jueves, 30 de octubre de 2008

Santiago Bordón

Hola a todos. He leído en estos días dos novelas cortas de los Hermanos Millares Cubas. Ambas están juntas en un libro de tapas de cartón y papel amarillento con manchas, edición de 1898, y no lo prestan en la biblioteca por temor a perderlo. Y tienen razón porque las obras son narraciones entrañables para los que buscamos raíces en los escritos de nuestros mayores. La una, con título del personaje central, Pepe Santana, narra la llegada de éste a la ciudad de Las Palmas -los autores la llaman Atlántica- a bordo del buque 'Guanarteme' después de una estancia en Península, y la narración con una historia intrascendente les va permitiendo mostrar aquella ciudad de entonces, con muy pocos habitantes, pocas viviendas y grandes arenales.

La otra novela que es la que me interesaba porque sabía que tenía referencias a la zona centro de la isla, la empecé leyendo con el interés de la búsqueda. Luego, según iba leyendo, me llegó a cautivar el tema. Como en la anterior, el personaje central, en este caso Santiago Bordón, da nombre a la novela. Éste llega también de Península, tísico y con un problema personal pues su mujer lo había abandonado por otro, y al llegar, en lugar de quedar junto al mar, se adentra en el interior de la isla. Y así voy caminando junto con Santiago dejando atrás las campanas de catedral, desde el barrio de San Roque -a marcha lenta de caballerías- subiendo por Pico Viejo, por los campos verdes de Tafira, el Lentiscal ya la montaña con forma de pirámide de la Caldera, Santa Brígida con la torre de la iglesia, Madroñal con sus campos trazados con tiralíneas, hasta llegar más arriba de San Mateo del que vemos la tapia blanca de su cementerio.

La historia como digo me atrae y a través de ella veo los arroyos, las cuevas del agua, la neblina, oigo el hablar de los campesinos de entonces amarrados a sus tierras y asisto a una de sus celebraciones -la última- (la última de nueve noches de jolgorio) en que festejan la llegada de un nuevo hijo en casa de uno de ellos. Utilizan los Millares palabras que hoy están ya en desuso posiblemente: capsas de mistos, zaraza, debaso, cañamazo, monifatos, avilantez, altabacas... y describen con amor al terruño alguna cosa nuestra: "La pila de la casa paterna, el mueble característico de las viviendas atlánticas, la armazón de madera en cuya parte superior la piedra de filtro deja caer una a una las gotas de agua entre verdes culantrillos hasta el bernegal, el ánfora barriguda de roja arcilla donde se acumulan lentamente".

Y cuando no, nos lleva al pasado con sonidos que ya hemos perdido: "Abajo en el barranquillo comenzaban las ranas su concierto nocturno y de todas partes brotaban las notas estridentes de los grillos". Y de los hombres y mujeres que celebran el reciente nacimiento junto a la parida nos dejan estas folías cantadas con sabor a vino, ron y ginebra:

"Yo lloro polque pedí
un amor que tanta amaba...
Lloro porque la adoraba
con aldiente frenesíii...
........................
Ayer del bosque sombrío
fí ruseñor melodioso...
y hoy barranco borrascoso
arfombra der dueño mío!
........................
En er filo de un cuchillo
he poío echar un sueño
y no me pueo dormir
en los brazos de mi dueño.

Te deseo un buen día. Se feliz.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Tristeza

Hola a todos. Una noticia leída en el periódico digital El País el pasado martes me produce gran tristeza. Habla de la lapidación de una joven de 23 años por un delito de adulterio en un país africano cuya religión les permite o les obliga a tan horrorosa práctica. No saben del mandato divino de arrojar la primera piedra a quien esté libre de pecado. Lo de menos es el nombre del país. Es la Humanidad entera la que retrocede a tiempos de cavernas con estas prácticas de otros tiempos. Pero no aprendemos y seguimos haciéndonos daño injusto e innecesario. Pienso en el terror de la pobre mujer y en el dolor físico que habrá tenido que sufrir con cada piedra cayendo sobre su cuerpo. Y pienso en tantas mujeres sometidas a lo que se ha venido en llamar violencia de género y en la cantidad de muertes que esta violencia genera.
Por si era poco, en las noticias de la radio oigo que es inminente una nueva guerra entre el Congo y Ruanda que recordaría la que tuvo lugar hace unos veinte años, en la que se vieron involucrados cinco países con el saldo atroz de seis millones de muertos. Muerte, desplazamiento, hambre, desolación. No podemos estar, al parecer, sin ver cabalgar a los Jinetes del Apocalipsis. Las noticias las tendremos en nuestras salas de estar sin prestarles casi atención porque estaremos preocupados sólo por la crisis económica. ¿Crisis? La que de verdad importa es la falta de valores eternos.

