domingo, 30 de diciembre de 2007

Feliz 2008


Adivinanza:


Tres cosas tiene mi novia,

dos arriba y una abajo,

dos me tocan las cosquillas

y la otra el contrabajo.


(ver solución el año que viene)


Hola a todos. Hoy me he levantado con la poesía en alza y no teniendo otra cosa mejor que hacer que la de felicitar el nuevo año a todos mis fans y a los que no lo son puse a trabajar a mis musas y el resultado fue la cuarteta que doy por adivinanza. Como la solución ni yo mismo la sé sugiero me des alguna a través de los comentarios para elegir la más cachonda, atrevida, insinuante, etc.

De todas formas no hagas trabajar mucho a tus entendederas y confórmate con algo que sea digerible para el común de los mortales. Para ello te recomiendo te inspire en los magníficos cuentos y frases de artistas grancanarios de la talla de Manolo Vieira con su Arlesis, de Marrero, del inigualable Cho Juaa con sus dibujos y chistes, y más atrás de Pancho Guerra autor de los Cuentos Famosos de Pepe Monagas, todos ellos retratistas de costumbres y dichos de nosotros mismos.

Como no es en absoluto tesoro exclusivo de los canarios el humor y dándose éste tanto en chistes como en frases ingeniosas me vas a permitir contar algunas de las que me sé sin que ellas sean en absoluto de mi propiedad.

Empezaré por esta sentencia trucada:

"El que a buen árbol se arrima, buena siesta que se echa".
O esta otra:
"Dime con quien andas y te diré con quien caminas".
Claro que para frase aquella cortita del tiempo del KGB que decía: "CPK O CCK".
Y ¿cómo no? el nombre del ministro de economía del país asiático que era TIKITO TOITO.
Cambiando a tiempos atrás recuerdo unos caramelos que teníamos en Las Palmas cuya propaganda era "aunque usted no sea goloso coma caramelos Grosso", y que venían envueltos en unos papelitos, cada uno con una pregunta, de las que recuerdo en estos momentos dos:
¿Qué le dijo el caldero a la lumbre? ¿Qué le dijo?
¡Quita p'allá que me tiznas!
¿Qué le dijo el azúcar al café? ¿Qué le dijo?
¡Ay negrito, por ti me derrito!
Y ya para terminar el definitivo y apocalíptico axioma que nos dice:
"En este mundo de la desdicha
nadie está conforme ni con su picha"
Te deseo un buen día y que seas feliz 366 días en 2008.

viernes, 28 de diciembre de 2007

Crucero







Hola a todos. Escondido entre las plantas, humilde, como queriendo pasar desapercibido, ajeno al bullicio de los vehículos que incesantemente pasan junto a su esquina, hay una cruz, regalo de la Casa de Galicia, hacedora de Cabalgatas de Reyes, enraizada en nuestra comunidad grancanaria, a la ciudad de Las Palmas en 1979. Está el Crucero en la esquina opuesta, en diagonal, a la iglesia de San Telmo. Situado sobre una plataforma con escalones se alza mostrando en su cara anterior la imagen de Jesús Crucificado, y en la posterior la de la Virgen con Jesús en brazos. Tiene grabado al pie en la piedra un escudo que supongo es de Galicia. Es un pedazo de tierra gallega, tan hermanada a nosotros, en nuestra isla.

La iglesia opuesta dedicada al beato Pedro González de Frómista, conocido como San Telmo, patrón de los navegantes y abogado contra las tormentas, data del siglo XVII, con anterior ermita en el mismo lugar del siglo XVI, y fue construida por el gremio de mareantes pues en esta zona estaba el Muelle de Las Palmas y habían astilleros. Hay que tener en cuenta de que el mar llegaba hasta la misma iglesia aunque en mis tiempos rompía contra el malecón en que finalizaba el parque. Está bellamente artesonada en madera y de las vigas cuelgan unos cinco barcos que nos recuerdan su pasado marinero. Luce bonitos cuadros con motivos religiosos y estatuas de santos y guarda para la Semana Santa la procesión de La Borrica, el domingo de Ramos, y de la Virgen de Triana, según leo en el oportuno cartel que hay cerca de la iglesia. Es armoniosa, pequeña, y en su lateral, donde la sacristía, tiene siempre un agradable balcón adornado con macetas y flores.

En el Parque además están dos quioscos pequeños revestido uno de azulejos, y el quiosco de la Música, igual al que había hace bastante años, pues no prosperó el diseñado por la arquitecta Pastor que propuso y medio construyó uno de estilo moderno. ¿Cómo hubiera quedado el parque con él? Imposible saberlo. Claro que bien mirado la torre Eiffel rompió moldes en París y hoy es símbolo y orgullo de Francia... También cuenta con una zona infantil con barco de madera para deleite de los pequeños. Se celebraba en el Parque, que era lugar de paseo para las parejas junto con Triana (la chacha y el militar), las fiestas de San Pedro Mártir el 29 de abril, incorporación de Gran Canaria a la Corona de Castilla. Estas fiestas pasaron a mejor vida pues en los últimos años un grupo de personas que se oponían a las mismas se encadenaron vestidos con pieles, -cómo los antiguos canarios, decían-, y no dejaban que la procesión con el Pendón de la Conquista paseara por las calles de la Ciudad.
Te deseo un buen día.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Babuchas



Hola a todos. Allá cuando yo era un poco más joven que ahora en Schamann teníamos la iglesia de los Sagrados Corazones en la calle Pedro Infinito, donde mismo está hoy, pero con el edificio distinto ya que tenía una sola planta con la mitad del solar de iglesia y la otra mitad de patio. En ella fue donde me inicié en la Acción Católica, movimiento de la Iglesia para jóvenes y mayores, eso sí con las chicas y mujeres aparte pues ellas tenían a las Hijas de María como grupo. Pasado los años en el barrio se construyó otro sitio de culto, esta vez dedicado a Nuestra Señora de los Dolores, iglesia que rompió moldes con todas las otras que teníamos, me atrevo a decir en toda Canarias. Iglesia con la torre campanario separada del cuerpo principal y en cuyo piso bajo estaba la pila de bautismo; con una cristalera de colorines en el frontis justo al lado de unas figuras de santos verticales y de aspecto 'raro'; con un piso cuyo dibujo podría parecer olas dentro del recinto; con muros y techo simulando un acordeón; unas estatuas de santos y de María; las correspondientes cruces para el víacrucis; y en el altar mayor una obra de arte, de Santiago Arencibia, con la Venida del Espíritu Santo en apóstoles de varios metros de altura y cuerpos y caras angulosas en donde, al parecer porque el conjunto del retablo no gustó al señor Obispo, pusieron sobre madera la efigie de Jesús Crucificado.


Alrededor de esta iglesia pasé varios años de mi juventud con muchos de los que aún hoy son mis amigos; chicos y chicas que sin ser conscientes de las limitaciones de entonces lo pasábamos lo mejor posible, por ejemplo yendo al sanatorio, leprosería o asilo de ancianos a cantar y recitar poesías y haciendo meriendas para chicos necesitados. Eran tiempos en los que ir a bailar no estaba bien visto, al menos para nosotros, y en los que se decía (vaya usted a saber si era verdad) que el Obispo quería que hombres y mujeres fuéramos a playas distintas, por aquello de la promiscuidad, supongo. También era tiempo de los Cursillos de Cristiandad para mayores, y de Vida para los jóvenes. A uno de éstos asistí en el colegio Salesianos de Teror y no sé si aprendí mucho pero recuerdo haberlo pasado estupendamente.

