domingo, 24 de junio de 2012

Cara de piedra. Cara dura.

Hola a todos.
Me invitaron a ir a la base del Roque Nublo y no pude negarme a ello. Bien sé que las cuestas no van bien con mi corazón infartado y que la subida desde la carretera a la base se las trae. Pero la tentación era grande. Quería ver nuevamente a mi lado al gigante y tocarle con mis manos.

Comenzamos la caminata pasado el mediodía. En el cielo, de un azul intenso, ni una nube bajo la que pudiéramos escondernos del implacable sol. Los pinos sí se apiadaban de nosotros y nos daban su deliciosa sombra. Subíamos 'al golpito', sin prisa alguna, pues sabíamos que el Nublo y su amiga inseparable 'la Rana' no se moverían de lugar. Los veíamos cada vez más cercanos invitándonos a proseguir. Más a nuestra izquierda teníamos al roque que llamamos 'el Fraile' y ya no faltaba ninguno para que nos hiciesen guiños de aliento.

Estos roques están, casi, casi, en el punto geométrico central de la isla de Gran Canaria. Y casi a mayor altura. El Pico de las Nieves, al ladito, -el punto más alto- alcanza los 1949 metros de altitud. El Nublo está a 1803 sobre el nivel del mar y tiene una altura de 80 impresionantes metros. Seguimos con la subida en pendiente suave. Al poco se hace algo más empinada y le echamos valor pues ya estábamos a punto de coronar la base. Los árboles hasta entonces no nos habían abandonado protegiéndonos con su sombra.






Al acercarnos a la base la vegetación cambia y encontramos solamente pequeñas matas aclimatadas a la altura. La mayoría están canijas debido al invierno y primavera sin lluvias notables. Voy haciendo fotos a unas y otras pensando en las clases de flora y fauna canarias. Y naturalmente tomo fotos de cuanto encuentro a mi alrededor: del Nublo y de la Rana, principalmente, y del Bentaiga, y del Teide que se yergue altivo más allá del mar y de las nubes.

Nos sentamos a almorzar (pan con chorizo de Teror y queso de las Cumbres con vino de pa'fuera) a la Sombra del Nublo. El momento es idílico. El paisaje, precioso, desde la altura. Aparece un lagarto y un pajarillo que corretea junto a nosotros buscando las migas del pan que comemos. Y unas palomas. 



Llega un grupo de estudiantes -de Arafo, Tenerife- en viaje de fin de curso y sus risas y aspavientos juveniles nos contagian. De regreso vemos a nuestro alcance las rocas negras, requemadas por miles de grados de temperatura, del antiguo volcán. Una de ellas, con un agujero en lo alto, semeja una cara humana: la frente, los ojos, la nariz, la boca, el mentón... Es sin duda una cara de piedra. Una cara dura, durísima, tan dura como la cara de algún político corrupto. A fe que sí.
  

Te deseo un buen día.

sábado, 16 de junio de 2012

Paciente espera

Hola a todos.
Hace unos pocos días tuve la oportunidad de ejercitar la noble virtud de la paciencia. Había ido a la zona de La Puntilla, en la playa capitalina de Las Canteras, a tomar unas fotografías que necesito para un trabajo que tengo a medio hacer sobre las esculturas en la ciudad de Las Palmas. Estuve de acá para allá, disparando la cámara a unas y a otras y me acerqué por último a la orilla allí en donde el mar se une a las piedras volcánicas que están en la línea de costa.

En este punto hay una escultura puesta en el sonoro Atlántico en honor de Jacques Cousteau según reza -al parecer- una placa contigua, casi carcomida por el salitre. Me preparo para la foto, la encuadro, disparo y, gajes del oficio, una gaviota se me había posado en la parte superior de la pequeña obra de arte. Nada de particular si la fotografía tuviera otro destino. Quedó incluso bonita, pensé. Pero como mi deseo era hacerla sin visitantes inoportuno me dispuse a disparar nuevamente cuando la blanca gaviota hubiera levantado el vuelo.