Te deseo un buen día. Se feliz.

martes, 28 de octubre de 2008

Medallones

Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos,
que, después de destruir la sacra ciudad de Troya,

anduvo peregrinando larguísimo tiempo
Homero, La Odisea I

Hola a todos. En el frontispicio del Teatro Pérez Galdós en Las Palmas de Gran Canaria hay cuatro medallones que tocan a mi curiosidad; me fijo en los nombres escritos en ellos bajo las efigies y leo, de izquierda a derecha: Talía, Terpsicore, Euterpe y Erato. De ellos el único que había oído anteriormente era el de Talía asociado precisamente con el teatro. Nada más. Así que, aprovechando la ventana abierta que tenemos en internet entro en la Mitología Griega y me entero de la existencia de nueve Musas que son en su mayoría diosas de la música y de la poesía que viven en el Olimpo, y como en Grecia existe relación estrecha entre la música, la poesía y la danza puede también inferirse que una de las ocupaciones de las Musas era el baile. Busco lo que mi amiga wiki dice de las cuatro Musas de nuestro teatro, y más o menos copio:

Talía ("Florecer") era la musa de la comedia y de la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica y un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad.

Terpsícore ("La que deleita en la danza") es la musa de la danza, de la Poesía-Ligera propia para acompañar en el baile a los coros de danzantes y también se le considera como la musa del canto coral. Representada como una joven esbelta, con un aire jovial y de actitud ligera. Guirnaldas de flores forman su corona y entre sus manos, hace sonar una lira. En algunas leyendas, Terpsícore aparece con Aqueloo o Forcis como los progenitores de las sirenas, divinidades marinas dotadas de una maravillosa voz, que osaron competir con las musas, quienes las derrotaron y arrancaron las plumas.

Euterpe que en griego significa "La muy placentera", "La de agradable genio" o "La de buen ánimo" es la musa de la música, especialmente protectora del arte de tocar la flauta. Por lo general se la representa coronada de flores y llevando entre sus manos el doble-flautín. En otras ocasiones se la representa con otros instrumentos de música: violines, guitarras, tambor, etcétera. A finales de la época clásica se la denominaba musa de la poesía lírica, y se le representaba con una flauta en la mano.

Erato, ("La amable" o "La amorosa") es la Musa de la Poesía-Lírica-Erótica o Poesía Amorosa. En las representaciones más frecuentes, va coronada de mirto y de rosas, llevando una pequeña cítara entre sus manos, instrumento de cuerda que ella misma inventó. En otras iconografías se la representa llevando una flecha de oro, como reminiscencia del ‘eros’, ese sentimiento que ella inspira. A sus pies, generalmente hay 2 tórtolas picoteando y a veces, a su lado, la acompaña, el amor alado (el dios Eros) provisto de un arco, flechas y carcaj; otras veces, provisto él, de una antorcha encendida.

De esta incursión al mundo fascinante de la Mitología salgo con más preguntas que respuestas. Reconozco mi total ignorancia de esta parte del saber, creencias y leyendas del ser humano. Bien es verdad que he oído nombrar a Zeus y a Marte, a Afrodita y a Dionisos y a otros tantos héroes y dioses mitológicos pero sin llegar a situarlos o encajarlos en un puzle terminado.

Indago para saber quienes son las otras cinco musas y de que son inspiradoras, y encuentro:

Calíope, ‘la de la bella voz’, - poesía épica.
Clío, ‘la que celebra’, - historia.
Melpómene, ‘cantar’, - tragedia.
Polimnia, ‘muchos himnos’, - poesía sacra y geometría.
Urania, ‘celestial’, - astronomía y astrología.