Al calor de la Acción Católica un grupo reducido de amigos, Antonio, Emilio, Martín y yo, creamos el Club de los Babuchas, -yo el Babucha Azul-, éste de carácter urbano para reunirnos y jugar a cartas, contarnos nuestras historias y sobre todo darles el coñazo a nuestras respectivas madres que eran unas santas. Recuerdo la nochebuena (o vieja) que en casa de Emilio vomité sobre uno de sus sillones, por efecto de la bebida, y gracias sean dadas a Dios de que en aquel momento la madre no estaba porque si no me mata, y otro mediodía en casa de Antonio donde casi acabamos con la paella que tenían para el almuerzo. En fin tiempos pasados que no fueron mejores ni peores que éstos: fueron.

¡Ah!, y además en esta iglesia tal día como hoy hace unos tropecientos años nos dimos el SÍ QUIERO mi señora y yo, por lo que la misma guarda para nosotros un especial recuerdo.

Te deseo un buen día.

martes, 25 de diciembre de 2007

Una vela por África


Hola a todos. Ayer en Nochebuena se celebró en la Plaza Santa Ana de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria el ya tradicional concierto que el grupo Mestisay viene ofreciendo desde hace, al parecer, ocho años. Tenía éste como artista invitado a José Antonio Ramos, excelente timplista de vocación, y al grupo Cabaret del Capitán Varela que ayudó a que la velada fuese de lo más agradable. Como nota discordante diré que estaba anunciado para la una de la madrugada y empezó media hora más tarde, lo que es una falta de consideración para quienes estábamos allí a la hora prevista, sobre todo por el frío, pero que se perdona por la fecha.

No soy crítico literario ni musical y por tanto no puedo entrar a fondo a considerar la actuación. Quizá por estar en Navidad esperaba yo un concierto navideño con villancicos y salí sólo medianamente satisfecho. Tampoco me pareció ver al público demasiado entusiasmado, pienso que porque a lo mejor, después de la cena más o menos abundante y el cava, el cuerpo no estaba para muchos aplausos. Eso sí la plaza estaba bastante llena con muchas personas de pie en los laterales. Este año el concierto tenía un noble fin añadido: su lema, 'Una vela por África' trataba, más que de recaudar fondos con la venta de una vela a cada persona o pareja (por la cantidad que quisieran dar), el concienciar sobre el problema que está viviendo este continente tan cercano a nosotros los canarios que obliga a una emigración de su juventud como estamos viendo. Este fin fue posible por la colaboración de la Cruz Roja y era bonito el ver tantas velas encendidas. La música que empezó siendo electrónica con inclusión del timple y que fue virando a otra más acorde con nuestra tradición como son los boleros y chachachás terminó, al menos para nosotros, pues nos marchamos antes de finalizar el espectáculo, con un dúo entre José Antonio Ramos y el maestro Totoyo Millares esta vez con timples de los de siempre y canciones canarias.

Mientras escuchaba las interpretaciones de músicos y cantantes me sumergía yo en pensamientos sobre lo que tenía alrededor. Así veía el cielo, al comienzo sin una sola nube sobre la plaza y la luna llena en todo su esplendor y algunas brillantes estrellas, y que cuando nos íbamos tenía un precioso encaje de nubes blancas que poco a poco iban juntándose sobre nuestras cabezas. También me entusiasmaba viendo los arabescos que las luces del escenario, girando y girando, iban formando en la fachada de la catedral dando a ésta un aspecto de bordado canario que permitía ver mejor el rosetón grande que luce en el centro. Igualmente me preguntaba, como otras tantas veces, cómo será el jardín del palacio del Obispado pues al pasar por la calle Obispo Codina, y ver el muro que separa al jardín de la calle me intriga y me dan ganas de conocerlo. ¿Me atreveré a pedir permiso para visitarlo, y en tal caso, me lo concederán?

Foto de la Fedac


Te deseo un buen día.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Enredadera imposible

Hola a todos y Feliz Navidad.

¡Piedras! ¡Venga, más piedras!. Mi hermana y su marido Pepe tenían en el barrio de Marzagán un solar de unos 1800 m2, aprendiz de finca, al que estuvimos yendo durante unos años, tanto mi hermana con su prole como yo con la mía. Nos reuníamos allí las dos familias, y algunas otras en ocasiones, casi todos los domingos. Íbamos, por nosotros los mayores, pero sobre todo por los críos. Éstos, en mayor medida los más pequeños, lo pasaban genial jugando lo indecible en un terreno sin peligros, columpiándose en las higueras, construyendo en una de ellas con cuatro tabla una especie de choza, deslizándose sobre lo que encontraran a mano por la pendiente, poniéndose bacinilla en la cabeza... Los mayores nos ocupábamos, unos de plantar y atender las labores que lleva el campo, otras (las mujeres, como siempre) de alegar mientras preparaban algo de comida y de enyesque, y yo, que tenía al parecer ínfulas de maestro mayor de obra me atareaba en hacer muros. Y así gritaba aquello de ¡piedras, más piedras! a los chiquillos que iban esquilmando primero nuestro solar y después los de los alrededores. Cualquiera que oyera esta imperiosa orden domingo a domingo podría pensar que yo trataba de terminar la inacabada catedral de Las Palmas.



Aunque no era para tanto. Casi todos los domingos llevaba en mi coche, ¡magnifico Volswagen!, un día un saco de cemento y otro media docena de bloques que compraba en Schamann. Con ellos hicimos también un pequeño aseo y un cuartito donde guardábamos la carretilla, el sacho, el rastrillo y otras cosas; pero el trabajo mayor de mampostería lo hizo un señor que vivía en los alrededores, Juan Luis, que nos acondicionó una cocina, un cuarto y una habitación separada del resto, y casi en el centro del solar, para cuyo techo aprovechó un palo de esos de la luz con que hacer la techumbre de tejas, y en cuyo interior cabían dos camas. Recuerdo un cuadro horrible que pinté por aquel entonces que según la posición en que se pusiera parecía una gorra de béisbol o un gato. También construí un mural con conchas cogidas en la playa que era la envidia de algunos y motivo de broma de casi todos.


Mi cuñado, hombre que venía de familia de gente de campo, de p'arriba de San Mateo, tenía una afición por la plantación digna de elogio y por hacer barbacoas usando en vez de carbón lo que encontrara a mano. Se ocupaba de plantar papas y millos, recoger cuando llegaba la época los higos y brevas, de regar, de hacer surcos, de sulfatar y de todo lo necesario para hacer que el solar floreciera. También mis sobrinos, sobre todo Luz Mari y Pedro Juan, se afanaban en tener sus pequeños huertitos de habichuelas, tomates y otras hortalizas. Mi cuñado plantó una palmera canaria que con los años pasó a ser un hermoso ejemplar. El mayor chasco nos lo llevamos cuando compramos unos pocos árboles frutales en Santa Brígida que tenían sus raíces envueltas en bolsas de plástico y... ¡las plantamos sin quitarles ni romperles las bolsas! con lo que, lo que iba a ser un rincón arbolado, no llegó a nada pues los pobres árboles fueron muriendo asfixiados sin poder desarrollarse. Otra cosa que llegó a ser ocupación mía fue la de hacer una enlatada, entre el cuartillo de aperos y el aljibe, para lo que empleaba tubos de uralita en hacer las columnas, en la que tenía puesta mis esperanzas de ver una hermosa enredadera de papel que habíamos plantado. No fue posible, la enredadera cada vez más mustia fue sólo eso: una enredadera imposible.



Ah, y recordar como en el camino de vuelta a casa nos parábamos en la calle Venegas, ya en Las Palmas, en los Alicantinos, a tomarnos cada uno un sabroso cucurucho de helado.



