro destino final al que llegamos al rato. Trevélez nos recibe con sus jamones. Nos dicen que en casi todas las casas se curan piezas que traen de otros sitios de la Península tras la matanza aprovechando el clima idóneo de que gozan aquí al lado del Parque Nacional de Sierra Nevada por donde se encuentra el Mulhacén. Entramos en una especie de fábrica de jamones que vemos en una sala colgados en hileras. Nos enseñan con un vídeo y con la explicación de un amable cicerone los procedimientos para conseguir el rico manjar: pesado, salado, lavado de las piezas; quitarles la sangre... Todo de forma manual y con mucho cariño. Degustamos unos trozos con un vinillo que nos saben a gloria, aperitivo para un suculento almuerzo. Y después vuelta por la carretera empinada, cuesta abajo, camino del hotel. Una lluvia intensa nos acompaña durante parte del recorrido. Los gozosos recuerdos tras los cristales escurriendo agua van con nosotros.






Te deseo un bue día.