Campo fecundo es el de las mitologías; las más cercanas a nosotros: griega, romana, celta y escandinava tienen terreno extenso para un lector impenitente. Quizás, en estas noches de otoño-invierno que ya tenemos encima vuelva otra vez a alguna de ellas.

Te deseo un buen día. Se feliz.

domingo, 26 de octubre de 2008

De vuelta en casa

Hola a todos. De vuelta en casa después de las merecidas vacaciones nos aprestamos para la rutina. ¡Hombre, no es lo mismo estar por ahí de belingo que currando! Ta'claro, no? Tampoco es que trabaje mucho, aunque mis obligaciones también las tengo para mejor pasar los días. Lo dice claro la iglesia: la pereza es la madre de todos los vicios. Así que manos a la obra, me puse sin dilación a escribir mis pequeños recuerdos de todo aquello que había visto en los viajes auxiliado por el buen número de fotografías. Me asalta la duda de que a lo mejor no conseguí traspasar mis sentimientos pero quiero creer que en alguien puedo haber dejado un poso de curiosidad por los lugares descritos con más o menos fortuna. Y tal vez tú mismo te estés planteando ahora ir a algún rincón perdido o a una ciudad cercana para conocerla y compartir con otros tus experiencias, tras haber leído mis comentarios. Si es así, me alegro.

Acabo con el rollo filosófico y te comento que el sábado de la pasada semana acudimos con la Asociación de Vecinos Peña la Vieja a una excursión por los altos de Guía y Moya (en la isla de Gran Canaria). ¡Cómo se nota que el otoño ya ha hecho acto de presencia en el verde de los campos, lindos por las lluvias caídas y por el frescor de las nubes bajas!. Es ésta una de las zonas más bonitas de la isla -todavía sin degradar en demasía- y a través de la carretera vamos viendo cientos de pequeños huertos con millos y papas plantados entre vegetación arbórea con lo que la sensación de bienestar en bastante alta. No falta en las montañas algún pequeño rebaño de ovejas y la ligera lluvia no hace más que ahondar en la belleza del paisaje bucólico. Recorremos la ruta subiendo por Montaña Alta y Fagagesto hasta muy cerca de Juncalillo y luego, en un cruce, giramos hacia Fontanales. En este lugar, más bello que otras veces por la lluvia y la bruma, tomamos un almuerzo, un calentito potaje de berros con gofio para espolvorearlo, o de verduras, que nos repone fuerzas junto con el pescado o carne compuesta del segundo plato. Luego a recorrer el sitio y a ver el agua corriendo por los cauces de la carretera.

Un ratito de baile en buena camaradería y, a media tarde, vuelta a casa que siempre se agradece.

Te deseo un buen día. Sé feliz.

sábado, 25 de octubre de 2008

Zaragoza 5 - Otras cosas

Hola a todos. No quisiera haber sido demasiado prolijo con las descripciones de los sitios en donde estuvimos en Zaragoza y no quiero serlo ahora. Nos quedan las ganas de volver y mientras guardaremos recuerdos imborrables de la visita. Tendría que escribir de la Seo de San Salvador en la que estuvimos dos veces admirando su interior con preciosas estatuas por todos lados. Tendría de describir su fachada que es una amalgama de estilos y contar que esta catedral se asienta en un solar que fue foro de la ciudad romana y más tarde mezquita musulmana, y que está cerquita de la Basílica a la que complementa en hermosura.









También debería decir algo de los restos de las murallas romanas y de la estatua de César Augusto que han erigido junto a ellas. Y de la Puerta del Carmen, trozo pequeño de muralla antigua en lo que era puerta de entrada a la ciudad y que hoy está en medio de una glorieta en zona edificada. Y de una fuente airosa con un canto continuo de agua que juega a cambiar de formas. Y diría, pues es una impresión personal, que Zaragoza cuenta con muchas iglesias en un perímetro corto que es el por nosotros visitado.