Te deseo un buen día y una mejor Nochebuena.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Villancicos


Hola a todos. Ayer me tocó la lotería aunque el sorteo se celebra hoy, pues fui al colegio de mis dos nietillos varones (la niña está en otro colegio distinto) a ver la fiesta de Navidad. Hay que ver a los pequeños cantores, desde los tres añitos hasta los once, afanándose por cantar bien lo que sus maestros le han enseñado para esta ocasión. De infantil y primaria es el colegio y no sé donde había más emoción: en los niños y niñas mientras cantan, mientras esperan o alborotan, en sus profesores y profesoras o entre los padres, madres, abuelas y abuelos que formábamos su entusiasmado público. Cantaron como los niños saben hacer villancicos tradicionales y otros villancicos canarios, no sé si con letra preparada para la ocasión. Además una de las clases nos sorprendió con un simpático belén viviente que, en el escenario, con altura de pocos centímetros pues todos ellos eran pequeñines, nos mostraban a San José con barba y todo, a la Virgen, a los pastorcitos y a los ángeles con sus alitas, y cómo no a los Reyes Magos, ofreciendo Reyes y pastores sus ofrendas al Niño.








Me veo, mientras escucho, en los Salesianos. Me oigo a mí mismo cantando villancicos en el coro de la iglesia ' ¡... ha nacido el Redentor, venid y adoremos, venid y adoremos, venid y adoremos al Niño Dios...!' Un Rey me da el regalo que es un juego de carpintero: un martillo, unas tenazas, un pequeño serrucho... Es a mi parecer el mejor regalo que recibo de los Magos. Mi ilusión es enorme, sólo rota más tarde porque del juguete nunca más sé; desaparece y no vuelvo a verlo. Lo que sí veo es el salón de actos que tiene el colegio donde hacemos teatro y vemos cine, con películas de Rintintín, el perro que se las sabe todas y Rex el caballo que es su compañero; entre los dos salvan siempre al protagonista, al muchacho, de las emboscadas que sus enemigos los malos le hacen. También películas del Gordo y el Flaco que nos hacen desternillar de risa. En este salón de actos también actúa la banda de música del colegio y me veo tocando el saxofón mientras mi hermano Perico, mayor que yo unos años, toca el bombo. Incluso me llego a ver cuando con la banda vamos a tocar en procesiones de Semana Santa y de María Auxiliadora.






La primera vez que comí "moros y cristianos", o sea judías negras y arroz blanco, fue cuando entronizaron la imagen de la Virgen en lo alto del frontis del colegio. Los curas hicieron la correspondiente fiesta en los jardines que estaban en la parte delantera del mismo y que hoy están desaparecidos por la construcción de un parking. ¿Por qué juegan con nuestros recuerdos? Recuerdos que van hacia los dos patios que tenía el colegio y que supongo sigan estando, uno de cemento para los más pequeños y otro de tierra donde se jugaba al fútbol, justo donde empezaban las clases de sastrería, encuadernación, imprenta, carpintería... Y ¿como no? recuerdo el patio interior con columnas y plantas donde en una imagen de la virgen, hecha de azulejos, rezaba:




Madre mía Auxiliadora,
amparadme en este día,
sed mi luz, mi norte y guía
en cada momento y hora.


Así me salvo de fijo
aunque al mundo no le cuadre,
recuerda que eres mi Madre
que yo sabré ser tu hijo.

Fotos obtenidas en FEDAC

¿No es un gran misterio la memoria?

Que tengas un buen día.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

De La Laja al Muelle (1)




Hola a todos. 'Golisniando' en el baúl de los recuerdos en la FEDAC tropiezo con esta bella foto coloreada, fechada en 1905, del túnel de La Laja. En ella podemos ver la masa de piedra que sobresale del mar y sube hacia la montaña, que a mí siempre ha llamado la atención y que hoy en día está en buena parte desaparecida con las sucesivas obras que transformaron el estrecho ojo de túnel que se ve, en la autovía del Sur hacia Las Palmas. La parte izquierda de la foto, metida en el mar, se ha transformado en un mirador a nivel de carretera, y ésta que se ve estrecha y con paso de personas y animales, ha sido sustituida por la autovía de tres carriles en cada dirección para lo que fue necesario ganarle terrenos al mar, y abrir nuevo túnel dirección sur. Lo que también está distinto es la vista del mar quizá porque el día que obtuvieron la foto había marea alta: no se aprecia la actual playa de La Laja espectáculo digno de ver sobre todo en la bajamar con cientos de gaviotas en ella.


Viendo dicha imagen, algo distinta a la actual, me vino a la mente un deseo largamente acariciado, ir a este punto y recorrer desde aquí hasta el Puerto, si las fuerzas lo permiten, la larga avenida que junto al mar discurre por esta zona al este de Las Palmas. Para hacerlo realidad nos vamos mi mujer y yo hacia la playa llegando hasta la llamada Torre del Viento donde tenemos previsto iniciar el paseo. Esta torre, perdonada de la piqueta, es lo que queda de una casa que fue derruida por las obras de la autovía. Desde aquí y después de hacer unas fotos nos encaminamos en dirección a Las Palmas, con el mar a nuestra derecha y las laderas y casas al otro lado. El día sin ese color diáfano habitual en Canarias no se presta mucho a las fotografías y algunas salen obscuras. El mar está en calma con un color azul y blanco de las olas al romper que a veces se torna gris al igual que las nubes pues el día amenaza lluvia. El camino es ligero y se camina bien pues es llano. La mañana es agradable. A nuestra izquierda vemos los diferentes barrios del Cono Sur de la Capital y además varios edificios de la Universidad y los hospitales Materno e Insular.


Al poco llegamos al barrio marinero de San Cristóbal con el castillo de igual nombre y varios bares y restaurante pues es éste un sitio frecuentado por la gente del país para comer pescado y marisco frescos. Aprovecho para hacer fotos al castillo y en ese momento vemos un arco iris más bien pequeño que pienso quiere dar la bienvenida al invierno que comienza mañana. Seguimos nuestro paseo fotográfico y aprovechamos los barcos anclados cerca del puerto y unos óptimis con sus velas blancas para fotografiarlos. También a la escultura Lady Harimaguada del escultor canario Martín Chirino que en esta zona hermosea la avenida. Por último llegamos a lo que era desembocadura del barrando Guiniguada junto al Teatro Pérez Galdós, y dejando la parte que queda del paseo para otro día, nos volvemos a casa.



Te deseo un buen día.

martes, 18 de diciembre de 2007

Sultán


Hola a todos. La casa de mi madre tenía y aún conserva una escalera de mampostería que une la planta baja con la alta. Debajo queda un espacio pequeño, como una alacena, que sirve para guardar cosas útiles, o no, de la vivienda. En un tiempo en que este espacio estaba vacío no era raro ver a dos figuras menudas que se contorsionan, pelean, gruñen y cambian su posición, estando una encima de la otra en un animado ejercicio de lucha. Una figura se corresponde con la de uno de mis hermanos gemelos más pequeños que yo, de nombre Jesús, y la otra con la del perrillo que teníamos en casa al que llamábamos Sultán. Era éste un perro sin pedigree, callejero como nosotros, pues en aquellos tiempos no conocíamos a los 'foxterrier', 'yorkshire', ni otros de pelajes exóticos. ¿Quién de los dos hace más perrerías? La casa, que da para lo que hoy es el Parque de las Rehoyas entonces inexistente como tal, parecía a punto de desplomarse por el barranco en la esquina de Paquito, porque aún no estaba construido el muro de contención que delimita la calle con el citado parque. Tampoco estaban la guardería ni las canchas deportivas siendo buena parte del barrio solares sin edificar. Por ello, Sultán y nosotros, (yo el poco tiempo que estuve fuera del internado) lo pasábamos correteando por el espacio libre de casas y de coches. Sultán era para nosotros muy bonito, con un tono color caramelo y manchas blancas, y para Jesús el mejor amigo del mundo. Era también mi hermano aficionado a las palomas y durante años cuidó de las que teníamos en el rústico palomar en el patio.