Y aquí comenzó el ejercicio de la paciencia. La gaviota no daba señales de querer levantar el vuelo y yo, haciendo de la necesidad virtud, me atrincheré para un largo asedio. Y a falta de mejor cosa que hacer me dispuse a disfrutar de las idas y venidas de las olas del mar. Olas suaves y cadenciosas que jugaban una y otra vez a reventar sus blancas espumas. Y puesto ya a la espera, dirigía mis ojos al cielo y observaba el cambio de tonalidades de las nubes. El sol iba ya a su ocaso y sus rayos saliendo por cientos de vericuetos tomaban colores claros primeramente para ir oscureciendo a grises según pasaban los minutos.

De vez en cuando miraba a mi amiga gaviota, muy bien puesta ella en lo alto de la escultura, Cerca de mí, un pescador de caña limpiaba sus capturas en el agua de los charcos y ponía los pescados en un balde.  La gaviota que parecía ajena a todo agradecía seguramente el aire suave de los alisios que nos venían del mar. Dejaba yo volar mis pensamientos y seguía gozando de la tarde que se iba. Por fin el ave remontó el vuelo: rápido, enfoqué y disparé. Justo a tiempo. Otra gaviota, al momento, llegó con sus preciosas alas extendidas a ocupar el sitio dejado por su compañera.

Te deseo un buen día.

lunes, 11 de junio de 2012

La culpa es de la canción antigua

Hola a todos.
Seguro que conocen ustedes aquella canción antigua que no pasa de moda y que lleva por título apropiado al acontecer actual de "Vamos a contar mentiras". La recuerdan, ¿verdad?

"Por el mar... corre la liebre, por el mar... corre la liebre,
por el monte la sardina, tralará,
por el monte la sardina, tralará,
y por el monte la sardina".

"Al salir del campamento con hambre de seis semanas, tralará,
me encontré con un ciruelo, cargadito de... manzanas, tralará"
.

Mentirijillas de nada. Ya saben, cosas de críos. Luego sigue:

"Empecé a tirarle piedras y cayeron avellanas, tralará; y cayeron avellanas, tralará; y cayeron... avellanas".

Señalo a ustedes el hecho de que, por si alguno no se había dado cuenta de la mentira, van y la repiten tres veces, ¡es que son...!

Claro que,


"Con el ruido de las nueces salió el amo del peral... tralará; salió el amo del peral, tralará; salió el amo del peral".

Y así sigue la canción ésta de nuestras infantiles caminatas y animados campamentos hasta que ya, sin podernos resistir cantábamos con mucho empeño esta aseveración patriótica:


"Aquí se acaba la historia de Juanillo el cocinero que tenía más mierda encima que el palo de un gallinero, tralará; que el palo de un gallinero, tralará; que el palo de un gallinero".

No sé a ustedes pero a mí este lío del rescate que no es rescate me ha traído a la memoria esta cancioncilla inocente. (¿Por qué me acuerdo de la OJE?) ¿Por qué? Habría que preguntarle al doctor Freud. ¿No creen ustedes? Por mi parte creo que es cosa del subconciente. O tal vez es que tal cantidad de mierda de gallinero en forma de mentiras, medias mentiras y medias verdades que azotan últimamente a mi pobre pensamiento consciente ha dado como fruto el recuerdo inoportuno del mierdoso Juanillo el cocinero. Ustedes perdonen.

Te deseo un buen día.

viernes, 8 de junio de 2012

Estupenda iniciativa

Hola a todos.
Los y las "scouters" son esos animosos monitores que en el Movimiento Scout se ocupan de que los pequeños y las pequeñas "scouts" tengan ratos llenos de actividades en los que pueden aprender convivencia y lealtad, hacer amigos y amigas para siempre, además de divertirse y de curtirse, con un espíritu de compañerismo digno de ser imitado.

