viernes, 28 de octubre de 2011

A cara descubierta

Hola a todos.
Yo esperaba, siendo un tonto el'culo como soy, que la banda terrorista eta anunciaría el fin de la violencia a cara descubierta. Yo suponía que llegado el momento, las personas (porque personas son ¿o no?) que aparece en el negro vídeo de sus comunicados iban a dejarnos ver su rostros. Imaginaba yo el momento y veía como ellos al dirigirse a su País Vasco y a España entera, mal que les pese, a los que tanto han perjudicado se quitaban de sus cabezas las máscaras blancas de las muertes y las capuchas negras de la extorsión y de los secuestros que hemos sufrido durante tantos años.

Esperé en falso, supuse con error e imaginé a los portavoces de los asesinos (presuntos asesinos ellos mismos) con más valor del que ellos tienen. Y me vino a la cabeza, al verlos como siempre con su parafernalia teatral, a tantos muertos y tantos heridos en sus carnes y en sus mentes. Tantos que no cabrían en un artículo de más enjundia que este pobre comentario.

Por ello me quedo tan solo con tres que me impactaron. Recuerdo al niño que dio una patada a una bolsa dejada con explosivos por los terroristas y que se encontró destrozado de cintura para abajo. Desconozco el nombre de aquella criatura entonces y no sé como habrá llevado su vida de inválido. Recuerdo a Ortega Lara al que los 'valientes' secuestraron y tuvieron en un zulo quinientos y tantos días y me parece que veo ahora mismo en la tele su cara demacrada sin afeitar y sus ojos que no se acomodaban a la luz cuando lo rescataron. Y me acuerdo de Miguel Ángel Blanco cuya muerte vil movió a España entera a manifestarse contra la banda, como nunca se había hecho, con tantas manos blancas alzadas.

Quiero creer que este mal sueño se acaba aunque la duda atenaza mi corazón. Quiero pensar que estas personas que están detrás de las máscaras, y las que están detrás de las que están detrás de las máscaras, acaben de verdad con el sufrimiento de tantos. Vascos, españoles o franceses, ¡qué más da! víctimas de la sinrazón.

Te deseo un buen día.

sábado, 22 de octubre de 2011

El viejo muelle

Hola a todos.
Hace cuarenta años el litoral que da al naciente en Las Palmas de Gran Canaria comenzó a cambiar radicalmente su fisonomía. Para mejor, según los más, por aquello de mejores comunicaciones, acera amplia para pasear y nuevos edificios en los terrenos ganados al mar, y para peor según los menos -entre los que me cuento- que llevamos el romanticismo hasta el punto de no querer ver cambiar la orilla del mar que vimos y amamos siendo unos críos, ni el cauce de los barrancos, ni las laderas, ni las montañas.

Y es por ello, porque soy un sempiterno romántico, que me gustaría seguir viendo el negro espigón del viejo muelle de Las Palmas, que se adentraba en el mar partiendo de una esquina del parque de San Telmo, con sus escalinatas carcomidas por las olas, desde las que atrevidos bañistas se lanzaban para sumergirse en las bravías aguas, bajo la mirada atenta del grancanario Galdós en piedra, obra de Victorio Macho.

Costó mucho la construcción -inacabada- del viejo muelle. El proyecto inicial data de 1789 y fue en 1870 cuando se decide no continuar la obra. "... es decir, casi un siglo de luchas, esfuerzos, polémicas, constancia y adversidades que vivió la sociedad de Las Palmas para tratar de disponer de un primer muelle que le permitiera algo bien las operaciones de su tráfico portuario en las maniobras de embarque y desembarque". Nos dice hoy el profesor de la Universidad de la Laguna don Fernando Martín Galán. Fue una construcción inacabada (como inacabada está la catedral de Santa Ana) en la que participó toda la sociedad de Las Palmas con la atenta mirada de la isla entera que había vivido cuatro siglos desde la Conquista sin un verdadero muelle en su redonda geografía.

El pasado mayo de este año 2011 se conme- moró el 200 aniver- sario del inicio de las obras (de un nuevo proyecto) con la colocación de la primera piedra. Nos añade el ilustre profesor: "La ceremonia convocó a un numeroso público que prorrumpió en vivas y exclamaciones, en medio de la fe que se depositaba en tan importante obra por la gente en la época y de la que se esperaba notables beneficios a la localidad e isla".







El viejo espigón está sepultado por la autovía y en lo alto de la avenida por donde caminantes y ciclistas pasean a diario se colocó hace años una escultura en honor de la vela latina canaria. Ahora, junto a la calle llamada desde antiguo Muelle de Las Palmas, se ha puesto un ancla y un cartel que recuerda aquel acontecimiento memorable de 1811. Y a mí, que soy como soy, me entra la nostalgia.

P.S. Las fotos antiguas son de la Fedac.

Te deseo un buen día.


lunes, 17 de octubre de 2011

Segundo ciclo


Hola a todos.