Jesús no tuvo la suerte de cara. Nació sordo (sordomudo por tanto) y con una insuficiencia mitral que al final se lo llevó jovencillo. Era algo enfermizo pero animoso. Conocido en todo el barrio era amigo de todos y en todas partes bien recibido. No pudo ir como los demás niños a la escuela y sólo recuerdo dos períodos en los asistió a alguna: en una infantil que tenía una señora frente a lo que era el cine Sol, y ya más grandito en el colegio del Estado que estaba algo lejos de casa, en la calle Granadera Canaria al final de la de Reyes Católicos, donde con mucha voluntad se inició en horario no lectivo la escuela de sordomudos. En ambas pudo aprovechar poco y como no aprendió a hablar, salvo palabras sueltas, nos entendíamos con él por señas no regladas como las de hoy y él se defendía cuando algo le molestaba dando gritos.

Todos nos queríamos en casa incluyendo a Sultán. Recuerdo un día en que bajando desde Schamann, barrio donde vivíamos, por los Cuatro Cañones fuimos a la playa de Las Alcaravaneras, que era playa familiar y de casetas, llevando a nuestro perro atado con una simple soga de esparto. Por lo demás pocos son los recuerdos cercanos porque la convivencia diaria sin sobresaltos hace que la vida sea uniforme sin aristas que dejen momentos claves en la memoria. Cuando ya era algo viejo, nuestro Sultán sufrió un atropello que lo dejó cojeando, y supongo que murió poco después en nuestra casa con el cariño de todos.

Te deseo un buen día.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Navidad, feliz Navidad

Hola a todos. ¿Alguna vez has puesto un quinqué con petróleo para alumbrar la cueva del belén donde nació el Niño Dios? ¿No?, pues yo sí. Fue en casa de mi madre hace muchos, muchos años. De pequeño en los Salesianos veía que al llegar estas fechas el altar mayor de la iglesia de María Auxiliadora se transformaba y aparecían las figuras, palmeras, río y otras cosas del nacimiento. Recuerdo sobre todo las tablas pintadas que hacían de fondo y en donde sobresalía un árbol grande, muy grande, posiblemente un naranjero, que me llamaba la atención porque me parecía, seguramente, desproporcionado. Pues bien, a mí hasta fecha reciente me llegó el gusto por hacer este entretenido arte familiar, que el árbol de Navidad por desgracia ha venido a desplazar de nuestros hogares, gusto que, dormido como está, espero despierte y vuelva yo a hacer mis belenes. ¡Ni que decir tiene que el techo y las paredes de la habitación donde el quinqué iluminaba a la Virgen y al Niño y a San José quedaron negras como el betún!. No recuerdo como eran las figuras ni que otras cosas las acompañaban, pero del quinqué seguro que no me olvidaré mientras viva.

El sábado en mi club de mayores celebramos la fiesta de Navidad con paella y baile. No sé porqué nos empeñamos en celebrar algo con una comida valenciana en lugar de hacerlo con un rancho, un caldo pescado o un sancocho... pero bueno pasamos un rato muy agradable y además estuvimos oyendo música tocada por el grupo folklórico del club que cantaba aires y villancicos de las islas. Son éstas unas fiestas entrañables y la celebración de actos que nos hermanan son de aprovechar.

Ayer domingo estuve en Las Canteras para ver el Nacimiento de arena. Confieso que no me gustó. Lo encuentro demasiado grande y por ejemplo, al Niño Jesús sólo le falta el uniforme de Primaria para mandarlo al colegio. ¡Chacho, que crecidito que está!. Bromas aparte creo que el Ayuntamiento se ha pasado en sus intenciones y que una obra, para ser buena, no necesariamente ha de ser grande. Me ha gustado mucho más los de años anteriores, más chiquitines.




He visto en mi casa una postal que recibí no sé de quien felicitándome estas fiestas hace años. De ella aprovecho los versos de Agustín Millares Sall, poeta grancanario, para desearte Felicidad y Paz.

Creando estoy un mundo donde el hombre

goce la libertad que no se cierra,

vea la luz solar sin que se asombre

y halle la paz, sin pronunciar su nombre,

en un lugar cualquiera de la tierra.

Te deseo un buen día.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Poesía inacabada


Hola a todos. De siempre me ha gustado la poesía o mejor sería decir alguna poesía. Es un arte que no debiera perder adeptos, ni entre los escritores ni entre los lectores, pues eleva el alma si es poesía espiritual, alegra si es picaresca y enardece cuando canta a lo que es nuestro. Lo que ya no me gusta es la poca memoria que tengo que motiva el olvido de muchas poesías, algunas en su totalidad y otras en buena parte de ellas. Tal ocurre con la que me voy a permitir escribir a continuación, que leí hace montones de años y de la que recuerdo sólo una parte del principio. En ella, un señor amante de la caza, pronostica un buen día para su deporte favorito sin decir, claro está, que a los pobres animalitos no le hará igual gracia el que vayan tras de ellos con una escopeta en la mano. Allá va:

Ajajá perfectamente
me ha sentado bien la cena
¿qué tal la noche? muy buena
a ver, a ver, excelente
hermosa temperatura
cielo limpio y estrellado
pues Señor se me figura
que el tiempo se ha asegurado.

¿Y qué?

Que somos felices
mañana querida esposa
si no mandas otra cosa
me voy a cazar perdices.

¿Otra vez de caza?

¿Qué quieres Tomasa mía?
¿qué quieres? Yo soy así
con la escopeta en la mano
alegre paso los días
....
y no hay ejercicio más sano.


Hasta aquí mi poesía inacabada, naturalmente no escrita por mí, de la que desconozco quien es su autor. Y sin saber este dato se me hace difícil encontrarla en internet. Por eso apelo a mis fans a que si la consiguen me den la pista para yo volver a deleitarme declamándola completa. Gracias por anticipado.

Te deseo un buen día.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Los coches de hora




Hola a todos. Mi amiga wiki no siempre me da información completa en lo que busco, cosa que comprendo, y así leyendo lo que dice sobre Las Palmas (como la conocemos) veo una referencia de la empresa Guaguas Municipales y de paso de Global, fusión ésta de las anteriores Salcai y Utinsa, empresas de transporte de viajeros al interior de la isla. Pero lo que calla es que los abuelos de Global eran los coches de hora de AICASA, y los Piratas. No sé porqué antes le llamábamos 'coches de hora' y actualmente no, quizá porque entonces sólo salían a las horas en punto y ahora lo hacen a las menos diez, y cuarto, etc. Lo cierto es que los 'de hora' se repartían a los pasajeros con los llamados 'piratas'. Los primeros tenían su garaje de salida y llegada en el Camino Nuevo, calle Bravo Murillo esquina a la de Eduardo trasera del Gobierno Militar, y los segundos tenían distintas paradas: en el mismo Camino Nuevo, cerca del Cabildo, para Arucas; en Colmenares para Teror; en el Toril para San Mateo y en el Terrero para Tafira. Hoy Global tiene su parada en el 'Hoyo' y yo me pregunto, si los que usan este sitio a diario, saben que el nombre le viene dado porque hace años era un verdadero hoyo en terrenos ganados al mar. AICASA eran las siglas de la empresa, que las lenguas viperinas de entonces convirtieron en Asociación Insular de Cacharros Amarillos Sucios y Asquerosos. Cosas de aquellos tiempos.

En los 'piratas' recuerdo viajar algunas veces sobre todo a Teror; éstos eran coches no sé si de ocho o nueve plazas que salían más o menos cuando se llenaban, sin hora fija. Los ni tan sucios ni cacharros eran auténticas guaguas, en aquel entonces dotadas de baca en el techo, y asientos de madera, donde podíamos ver lecheras y otras cosas de campo que la gente llevaba de un lugar a otro. Creo que en lugar de cristal en la ventanas cubrían éstas con unas lonas a modo de cortinas que se cogían con broches para protección de frío y lluvia. Hacían su servicio por las carreteras de entonces, estrechas y llenas de cientos de curvas como por ejemplo la Cuesta de Silva. Dificílmente los usuarios actuales se hacen una idea de aquellos lentos viajes. En mis tiempos eran algo mejores que la de la foto que se acompaña y también se las conocía como los coches de Melián.