Para ello los 'scouters' han de propiciar tales actividades. Algunas aprendidas en sus tiempos de 'castores' o de 'lobatos' o de 'scouts-exploradores' que se transmiten de generación en generación en los distintos grupos. Otras veces han de echar mano a la imaginación y buscar cosas nuevas que ilusionen a quienes están bajo su tutela en estos entrañables ratos de ocio sin ociosidad, valga la redundancia.


De estupenda iniciativa hay que proclamar la que ha tenido el Grupo Camelot, de la barriada capitalina de Schamann, y que han podido desarrollar el pasado fin de semana: plantar en los parterres vacíos de una plazoleta del barrio cercana a su local plantas varias que lo hermosearan. Venían dándole vueltas al asunto, pendientes del oportuno permiso y por fin el sábado se fueron con sus atriles y con sus ganas de ser durante una tarde unos magníficos jardineros improvisados.


Ciertamente la plaza, dedicada a Vicente Halconero personaje galdosiano como tantos otros que dan nombre a las calles del barrio, ha salido ganando con el trabajo-diversión de los pequeños. Por la tarde podían verse las nuevas plantas, algunas con flores, que alegran la vista de los viandantes. Y que por supuesto, también les alegran el corazón.

Lee 'porfa' la reseña del Grupo Camelot sobre este evento en: http://scoutscamelot.blogspot.com.es/2012/06/la-huella-del-centenario.html


Te deseo un buen día.

lunes, 4 de junio de 2012

Frases hechas, sólo eso.

Hola a todos.
Nos vienen como pájaros sin nidos donde empollar. Aparecen en nuestras vidas y durante un tiempo quedamos a su merced, a su capricho. Las oímos un día y luego durante una temporada, unas veces cortas, otras veces largas. No llegamos a saber nunca quien fue el primero que la dijo, quien el primero que le dio alas y la echó a volar. Tampoco nos importa. Son frases hechas, sólo eso, y así hay que tratarlas.

Recuerdo que cuando joven circuló por Las Palmas, como un grito de guerra, una simple frase de dos palabras que comenzó su andadura seguramente en uno de los cines de barrio de la ciudad, en aquellas sesiones dobles en las que podíamos ver dos películas que eran generalmente de indios y de vaqueros, o de guerra. La guerra de Corea, por ejemplo. Algún día, en horario de tarde, en la matiné, alguien abrió la puerta para entrar dejando paso a los rayos del sol que fueron derechos a la pantalla. Y entonces, de una garganta salieron como una exhalación las dos palabras: "¡Esa puerta!" Dichas con énfasis, no con enfado posiblemente pero sí con el tono que lleva la frase imperativa de ordeno y mando que no admite demora alguna: ¡ESA PUERTA!

Más reciente tuvimos dos sentencias distintas si bien hermanadas. La una decía: "España va bien"; la otra: "Eso es el chocolate del loro". La primera parecía tener padre pues la decía el ínclito Presidente Aznar sacando pecho, a cada momento. La segunda daba a entender que cualquier cantidad gastada -malgastada- era una nimiedad sin importar su importe: "eso: es el chocolate del loro", no te preocupes por boberías, aunque las boberías fueran millones malgastados. Y entre una mentira y la otra, de las dos frases de marras, hemos llegado a un punto crítico donde no queda loro, ni chocolate, ni casi España.

Ahora nos dicen a todas horas: "con la que está cayendo..." y el alma nos baja a la planta de los pies. Porque "con la que está cayendo" nos destrozan lo poquito que había arañado de bienestar, y por esa caída fulano o zutano no 'debe' hacer ahora tal o cual cosa. Entendamos que tal o cual cosa pudiera ser un desfalco, una apropiación indebida, una gratificación inapropiada por millonaria, una urbanización en sitio protegido, un gasto fastuoso innecesario, una pifia como la copa de un pino, etc. etc. Como si todas estas cosas cuando nada nos estaba cayendo fuese lo más honrado y aceptable que nos fuera dado tener.

Y claro, "con la que nos está cayendo" el Gobierno promueve una amnistía fiscal para defraudadores. Ver para creer.

Te deseo un buen día.