Comienzan hoy en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria las clases de la Diplomatura de Estudios Canarios. Es el segundo ciclo que voy a hacer pues ya terminé, como saben ustedes, el de Peritia et Doctrina de grato recuerdo. En este caso, tal como su título indica, las asignaturas de los dos años que dura la Diplomatura están volcadas en temas relacionados con las islas. Así en este primer curso que hoy empieza tenemos Geografía Humana, Historia, Arquitectura, Energía y Agua y así hasta ocho asignaturas con el denominador común de y en Canarias. Serán sin duda clases amenas en las que recordaremos cosas que ya sabemos y conoceremos otras muchas que ignoramos de este archipiélago de nuestros amores que por fa o por nefás no recorremos con el tiempo sosegado y tranquilo para quedarnos con sus bellezas y sus tradiciones ya que el mar que nos une es al mismo tiempo, queramos o no, el mismo mar que nos separa.

Particularmente espero mucho de estos estudios pues me entusiasma la idea de entrar en sitios y hechos solo entrevistos por mí hasta hoy. Y porque me darán -estoy seguro- base sólida para para seguir curioseando con atención en todas aquellas cosas que, por cercanas, miro muchas veces sin llegar a verlas.

Te deseo un buen día.

miércoles, 12 de octubre de 2011

La Graciosa

Hola a todos.
Un ancho de mar de un kilómetro, al que llaman El Río, separa las islas de Lanzarote y La Graciosa. Esta última, vista desde los altos de Famara, aparece a los ojos de cuantos tienen la fortuna de verla como una perla que está ahí mismo, al alcance de la mano, y que por desidia nadie pone en sus manos para gozar de su belleza.


El viaje en barco para acceder a La Graciosa desde Orzola, pueblo más cercano en Lanzarote, tiene muy mala fama ganada en propiedad de cuando se hacía en pequeños barcos de pesca que se mecían en el Atlántico como cáscaras de nueces. Hoy las cosas han cambiado... un poco. Al salir del pequeño embarcadero de Orzola el otro día, unas olas bravas laterales y juguetonas hacían que el barco se moviera y subiera y bajara jugando con él, produciendo el que nosotros, -marineros de tierra adentro- lanzáramos al aire unos grititos de entusiasmados miedos. Poco duró el contento: al rato el mar quedó tranquilo y pudimos mirar a la isla que nos aguardaba enfrente.

En La Caleta del Sebo las casas son bajas, y blancas casi todas. Barcos en el
muelle. Gentes del lugar y turistas se mueven tranquila- mente. Algunos clientes en las terrazas charlan mientras toman el cortado o la cerveza de la mañana. Y en unos tenderetes montados por jóvenes hippies éstos nos ofrecen sus manualidades y baratijas que allí mismo confeccionan con cueros y otros materiales. Un par de pajarillos revolotean entre las piernas de los paseantes y un pato ¿o quizás una gaviota? se mueve por la orilla de la marea.




Nos invitan a coger un jeep para recorrer la isla (o al menos una parte de ella). Las ca- rreteras, estrechas, son de arena del cercano desierto. Y parte del desierto parece la isla toda con sus montañas y sus calas. Nos vamos al otro núcleo de población al que llaman Las Casas de Pedro Barba, con casas terreras, casi todas cerradas pues es lugar de veraneo de gente acomodada de las islas grandes. Entre las arenas y las lavas vemos pequeñas muestras de vegetación, (con valiosos ejemplares autóctonos) que se nos van apareciendo. Algún pajarillo se deja ver revoloteando entre las aulagas. Vemos cultivadas aquí y allá dos o tres finquitas (cuatro arbustos y poco más) y nos preguntamos cómo las riegan, pues aquí el agua y la electricidad las traen desde Lanzarote por tuberías que van por el fondo marino.

Nos vamos a la playa de las Conchas y enfrente vemos otras islas del llamado Archipiélago Chinijo, que es llamado así por pequeñito: Montaña Clara que parece estar al alcance de nuestra mano, el Roque del Oeste, y Alegranza, que tiene forma de ballena, y que se ve borrosa por la niebla.

De vuelta en La Caleta del Sebo nos bañamos (como no podía ser menos) en la playa de rubia arena y tomamos un malvasía (no faltaba más) con sardinas fritas que sabían a gloria pura en uno de los varios bares junto a la orilla.





A las cinco, después de una magnífica paella y un rato de buenas canciones y música de guitarras regresamos, y fuimos recreándonos en el viaje de vuelta con la impresionante pared del Risco de Famara en Lanzarote y todo lo que el corto paseo nos fue deparando.

Te deseo un buen día.

lunes, 10 de octubre de 2011

Lanzarote

Hola a todos.

Si al decir Lanzarote, ya es bastante. ¿Para qué decir más... para cansarte?

Si escribiendo distinta, es suficiente. ¿Para qué escribir otras palabras intrascendentes?

Si susurrando belleza... tú ya me entiendes. ¿Por qué no haz de gozarla plenamente?

Y si te invito a venir, ¿por qué no aceptas y te vienes?


Sinceramente te digo: ven a Lanzarote y gozarás de una tierra única distinta en su salvaje belleza. Moldeada por el fuego de los volcanes; por las lavas y las coladas; por los conos volcánicos y por los cráteres; por los jameos y por los tubos volcánicos, por el magma negro y las montañas rojizas y negras radiantes por la acción del fuego y del tiempo.