Pero como no todo va a ser monumentos antiguos y preciosas iglesias tendría que decir algo de la plaza de toros que vimos solamente por fuera y de las cafeterías, taberna taurina en algún caso, en una de cuya terraza nos sentamos a reponer fuerzas. Y hablaría de los estupendos bocadillos con vino tinto que nos tomamos mientras decidíamos, más en broma que es serio, si entrar o no a ver el espectáculo taurino de la tarde. Y de los otros sitios en los que nos sentábamos a comer o a tomar algún refrigerio en horas de mediodía o tarde. Y entonces tendría que hacer un canto de alabanza para un restaurante, o bar o taberna, muy cercano a la Seo situado en una estrecha calle con un letrero esperanzador que dice "Especialistas en Sardinas Asadas", y decir que nunca letrero alguno ha hecho tanto honor a lo que se encuentra dentro: sabrosas sardinas asadas a la vista de los clientes en una plancha donde trabajan sin descanso tres cocineras, que atienden, no sólo a las sardinas como a los morros de cerdo, las morcillas y chorizos a cual mejor.
Tuvimos que abandonar Zaragoza y nos vamos con la satisfacción del deber cumplido al haber aprovechado el tiempo viendo cosas tan interesantes y compartiendo las fiestas como unos peregrinos más.
Te deseo un buen día. Sé feliz.

jueves, 23 de octubre de 2008

Zaragoza 4 - La Aljafería

Hola a todos. Un buen día nos fuimos con el Bus Turístico a dar un paseo por la parte monumental de Zaragoza y en ésta nos llevaron a visitar la Aljafería. No conozco la Alhambra ni ningún otro palacio musulmán y La Aljafería es hoy por hoy lo más que conozco del Arte de esta época gracias a esta visita. Visto desde fuera es un edificio fortificado con jardines y fosos alrededor. Destaca la Torre del Trovador y se entra por una puerta con arco de herradura y ya en su interior podemos ver la iglesia de San Martín, del siglo XIV, en la que están expuestos en vitrinas importantes documentos.





Vamos al interior hasta un bello patio ajardinado, no muy grande, que tiene naranjos y flores; los arcos son muy bonitos y exquisitamente trabajados. Seguimos nuestro camino y llegamos a otro patio, rectangular y mayor que el anterior, con dependencias utilizadas por el Gobierno de Aragón, en el que lucen preciosas unas enredaderas en la pared. En el pasillo de subida al piso superior vemos expuestos trozos de columnas y frisos y capiteles que datan del siglo XI, seguramente, en que fue construido el este precioso edificio que fue llamado Palacio de la Alegría por el rey. Recorremos las diferentes estancias deteniéndonos en las filigranas, arabescos, yeserías y ornamentación vegetal propia de los árabes. Nos paramos a mirar los techos artesonados y las ventanas y puertas. En un rellano de la escalera podemos ver un tapiz con el escudo de los Reyes Católicos, según creo recordar, y en una estancia una gran mesa rectangular apropiada para reuniones o banquetes.


Como siempre me ocurre, me veo imposibilitado de explicar lo que siento con estas obras de arte por lo que a fuer de sincero sólo puedo decir que en su conjunto, y mirando todos y cada uno de los elementos que la componen La Aljafería es una joya. Y que merece ser visitada deteniéndose cada pocos pasos para admirar cuanto se nos ofrece: columnas, techumbre, paredes, estancias. Todo está bellamente conjuntado y da la impresión de que ni falta ni sobra nada. El espíritu constructor del hombre está presente, y hoy podemos contemplar para nuestro deleite una obra que arranca de hace más de mil años.


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Te deseo un buen día. Sé feliz.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Zaragoza 3 - Las ofrendas

Hola a todos. En el programa de mano de las fiestas del Pilar descubro la celebración de una Misa Aragonesa en la iglesia de San Pablo en Zaragoza. Me levanto temprano y a las seis y media ya estoy en la pequeña plaza, que se forma en la calle peatonal, con tiempo para ver llegar dos tronos que habían salido para el Rosario de la Aurora. Entro con la gente y como siempre hago, me pongo a ojear el interior del templo y aprecio un bonito retablo en su altar mayor con muchas esculturas talladas. A pesar de la hora la iglesia está llena y atrás, junto al coro, hay un grupo de personas con instrumentos musicales preparadas para honrar, con su música, a la Virgen. Cantan con sonidos de guitarra, guitarrico (parecido en forma y tamaño a un timple) y castañuelas las canciones sacras de la misa con fondo musical de las Jotas Aragonesas. A veces, en momentos de meditación, suena el órgano poniendo el contrapunto.