En aquellos años junto con mis amigos Julián, Machado y Gabriel fui fundador del Club de Caminantes Como Cabras. Nos íbamos al campo, en coche de hora naturalmente, para hacer nuestras excursiones. Previamente unos días antes nos pasábamos por el Gobierno Civil donde, en un mapa en relieve de la isla (que ya no está), trazábamos el recorrido. Así llegamos dos veces caminando a la Aldea de San Nicolás, en el oeste de la isla y adonde costaba Dios y ayuda llegar. Una vez fuimos por el sur hasta Arguineguín, bajamos de la guagua y tras dormir dos noches en descampado y caminar casi dos días completos llegamos a la Aldea derrengaos, hechos polvo y medio muertos de sed después de patear de sur a oeste la isla; la primera noche para matar el frío de la madrugada, pues nos quedamos a dormir cerca de la playa de Taurito, nos dedicamos a hacer hogueras con las tabaibas y recuerdo haber pasado la mañana y media tarde en la entonces desierta playa. Para la otra excursión nos fuimos al centro, a Tejeda, hicimos noche al pie del Roque Bentaiga, desde donde levantándonos tempranito y caminando a todo lo largo del barranco que lleva su nombre llegamos a la Aldea sobre las dos de la tarde. ¡Buenas y magníficas caminatas para conocer parte de la orografía de la isla cuando aún ésta estaba libre de tanto cemento y coches y podíamos gozar de montañas, laderas, barrancos y de las gentes!.

Fotos de la Fedac en http://fotosantiguasdecanarias.org/

Te deseo un buen día.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Tres castillos y un castillo






Hola a todos. Sobre el plano de Las Palmas de Gran Canaria podemos trazar un triángulo escaleno cuyos vértices serían los puntos de tres castillos que se encuentran en la parte baja de la ciudad. Las Palmas no es en mi opinión afortunada en monumentos y los edificios emblemáticos son pocos: la Catedral (sin terminar después de 500 años), el Ayuntamiento, el Teatro Pérez Galdós, el Gabinete Literario y algún otro. Bien es verdad que cuenta con casas interesantes a lo largo y ancho de su perímetro, sobre todo en sus barrios antiguos de Vegueta y Triana, pero lo que se dice monumental, creo que no lo es. Por eso es de agradecer que haya llegado hasta nosotros el Castillo de San Cristóbal al sur de la ciudad, el de la Luz en la Isleta y el de Mata, a medio camino, en lo que durante un tiempo fue muralla norte, y de la que aún quedan vestigios precisamente en Mata. El castillo de San Francisco, cuarto y último de la lista, queda fuera del triángulo pues se encuentra en lo alto del risco del mismo nombre. Yo creía que la construcción de éste era algo reciente, pero tal y como leo en mi amiga wiki, http://es.wikipedia.org/wiki/Castillo_de_la_Luz la construcción de los cuatro datan de 1494 el de la Luz a 1595 el de San Francisco. También leo que la defensa la completaban la Fortaleza de Santa Catalina hoy debajo de la Base Naval (en la foto), y la Torre de Santa Ana junto a la ermita de San Telmo.





El barrio marinero de Las Palmas es el de San Cristóbal y allí está su castillo como vigilante centinela en el mar; es lo menos que se despacha y creo que lo hicieron así de pequeño porque al verlo los piratas de Drake y otros, estallaban en risas y no podían disparar sus arcabuces; tiene planta circular de tan sólo 219 m2 y poca altura; no obstante es bello y llama a la mirada cuando entramos en la ciudad por el sur. El de la Luz es algo más grande con dos torres y planta cuadrada; está en obras al parecer paralizadas, por problemas con los añadidos de hierro que he visto están dejando manchas de óxido en sus piedras, por lo que está sin uso; rodeado de un parque con una florecida rosaleda, quizá para compensarle de su alejamiento forzoso del mar que lo vio nacer, y en el que una estatua de Montull dedicada al Cambullonero de tanta historia en el Puerto tiene su sitio. El de Mata está a pie de risco, al final de la calle Bravo Murillo, antes Camino Nuevo, y es muy visto porque pasan miles de coches diariamente hacia populosos barrios como el de Las Rehoyas; también está en obras pero éstas en ejecución y al parecer lo están ampliando; durante años recientes fue cuartel aprovechado por el ejército y seguramente será acondicionado para algún museo o algo cuando lo terminen. Por último el de San Francisco o del Rey, más aislado en lo alto del risco parece austero y distante, quizá porque durante años fue prisión militar y aún hoy sigue siendo utilizado para Caja de Reclutas y otras actividades.




En fin, cosas de nuestros antepasados de las que algunas aún perduran.




Te deseo un buen día.

martes, 11 de diciembre de 2007

Como un padre, un caballero


Hola a todos. Después de pasar interno desde los 6 a los 12 años en los Salesianos pasé siendo un niño a trabajar. Mi primer empleo me lo consiguieron en la tienda de ultramarinos que en la calle General Bravo tenía don Antonio Cruz Mayor, y en ella estuve de los 12 a los 14 años. Era una tienda a la antigua usanza con un mostrador que mantenía separados a clientes y expendedores. Posteriormente tras un viaje a Estados Unidos invitado con la Cámara de Comercio, don Antonio vino con la idea de convertir a su tienda en un supermercado. Esto que digo de memoria puede tener alguna inexactitud pero creo es lo cierto. Recuerdo a algunos de los compañeros que tenía en aquel entonces: señores Ramos y Cristobal, Manolo (algo mayor que yo e igualmente repartidor a domicilio que era mi trabajo), y otro señor más del que no recuerdo su nombre pero sí su porte y cara y al que sería capaz de reconocer aún hoy. Quizá porque este último me mimaba un poco más y con frecuencia dejaba pegado unos trozos de carne al hueso al deshuesar el jamón serrano que para mí eran un manjar.

No era sólo el poco de jamón lo que comía a escondidas. Recuerdo, travesuras de niño, cuando bajaba por la calle Arenas con la cesta al hombro con frutas y yo tan tranquilo iba cogiendo y comiendo de éstas sin pensar en el mal que hacía; hasta que mirando a una casa veo en el balcón mirándome a la señora a la que iba a llevar la compra. Algo parecido cuando desde la tienda iba al comienzo de la calle Tomás Morales (cerrada por un muro al lado mismo del antiguo cine Capitol que separaba las casas de las plataneras que hasta aquí llegaban), y por el camino tan tranquilo tomando las frutas que tanto me gustaban. Ya digo travesura, inocencia, ¿quién sabe? Son muchos los recuerdos que guardo de estos dos años que me sirvieron para conocer, pateándola, toda la zona de Triana, Vegueta, el Toril, el Pambaso, y algún encargo a la zona de Fincas Unidas (a recoger yogurt de los primeros que se hacían de forma artesanal en Las Palmas) y a Ciudad Jardín en la "rubia", furgoneta que usabamos para repartir junto con Manolo compras y cestas de navidad.