Ven a Lanzarote por las Gerias y sus viñedos; por sus casitas blancas y por su aire y por sus vientos; por ese mar que la baña, por las costas y sus silencios; por las palmeras de ensueño; por sus vinos y por sus quesos. Por sus portentos y
sus gentes.

Y viaja a la luna recorriendo Timanfaya con el diablo por compaña. Y baja con Julio Verne al interior de la tierra en la Cueva de los Verdes. Y visita al minúsculo cangrejo ciego en los Jameos del Agua y... por encima de todo, asiste como yo, atónito y maravillado, al espectáculo de la vida que se agarra a las piedras volcánicas en su forma primigenia de líquenes -simbiosis de hongos y algas unicelulares- con sus tonos grises y sus tonos pardos, con sus bellos colores amarillos y rojos flameantes que cubren kilómetros y kilómetros de metros cuadrados en las impresionantes coladas llegadas hace siglos hasta el mar.

Ven a Lanzarote y disfruta. Con ello basta.

La molina


Mar de lavas

Palmera en la montaña


Bello mar

El Golfo
Te deseo un buen día.

jueves, 6 de octubre de 2011

A La Graciosa

Hola a todos.
Estoy como chiquillo con zapatos nuevos. Me voy dentro de un rato a Lanzarote a la que conozco por haber estado en ella en varias ocasiones (nunca se conoce a una isla de verdad, definitivamente, e iré mañana a La Graciosa a que tan solo conozco por la visión que de ella tengo desde los Riscos de Famara. Estoy ilusionado como niño en la noche de Reyes esperando que amanezca. Ya les contaré.

Mientras,

Te deseo un buen y feliz (buenos y felices) días.

lunes, 3 de octubre de 2011

El Bar Perico

Hola a todos.
Entré hoy en el Bar Perico a tomar un cortado. Entré a tomar el cortado, claro está, y porque la curiosidad me empujaba pues hacía tiempo que deseaba conocerlo. Me encontré en un bar espacioso con dos puertas a la calle, de poco fondo, con un par de mesas y sillas en uno de sus lados. Me dirigí al hombre que despachaba tras la barra, más joven que yo, y que me atendía: -¿Jefe, puede decirme desde cuándo está aquí el bar?- Me miró como sopesando la respuesta: 'No sé. Puede que desde setenta, ochenta años', me contestó. Al rato vuelvo a preguntarle: ¿Y, conoce usted la canción esa que dice "Vete al Bar Perico, si quieres tomar café; vete al Bar Perico, si quieres pasarlo bien..."?

La canción por la que pregunto la tatareo algunas veces pues no en vano la oí cantar en muchas ocasiones en los bailes a los que acudía en tiempos ya desgraciadamente lejanos. Es canción pegadiza, fácil de cantar, de letra muy sencilla y música de ésas que mueven los pies hasta del más torpe de los bailarines y que además se podía (y se puede aun) oír en los pasacalles de las fiestas de pueblos y barrios, con o sin papagüevos.


El bar, por otra parte, es una historia viva de la Historia chica de Las Palmas. Está situado -de siempre- en la Portadilla de San José que era entrada a uno de los más emblemáticos barrios de la ciudad al tiempo que era salida de la carretera que nos comunicaba con el Sur de la isla. El hombre del bar me apuntó setenta u ochenta años. Yo para mí, prefiero pensar que el bar hace que está aquí mucho más tiempo: quizás tenga los años de la catedral o de la fuente del Espíritu Santo. No sé. Por su interior habrán pasado generaciones de parroquianos. Junto a su barra se habrá discutido por las peleas de gallos y en ellas se habrá arropado al partido de San José que en sus tiempos tuvo los mejores gallos de pelea de la isla; se habrá hablado de fútbol y celebrado las victorias del equipo del barrio: el Sporting San José; se habrá planeado fiestas, formado parejas, hecho amistades para siempre, despedido entierros y se habrá despachado muchos cafés y muchos rones.

En el bar hay unas cuantas fotografías para la nostalgia. No muchas pero bien apañaditas. Fotos del Puente de Piedra con una camioneta antigua circulando por encima, por ejemplo. O de chicas en la fuente cogiendo agua en los cántaros. Junto a ellas, en tamaño mediano, tres fotos que a los de fuera no dirán nada pero que a los de aquí, a los nostálgicos como yo al menos, nos llenan de añoranza: Las tres fotos, en negro o en sepia, son de tres personajes de esa Historia pequeña -pequeñísima- de la ciudad: Andrés el Ratón, Lolita Pluma y Pepe Cañadulce, por este orden. Los tres, personajes queridos por el pueblo, nos llevan con sus figuras, con sus caras y con sus ojos a una época distinta, más entrañable, más única. De pueblo grande que quiso convertirse en ciudad y que conserva en sus rincones y bares -como este Bar Perico- la esencia y el recuerdo de esta gente entrañable que ya no está con nosotros.

Te deseo un buen día.