Ya en la calle me dirijo hacia la Plaza del Pilar y veo el manto preparado a los pies de la Virgen (estructura metálica con muchas celdas) vacío de flores. Aún en temprano y no ha llegado ningún oferente. Subo camino de la Plaza de España y veo a la luz de las farolas a los primeros que van caminando despacio con los ramos de flores entre las manos, detrás de un grupo de policías municipales con traje de gala a caballo. Sigo hacia el hotel y por cada bocacalle va apareciendo alguien, normalmente en grupos pequeños, que van hacia el lugar de reunión. Más tarde, ya a plena luz podemos gozar -ya estoy acompañado- de la preciosa comitiva. Miles de persona, con trajes regionales llevando flores en racimos y en cestas forman una procesión inenarrable. Flores blancas la mayoría pero en la que faltan de otro cualquier color que van entregando a quienes en la estructura se ocupan de ir colocándolas desde los pies de la Virgen hacia el suelo de la Plaza. Arriba los blancos gladiolos y claveles. Son miles y miles los zaragozanos y aragoneses, mayores y pequeños, mujeres y hombres, abuelos y nietos, los que abren la comitiva. Luego vendrán los de otras muchas regiones mezclándose con ellos. De Castilla y de Navarra, asturianos y gallegos, andaluces y canarios... Todos hermanados en un acto que ni siquiera la lluvia, fuerte en algunos momentos, puede deslucir. No en vano en este año se cumplen los 50 desde la primera Ofrenda de Flores al Pilar.

Al siguiente día tiene lugar la Ofrenda de Frutos en la que si cabe todavía es más visible la presencia de las distintas regiones y pueblos. Comienza más tarde y el día amanece con sol y sin lluvia. Aquí las flores son reemplazadas por toda clase de frutas y verduras de la tierra llevadas primorosamente apiladas en cestas y pequeños carros o carretas. Los únicos animales son dos hermosos caballos montados por policías municipales que abren la marcha. Nadie desfila sin el traje regional y muchos de los grupos van cantando y bailando músicas y trajes típicos. De Aragón vemos unos pastores altos y recios. Navarra, creo recordar, llevaba un grupo de hombres con chamarras de piel de oveja y grandes cencerros a la espalda que sonaban al bailar. Canarias llevaba como frutos de la tierra los ricos plátanos; hablamos con algunas mujeres canarias y nos dicen que añoran las islas y las playas.


Por la tarde, ya con el sol puesto, tiene lugar el Rosario de Cristal. Es cuando único oigo altavoces que en esta ocasión sirven para llevar los avemarías del Santo Rosario por las calles. Cada feligrés lleva una lámpara (a modo de vela) encendida y pasan, cada poco rato uno, unos pequeños tronos de cristal y de colores variados que también van iluminados. Es una procesión única en el mundo y de las más lindas que podamos presenciar.

Te deseo un buen día. Sé feliz.

domingo, 19 de octubre de 2008

Zaragoza 2 - La Basílica


Hola a todos. Desde lo alto de una de las dos torres que dan al río podemos ver la ciudad a nuestros pies. El Ebro, diminuto allá abajo, baja despacio en esta época del año y más allá las casas se pierden en la lejanía. Los puentes lo cruzan y destaca el nuevo -el Puente del Milenio- de color blanco construido con motivo de la Exposición del Agua; más cercano, casi a mano, el puente de Piedra que tiene dos pedestales con leones en cada uno de sus extremos. A nuestros pies la Plaza y las calles que a ésta conducen por las que hemos estado deambulando. Desde lo alto de la torre vemos el techo de la Basílica y las torres que se elevan hacia el cielo: son cuatro torres altas y al menos seis u ocho más pequeñas que tienen las cúpulas con tejas de cerámicas de vivos colores lo que da al templo un toque de originalidad.