No terminaron mis pequeños hurtos en el jamón y las frutas. Cuando llegaba la época de lluvias llevaba a la cabeza para resguardarme un saco blanco de azúcar al que le haciamos una caperuza para la cabeza. Yo alguna vez me dejaba 'olvidado' el saco en casa donde pasabamos algunos apuros para taparnos, y ello llegó a oídos del dueño de la tienda. Don Antonio, a quien siempre he dado mil gracias desde el fondo del corazón, en lugar de ponerme de patitas en la calle me hizo ir a lo que era su pequeña oficina, y junto al administrativo me hizo ver mi mala acción, quizo que firmara un papel que estoy seguro rompió al segundo siguiente de yo marcharme, con una sonrisa, dejándome salir airoso sin mayores consecuencias. Recuerdo además el trato humano tanto de este Caballero, con mayúsculas, de su señora -creo su nombre era doña Manuela Prendes- y de sus hijos Antonio, Joaquín y Julio que me prestaron los primeros comics y cuentos que yo he leído. Ah, sin olvidarme del precioso perro que tenían en la azotea que luego, me da la impresión, formó parte del logotipo de su cadena de supermercados Cruz Mayor.
Foto tomada de http://www.fotosantiguascanarias.org/
Te deseo un buen día.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Un hombre con una ruleta



Hola a todos. Quienes me conocen saben que soy un ferviente enamorado de la Playa de las Canteras. Creo que esta playa es un regalo divino para la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, y por supuesto para sus habitantes y para quienes la visitan. Precisamente por ser algo que tengo en tanta estima no voy a atreverme a describirla, pues haría falta el arte que no tengo para hacerlo como merece. Además, de sus cualidades, de su situación y de su historia hay informes suficientes en internet y concretamente en la enciclopedia wikipedia. Lo que sí voy a decir es que acudo a ella con frecuencia, lo paso bien y creo que esta sensación de bienestar es compartida por todos los asiduos usuarios. Naturalmente que una enciclopedia por muy buena que sea es incapaz de hablar de sentimientos y por ello no podemos esperar que precise la tranquilidad que se siente en horas de la mañana en la playa, la exuberancia de las olas en marea alta -sobre todo en las mareas del Pino-, la placidez de la marea baja cuando queda al descubierto la barra y los lisos, la majestuosidad del atardecer con la puesta de sol despidiéndose de las cumbres de la isla y en ocasiones mostrándonos el Pico Teide en la hermana isla de Tenerife.

Realmente yo quería hablar de personajes de la playa porque aun cuando casi todos estamos en bañador, lo que nos unifica, cada cual presenta una particularidad que nos diferencia. Así podemos encontrar a quien se camina por la orilla sin descanso la playa varias veces con paso deportivo, a quienes van en grupo con paso más tranquilo y relajado cambiando opiniones, aquel padre o madre preocupado por sus retoños que todavía no sabe nadar, aquellos que llevan pan para dar de comer a los peces que vienen a sus manos por el Muro Marrero, a los jovencillos intentando coger pescaillos chicos y cangrejos... Hace unos pocos años una señora pasaba por la orilla con dos pelotas haciendo pasos de baile o de gimnasia, con unos auriculares en los oídos ajena a los comentarios de unos y otros, y mucho más atrás, desde hace muchos años, recuerdo el paso tranquilo y sereno de un hombre, que primero con su ruleta y después con una canastilla, vendía barquillos.

Este señor al que hace algún tiempo no veo y al que supongo jubilado iba de un extremo al otro de la playa calzado con zapatillas blancas, pantalón y sahariana blanca seguramente para paliar el calor, y una gorra de igual color. No era muy alto, tenía facciones de extranjero, y al contrario que otros vendedores en la playa no pregonaba su mercancía. No le hacía falta, niños y mayores sabíamos bien lo que vendía y lo parábamos para comprar y saborear su golosina. Porque el barquillo, no sé si de elaboración casera, tenía un encanto peculiar y se partía como una oblea. En su época con la ruleta (ésta era como un tambor donde llevaba los barquillos rematada por la ruleta propiamente dicha), el comprador daba vueltas al disco y según el número que salía así era el número de barquillos que llevaba. Posteriormente con la canastilla la cantidad era la misma y dependía sólo del dinero a pagar.



La wiki en su información nos relaciona las estatuas que jalonan la avenida de la playa desde la Puntilla, con el Móvil al Viento de César Manrique, hasta el auditorio con el monumento a Alfredo Kraus, y más allá con el Atlante de Toni Gallardo. Creo que en algún punto de la playa que tantas veces recorrió en uno y otro sentido, una imagen de este hombre con ruleta debiera estar para ejemplo de futuras generaciones.
Foto tomada de
http://es.wikipedia.org/wiki/Playa_de_las_Canteras

Te deseo un buen día.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Y la Tierra volvió a reir



Y la Tierra volvió a reir.
A mis nietos con esperanza.

La Tierra andaba triste por el Universo. Ya no se oían sus alegres risas cuando las nubes derramaban sus lágrimas y la lluvia empapaba las casas, las calles, los campos y los caminos. Tampoco se oía el cantar de los pajarillos. Todo había enmudecido. El hombre había conseguido lo que tiempo atrás parecía imposible: hacerla callar. Los niños preocupados buscaron una solución. Y la encontraron jugando que es lo mejor que saben hacer. Y los mayores viéndoles, hicieron lo mismo, y dejaron de maltratar a la Tierra con tantos humos. Y una alegre carcajada se oyó fuerte por el infinito…


Hola a todos. Mi hijo Ángel (mi tocayo) me propuso escribir un cuento de cien palabras, ni una más ni una menos, para mandarlo a un concurso al que al final no se pudo enviar por falta de procedimiento, y yo me puse manos a la obra (confieso que es el peor cuento de mi vida porque es el único) y preocupado por no contradecir al señor Rajoy, a quien su primo le dijo que no se preocupara, que no es para tanto, di rienda suelta a mi imaginación para adivinar como será un mundo venidero sin el tan cacareado cambio climático.

Espero que mi sobrina Irene, magnífica cuentacuentos que entretiene a los niños con su dulzura y saber, lea este pequeño cuentececillo, tome la idea, lo mime y lo agrande, lo mejore y lo pula, y se lo cuente a sus próximas ávidas audiencias infantiles, enseñándoles que la esperanza siempre, siempre, hemos de mantener viva ya que es lo último que se pierde.

Con cariño.
Te deseo un buen día.

viernes, 7 de diciembre de 2007

De cocinillas y otras cosas







Hola a todos. Casi a mitad del siglo pasado, en 1955, entré a trabajar en la distribuidora de butano. Dos años antes esta empresa había iniciado la comercialización de este gas en Canarias, los primeros según tengo entendido de España. Antes de eso ¿cómo se cocinaba? ¿Cómo se las arreglaba nuestras madres y hermanas para hacer deliciosos pucheros, potages, sancochos, frituras y demás? Había cocinas de carbón o leña, en las casas de gente rica supongo que perfectamente equipadas, pero al menos en casa del pobre la reina era las cocinillas. Eran éstas unos artilugios que en mi opinión tenían un aspecto elegante. Con tres patas algo curvas que sujetaban la parte inferior, un recipiente como si fuera una fiambrera cerrada, con dos agujeros, uno con tapa de rosca para introducir el petróleo, y otro para el fuelle que permitía dar la presión necesaria para que el combustible subiera hasta el quemador colocado en la parte central, y en la parte alta las patas dobladas y preparadas para sostener los calderos o sartenes. La llegada de la que años después sería popular bombona fue todo un acontecimiento. Poco a poco, casa a casa, iba llegando la noticia de una 'cocina a gas' que no ahumaba, no tiznaba de ollín, no había que destupir cada poco, no había que llevar, como si al médico se tratara, a casa del latonero... Además las cocinillas presentaban el peligro de que al derramarse el petróleo podía ocasionar fuego en la casa. Recuerdo como a mi madre, un día, se le inflamó y ardió algo que tenía en la pared de la cocina, entonces sin los azulejos tan bonitos de ahora. El destupidor era un trozo de lata con un corto hilo de alambre en la punta que costaba Dios y ayuda meter en el pitorro. Y la 'tierra sol' era lo que se empleaba para quitar el tizne de los cacharros de cocina.