A pie de calle la Basílica del Pilar es linda desde cualquier punto en que se la mire. Posiblemente la que le de un mejor encuadre sea la vista desde el río porque se dispone de un mejor ángulo de perspectiva. En la fachada principal dos grandes puertas con escenas y decoración variada tallada en la madera nos da la bienvenida. En el centro de la fachada un bajorrelieve, posiblemente de alabastro, está dedicado a la Virgen. En lo alto del frontis varias estatuas de santos o de apóstoles completan la decoración.
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El interior del templo es bello y magnífico. Un conjunto de obras de arte por todas sus paredes y capillas, por cada recodo del techo, por las columnas y capiteles. Poniendo una moneda en un reloj se ilumina en el techo un precioso fresco de Goya; mármoles y jaspe decoran la Santa Capilla que tiene en uno de sus tres altares la Santa Imagen de la Pilarica sobre la Columna. El techo de esta Capilla abierto en algunos sitios deja ver otro superior con hermosas pinturas.
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Cerca del altar mayor, que luce un gran retablo con relieves dedicados a la Virgen, está el Coro y detrás de la Santa Capilla se encuentra el Humilladero que es un hueco abierto en el muro por el que aparece la Santa Columna y al que acude buena cantidad de los fieles a depositar en ella un beso; y hay muchas capillas, cada una con sus altares bellamente decorados que se alzan junto a las paredes; y las banderas de los países iberoamericanos podemos verlas en las columnas que están delante de la Santa Capilla.
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Te deseo un buen día. Sé feliz.

sábado, 18 de octubre de 2008

Zaragoza 1 - La gente

Hola a todos. Habíamos estado anteriormente en dos ocasiones en Zaragoza durante poquito tiempo en esas excursiones programadas en la que se visita un poco de cada sitio. Habíamos visto la Basílica y la Plaza del Pilar, la Seo, el río Ebro y tomado algunas fotos en el puente de piedra que atraviesa el río. En esta ocasión fuímos por varios días para visitar a un familiar y sin proponernoslo coincidimos con las fiestas de la Pilarica que a su vez es el Día de la Hispanidad. Tuvimos tiempo para patear la ciudad caminando con paso de paseo, sin prisa alguna por los alrededores de la Basílica y por otros varios sitios. Como el hotel nos quedaba a una media hora del centro aprovechabamos para ir andando y mientras fijarnos en sus edificios, sus plazas, sus fuentes y sus iglesias. Salíamos bien temprano y regresabamos al filo de la medianoche con lo que el tiempo cundía lo suficiente como para quedarnos satisfechos de nuestros hallazgos. Así en una mañana nos tropezamos con la Plaza de los Sitios que tiene uno de los monumentos más bonitos que he visto. Es sencillo pero con una carga emotiva que cautiva; en lo más alto una escultura de mujer que representa a Zaragoza y a su alrededor, en posiciones más baja, el pueblo y los soldados defendiendo a la ciudad. Se erigió en honor de los heroes y heroinas anónimos y es de una belleza en su conjunto grata a la vista y a los sentimientos.


En esta plaza había una cantidad de casetas (bien colocadas, todas iguales en las que sólo cambian el titular y de color blanco que no desmerecen en absoluto) con venta de productos artesanales, cerámica, manualidades, artículos de vidrio y otros varios con alimentos de la tierra. Era un punto más de lo que fuimos encontrando en la ciudad: Plaza de España y Paseo de Independencia, Plaza del Pilar y otras calles de los alrededores que era un bullir de gente con una presencia grande de mimos y prestidigitadores, de ecuatorianos y de otros países hermanos, de subsaharianos con su color negro y su aspecto inequívoco de inmigrantes, de españoles de raza gitana, de orientales en una amalgama de razas y colores y actividades. Los mimos parecían estatuas en una quietud fija hasta que el sonido de una moneda les hacían sonreír y moverse; quien hacía de Charlot, quien de pistolero, otro de marinero en su barco, una bruja, una joven princesa oriental, aquella ofreciendo manzanas y otra un poco mayor imitando a una vendedora de flores. Había quienes no paraban como el que representaba a un centauro y otro dentro del disfraz de un elefante que movían sus esqueletos en un frenesí imparable llamando la atención de la parroquia. En un teatrillo de un metro y medio de altura alguien imita al gran cantante Louis Armstrong acompañado por cuatro chicas del coro, y en otro un saltimbanqui salta y representa una obra de teatro de risa.

Los ecuatorianos nos ofrecían sus CDs con música relajante de su país; tres indios sudamericanos ataviados con plumas y trajes como animales bailaban contorsionando sus cuerpos al son de una música frenética; los hipies nos ofrecían sus mercancías; una mujer tocaba el violín intercalando melodías clásicas y románticas; los negros nos ofrecían sombreros, pañuelos recuerdos de Zaragoza y algunas figuras de madera; los gitanos corrían al ver a la policía local llevando consigo los grandes globos de colores que ofrecían para los pequeños en una multicolor carrera, y mientras, alguno trataba de limpiarte los zapatos y las mujeres de leerte la buenaventura mientras te daban un pequeño ramo de hojas secas.

Todo dentro de un orden perfecto y sin problemas visibles con una enorme cantidad de personas entre los naturales y los venidos de todas partes. Era el preludio de las fiestas: el anticipo de las ofrendas que pudimos ver y gozar.

viernes, 17 de octubre de 2008

Entre Bach y Cahors

Hola a todos. Entre Bach y Cahors transcurren ocho estupendos días. Como en el pueblo no hay tiendas, y sólo una camioneta viene una vez en semana con frutas y verduras, los habitantes han de ir a la ciudad, o sea a Cahors, para proveerse de lo necesario en los supermercados; así que Ariel nos lleva y nos trae y algunas carreteras empiezan a sernos familiares. Disfrutamos como niños en los viajes viendo los árboles con su paleta de colores a ambos lados de la carretera. Son muchos más, creo, que los que he visto en toda mi vida. Me dice Ariel que lo que más abunda es el roble pero es seguro que hay muchas especies que no sé nombrar. No importa: el camino se hace interesante porque de repente aparece una hermosa imagen de una iglesia, o un 'palomar' o unos pequeños habitáculos de piedra -aproximadamente un metro de altura- con forma de cono que sirven para que se cobijen los pastores y de los que habían muchos anteriormente. Hay campos llenos de girasoles y de millos amarillentos aun sin recoger para forraje. De regreso volvemos en alguna ocasión por otro sitio y entonces lo que vemos es un viñedo inmenso con los racimos de uvas negras a punto de recolección.


Cahors me encanta. Al río Lot, que con su forma de U convierte a la ciudad en una península, lo cruza cuatro puentes del que el más antiguo y bonito es el Valentré con tres torres fortificadas. Veo mi deseo cumplido de pasear por el río durante algo más de una hora a bordo de un pequeño barco para turistas y, aunque no me entero de lo que dice la azafata en francés, me deleito viendo las dos orillas con los árboles y las casas y con el paso por debajo de algún puente y la visión un pato nadando que no pude fotografiar, y la esclusa con la que suben y bajan el barco para pasar por un punto del río. Como el tiempo era fresco pero no desapacible lo pasamos muy bien con esta excursión fluvial.



Pateamos la ciudad. Allí donde cogemos el barco está uno de los tantísimos jardines que tiene Cahors: el jardín de los sentidos en el que en cinco pedestales (tantos como sentidos) nos dicen como benefician las flores a cada uno de ellos: la vista, el olfato, el gusto, el sonido y el tacto tienen algo que agradecerles. Hay cientos de jardineras colgadas de los postes de la luz por toda la ciudad con flores de la estación y seguramente en primavera será una gozada el verlas. En otro de los puentes vemos la estatua de Juana de Arco, y en el boulevard Gambetta otra estatua de este señor con un cañón a su lado que ignoro quien fue; lo interesante es que en este boulevard -en donde se encuentra el Ayuntamiento y otros edificios de interés como el teatro y el liceo- nos sentamos en una terraza y las mujeres pueden ir de compras a la tienda llamada Opio donde encuentran prendas y artículos para ellas a precios baratísimos. Almorzamos en un restaurante de la zona, La Lamparo, y demás está decir que fue comida y bebida francesa deliciosa. Nos faltó montarnos en el pequeño tren que recorre los sitios más interesantes de la ciudad.




En la trasera del boulevard y cercana al Ayuntamiento está la catedral cuyo interior no pudimos ver por estar cerrada. Lo que si vimos fue el espectáculo del mercadillo que celebran los sábados en el que quesos, flores, frutas y vinos se venden junto a carnes -el pato está siempre presente- y productos de la huerta. Y hay calles estrechas con su encanto. Ese día, cuando llegamos, los termómetros marcaban cuatro grados de temperatura que después subirían a diez y a trece; la gente iba bien arropada pero el frío era perfectamente soportable. Aprovecho para hacer fotos mientras los demás compran. En otra ocasión estuvimos junto a la La Fontaine des Chartreux que es un inmenso depósito de agua que suministra no sólo a Cahors sino a toda la comarca y que se conoce y está explotada desde los tiempos de los romanos.