Si la bombona vino a liberar a nuestras abuelas y madres en el arte de cocinar (en algunos años llegó hasta el último pago del último barrio del último pueblo de cada isla), la lavadora automática vino a liberarla de lavar en las piletas, o en las acequias en los campos, frotando la ropa, en ocasiones bastante sucia sobre todo los calcetines y el "mono" del obrero, a mano y con jabón en pastilla de nombre 'Lagarto' o 'Suasto?'. Nada de suavizante, jabón en polvo o líquido que "lava más blanco lave como lave". No señor, ¡habia que sudar hasta el delantal y el zagalejo!.

Las planchas eran otra cosa: teníamos la plancha normal y el hierro. La normal con un diseño parecido a un barco cortado a la mitad, donde la parte delantera era la proa, y la parte de atrás parecida a lo que tienen los modernos ferrys para entrar los coches que servía, por una abertura al efecto, para dar aire con que mantener las brazas encendidas. Porque en su barriga había que poner carbón, encenderlo y mimarlo. Mi madre que enviudó joven y tuvo que trabajar como una leona para sacar adelante a sus cinco cachorros, cinco pequeños que cabíamos en una cereta como le oí decir muchas veces, sabía mucho de lavar y de planchar. Y nosotros en ocasiones ayudabamos según nuestras fuerzas abanicando la plancha o llevándola a la esquina de Paquito, nuestro vecino, para que el viento lo hiciera por nosotros. Esta plancha en su parte alta tenía como una chimenea curva además del asa, normalmente de madera para que no quemara, por donde agarrarla. La verdad es que el conjunto no era nada feo pese al color negro de su armazón. El hierro era el hijo pequeño de la plancha: no tenía barriga y por tanto no necesitaba carbón y se calentaba ¿cómo no? en la cocinilla.


Los jóvenes y menos jovenes de hoy, con tanto aparato digitalizado, donde la vitro ha venido a hacerle competencia al butano, con tanto ordenador, mp3, aparatos y juguetes; donde según he oído o leído, no sé, existen casas con baño en las que quien utiliza el retrete sale con el trasero limpio y seco, no pueden hacerse una idea cabal de como trabajaron sus mayores hace medio siglo. Además, y como nota marginal, hay que decir que en las casas había quinqué para alumbrarnos cuando se 'iba' la luz, bacinilla donde mear, pila con culantrillo y talla donde caía el agua para beber, la pera donde se ponía agua y sal para dar una lavativa a los que estaban 'tupíos', molinillo para moler el café que se compraba en grano y sin tostar y otras tantas cosas que eran el ajuar de las mujeres de entonces, auténticas heroinas de la posguerra.

(Fotos obtenidas de http://www.fedac.org/)


Te deseo un buen día.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Residencia de Educación y Descanso




Hola a todos. Hace unos años teníamos los trabajadores la posibilidad de pasar dos semanas de estupendas vacaciones en la Villa de Santa Brígida, bonito pueblo de Gran Canaria a pocos kilómetros de la capital de la isla y paso obligado de la ruta del centro hacia las cumbres. Las vacaciones por supuesto que la disfrutabamos en unión de nuestras familias, casi todas con numerosa prole ya que era tiempo de Familias Numerosas pues aún no se permítia la "píldora" ni otros métodos anticonceptivos. Se obtenían las vacaciones, previa solicitud a "Educación y Descanso", organismo que se encargaba de gestionar la Residencia Feluco Bello y con el pago de una cuota que no era excesivamente onerosa. Estas residencias estaban repartidas por buena parte del país aunque yo solamente estuve muchas veces en la de Santa Brígida. Todavía puede verse el edificio, a mano derecha según nos acercamos al pueblo en medio de árboles y otras edificaciones. Al parecer hoy en día es un centro de mayores, ya que con la llegada de la Democracia y la devolución de bienes a sindicatos y partidos, dejó de ser lo que durante bastantes años fue. Sé que algunas personas que no querían que este bien desapareciera para los trabajadores se afanaron en conseguir firmas para hacer llegar al Gobierno de Canarias, pero como digo al parecer sin éxito aunque lo de la residencia de mayores no está nada mal.

Las vacaciones se disfrutaban en turnos de quince días lo que era formidable para la convivencia, porque al ir todas las familias con el mismo ánimo -pasarlo lo mejor posible- y coincidir en el tiempo enseguida se organizaban actos y juegos para chicos y grandes, para lo que en todos los turnos como por arte de mágia aparecían voluntarios dispuestos a que nadie quedara fuera del jolgorio. Juegos de cartas y de domino para los mayores; carreras, concursos, juego consistente en dar chocolate uno a otro con los ojos vendados... En mi caso, inténtabamos coincidir un grupo de compañeros de trabajo lo que resultaba estupendo. La Residencia, como la conocíamos, contaba con habitaciones de dos camas, comedor, pequeño bar, salas de reuniones y de juegos, piscina ideal para los días de verano (en donde mi hijo, pequeñajo entonces, nos dió un susto mayúsculo al ponerse de rodillas en el borde para tirar césped al agua), pequeña cancha de fútbol o baloncesto, y una parte de jardín en donde se hacían los asaderos. Todo límpio, bien dirigido, para dejar el sabor de boca necesario conque intentar volver tan pronto se pudiera.

Al centro de la Villa subíamos caminando por la carretera donde estaba el Palmeral. En aquellos años, cuando aún no teníamos la desmesurada construcción actual y ello permitía tener zonas de auténtico campo, era delicioso hacer el paseo y estar unas horas deambulando por las casas, las plazas, los bares y comercios. Por cierto que justo al ladito de la Residencia había una tienda donde la mayoría de los hombres acudíamos a echarnos los pizquitos de rigor, y las mamás con niños pequeños los ingredientes para cocinar la comida de éstos. Los últimos años de Educación y Descanso, que además de las residencias se ocupaba de los bailes regionales y del deporte de aficionados, puso a disposición de éstos en la zona sur de la isla, apartamentos a precios concertados. La estancia en el Sur aunque muy buena no tenía comparación con la de la Residencia.

Santa Brígida es aún hoy un pueblo que merece la pena visitar con frecuencia. Su iglesia es visible desde la carretera que va a San Mateo, que es el pueblo que le sigue, y tiene una bonita planta, mirando su lateral hacia el barranco. La plazoleta delante de ella es acogedora, con una escultura de dos niños jugando a piola y tres antiguas campanas. En la romería que celebra el pueblo por su patrona, el primer sábado de agosto, es paso de carretas y 'magos' vestidos con los trajes típicos de las islas, que con timples y guitarras, y algún que otro trago de ron, tratan de festejarla. Actualmente en el centro del pueblo, en lo que era sitio preparado para el aparcamiento de coches de los visitantes, se está construyendo un centro comercial, creo que con un "parking". Los domingos en el mercadillo podemos pasear y comprar productos de la zona, sobre todo flores y frutos. Es digno de ver Florabrígida que es un auténtico escaparate de flores que se celebra en primavera. Un sitio de especial mención es el parque agropecuario que han habilitado justo a la entrada del pueblo desde Las Palmas, con un centro artesano 'El Alpendre'. Merece la pena ir acompañados de niños pequeños para ver los animales que hay en el parque: gallinas, conejos, pavos, cabras, cochinos... Yo espero que estas líneas animen a más de uno a visitar esta bonita zona y disfrutar, tal como a mí, de ella.