Debo citar también a Pont de Rhodes, pueblo cercano a Cahors, en cuyas inmediaciones y junto a un preciosos molino (sin aspas) se alza un monumento a los héroes franceses. Y no debo olvidarme de que en tantos viajes pudimos ver cerquita a un toro joven, a un poney, a unos caballos, gallinas y patos, y preciosos perros, y hasta algunos cuervos que siempre se me escapaban sin dejarme hacerles una fotografía.

Te deseo un buen día. Sé feliz.

jueves, 16 de octubre de 2008

En Bach


Hola a todos. Voy a intentar contar mis sensaciones de mi último viaje que esta vez puedo considerar que fue doble: primero por tierras de Francia, que me encantó, y luego ya en España por tierras de la Pilarica. Nuestro destino en el país vecino era un pueblo de tan sólo ciento y tantos habitantes -mayores casi todos- llamado Bach. Nuestra estancia en una casa rural de más de dos siglos de antigüedad con pisos y techos de madera, recios muros, puertas y ventanas preparadas para mantener el calor del hogar y chimenea con el alegre crepitar de las llamas fue acogedora. Cuenta la casa con una mesa rectangular de gruesa madera (obtenida de barricas de vino) capaz para al menos catorce comensales que pueden sentarse comodamente en dos sillas y dos largos bancos sin respaldo de esos que podemos ver en las iglesias. En ella nuestros anfitriones, madame Simone y su hijo Ariel, nos agasajan diariamente con deliciosa comida regada con generosos vinos. ¡Qué descubrimiento el vino blanco de la Alsacia con aroma y sabor irresistible! No faltó la comida francesa como el foie, el paté y el magré de pato o la gallina pintada, y otro delicioso almuerzo típico de Túnez -el cuscús-con agradable vino de este país.

Toma Ariel del huerto, jardín o finca, las hierbas que le sirven para aderezar las comidas: tomillo, laurel, hierbahuerto y romero, o exquisitos tomates dulces y calabaza y otros vegetales. También podemos coger nueces, y las flores, no muchas, pues estamos en otoño, las vemos por todas partes. Movidas por el viento caen las hojas de los árboles formando alfombras de color. El silencio es roto tan sólo por nuestras conversaciones y por el ruido inconfundible de algún coche que de tarde en tarde pasa por la cercana carretera y se pierde a lo lejos. A horas señaladas, las siete de la mañana y tarde y las doce del mediodia la campana de la iglesia llama a la oración.



Nos acercamos al centro del pequeño pueblo: un restaurante, la iglesia (con sillas individuales para los fieles en lugar de bancos), unas pocas calles entre las casas, nada de tiendas... En una esquina una higuera nos invita a coger sus frutos. Pedimos permiso y nos deleitamos con unos higos dulces y frescos que cogemos del árbol. Llevamos algunos para casa con regocijo. Caminamos carretera adelante hasta los lavaderos y por caminos vecinales y encontramos un verdadero tesoro de moras de color negro brillante, grandes y dulces. Están entre las zarzas a lo largo del camino y vamos deteniéndonos para recogerlas y con ellas llenamos una pequeña cesta. El paisaje es asombrosamente bello. Los colores de los árboles van desde el verde en todas sus tonalidades al amarillo y rojizo propios del otoño. Con frecuencia uno destaca del conjunto y nos paramos para verlo con detenimiento. Alguna vez un árbol aparece ya sin hojas ni verdor esperando la resurrección de la primavera.


De la mano de Ariel recorremos los pueblos de los alrededores y nos detenemos en uno llamado San Antolín que es un bello rincón antiguo, de los siglos XI o XII con interesante iglesia y calles y casas que nos llevan al pasado. Pasamos por carreteras con el denominador común de miles de árboles a ambos lados y a veces el río nos acompaña...
Te deseo un buen día. Sé feliz.