Te deseo un buen día.

martes, 4 de diciembre de 2007

De hospitales


Hola a todos. Volví ayer al Hospital Gran Canaria Dr. Negrín porque un familiar tuvo que acudir a urgencias, afortunadamente espero que nada grave. Y recordé las veces que yo tuve que ir primero para una operación y luego por problemas de corazón. Empezó el cuento cuando me noté un bulto raro a la altura de la ingle del que me diagnosticaron hernia inguinal; tras las correspondientes visitas a los médicos, de familia y especialista, terminé en manos de la doctora Vallejo, mujer agradable, de trato afable. Recuerdo como si fuera ahora la primera cita a la que acudí. Estaba yo sentado en la sala de espera del hospital, en consultas externas, y veía pasar una y otra vez a una doctora seguida de tres jovencitas estudiantes de medicina que, ellas me perdonen, me hizo pensar en tres adorables patitos que seguían a su madre. Iban desde la sala de consulta a otra de curas por lo que pude ver. Pues bien, cuando llegó mi hora entré y allí estaban todas, la doctora y las estudiantes. La doctora al decirle a lo que iba me indicó que me descrubiera, y yo haciendo lo mismo que en anteriores visitas a los médicos fuí a bajar un poco el pantalón. La doctora fue más rápida que el viento y haciendo uso de sus mágicas manos tiró de pantalón grande y pantalón chico (calzoncillos) cayendo estos al suelo, y me dejó con las vergüenzas al aire. Mi estupor era tan mayúsculo que no tuve tiempo creo, de sentirme avergonzado por estar con mis cosas al aire delante de las niñas.

Por el infarto estuve dos veces hospitalizado con sendos cateterismos. Lamento no dejar constancia de quienes me atendieron pero si recuerdo que la doctora que me atendió en el ambulatorio, a eso de las dos de la mañana, no perdió tiempo alguno y tras ponerme una pastilla bajo la lengua me mandó volando al Negrín. Mi primera estancia en el hospital al que entré bastante 'jodido' duró unos 22 días, al parecer por la huelga de médicos que había, y la siguiente vez fue una estancia menor. Tengo que expresar mi agradecimiento a todo el personal médico y auxiliar que me atendió. El concepto que yo tenía de hospital cayó por los suelos como mis pantalones puesto que el trato fue exquisito, la comida buena y el tiempo que pasé (menos la circunstancia de no poder salir) fueron excelentes. Sin olvidar claro a todas las personas, empezando por los familiares cercanos, que me visitaron.

El pasado viernes hubo una manifestación en Las Palmas por una mejora de la calidad de la sanidad pública, a la que no pude asistir. Se trataba de protestar en esta ocasión porque el Servicio Canario de Salud va cerrando en urgencias los ambulatorios, dejando abiertos para este fin sólo unos pocos, con el consiguiente problema para los que tienen (tenemos) que acudir a este servicio. Está bien que reclamemos nuestro derecho a unas mejoras para el bien de nuestra salud, pero no olvidemos de expresar a todos los que participan en cuidar nuestra salud nuestro agradecimiento.

Te deseo un buen día.

lunes, 3 de diciembre de 2007

XXXVIII Día del Árbol

Hola a todos. Nunca mais fue el grito que salió de miles de gargantas en Galicia cuando el desastre del Prestige llevó hasta sus costas el maléfico chapapote. Más nunca pensaron cientos de ciudadanos anónimos ayer domingo en las cumbres de Gran Canaria, viendo parte del desastre que un incendio, suspuestamente intencionado, ocasionó en el Parque Rural del Nublo. Convocados por el Cabildo de Gran Canaria y algunas asociaciones activistas en la conservación de la Naturaleza unas seiscientas personas celebramos el XXXVIII Día del Árbol, este año con el regusto de tal catástrofe. Fue una celebración sin bandas de música, guirnaldas de colores, discursos grandilocuentes, personajes públicos a lucir sus palmitos, banderas... No. Fue un acto íntimo del ser humano con su madre donde personas de casi todas las edades y condición se reunieron para ayudar, aunque sea de manera simbólica en la tarea de reforestar la Tierra. Manos blancas y manos negras (ví a varios jóvenes subsaharianos y algunos chavales que podrían ser de un país cercano a Canarias, así como muchos niños y mayores) se esforzaban, de acuerdo a las instrucciones de los monitores y del personal de Medio Ambiente del Cabildo, en cumplir con el plan pretendido para este año: plantar 3.000 árboles, de los que 1.000 iban a ser pinos canarios, siendo el resto sabinas, almendros, brezal y almácigos. El sitio elegido, colindante al Área Recreativa Ermita de Santiago, es de una belleza como todo el Parque Rural, digna de verse. Hasta la luna, media luna en menguante, en un cielo radiante de sol no quizo perderse el grato espéctaculo.


Confieso,para mi pena y verguenza, que no he participado en los 37 "días" que se han celebrado en años anteriores. Espero volver, porque quiero colaborar y porque el día salió redondo. A una eficaz organización se unió un grato ambiente de trabajo. Cada uno trasportando algo, quien una cajita con los árboles, quien un sacho, quien un fleje de mallas o cañas necesarios para abrigar a las plantas, y casi todos baldes de agua que teníamos que llevar, vaciar y volver a llenar, para regar los arbolillos recién plantados. Después de estas agradables tareas los organizadores nos tenían preparado un refrigerio. Tras plantar entre mi mujer y yo cinco arbolillos en hoyos que ya estaban preparados en la tierra, arroparlos y regarlos, nos dieron dos cartuchos con un delicioso bocadillo de chorizo de Teror en uno, y de queso tierno en el otro, acompañados de manzana, ambrosía, agua y refresco. Estupendo jornal para tan poco trabajo.


El Parque Rural del Nublo comprende algo más de 26.000 hectáreas y es parte o todo de ocho municipios de Gran Canaria. Parque que tenemos el deber de mimar para las próximas generaciones de grancanarios y de toda persona venida de cualquier parte del planeta. Leo en internet en http://senderos.grancanaria.com/ que los parques rurales son espacios naturales en los que coexisten actividades agrícolas y ganaderas o pesqueras con otras de especial interés natural y ecológico conformando un paisaje de gran interés ecocultural que precise su conservación.


Que tengas un buen día.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Belarmino




Hola a todos. Mi tío Juan Sosa Suárez en unión de su hermano Pedro, mi padre, bajaron desde Gáldar, la ciudad de los Guanartemes, hasta Las Palmas de Gran Canaria, la ciudad del Puerto de la Luz. Ambos se situaron, consiguieron colocación, crearon familias casándose y teniendo hijos... Sus vidas fueron paralelas durante un tiempo; luego la cosa cambió pues mi padre enfermó y murió joven mientras que mi tío pudo vivir hasta mayor. Fue mi tío un aficionado a la lectura y a la escritura; de hecho fue escritor y poeta. Escribió pocos libros, cortos, unos de narraciones y otros de poesía, pero donde sí colaboró mucho fue en los periódicos locales. Creo que no llegó a tener título de periodista, cosa que al parecer en aquel entonces no era necesario para la colaboración entre escritor y periódico. Mas o menos como ahora con el blog. Sus escritos los firmaba con el seudónimo de Belarmino. Vivió mi tío cuando aún el Barranco Guiniguada que dividía la ciudad en dos no había sido cubierto por el cemento. ¡Cosa horrible! Para unir las dos partes cruzaban el barranco el Puente de Piedra con las figuras de las Cuatro Estaciones, que todavía conservamos; y el Puente de Palo, con sus cafés, puestos de flores y otras tiendas, totalmente desaparecidos. En uno de estos cafés, 'El Suizo' creo se llamaba, se reunía mi tío con sus amigos tertulianos para hablar de sus cosas. Era otra ciudad, otro tiempo más sosegado, otras costumbres. Fue mi tío socialista convencido lo que le acarreó problemas tras la Guerra Civil. Creo que no iba muy bien con los curas pero ello no le impidió atender a mi ruego, cuando iba yo a casarme (por la Iglesia como todo el mundo por obligación), de ser mi padrino de bodas. Escribió al día siguiente una breve reseña de la ceremonia en el periódico, que aún conservo junto con fotografías familiares de la boda donde él está.

Además de la reseña y fotos conservo de él, con veneración y amor filial, dos libros "Hojas Caídas" libro de poemas, y Crónicas y Narraciones. Éste último con una amable dedicatoria: "A mi sobrino Angelito Sosa Ortega este pequeño presente literario, con mi entrañable cariño y dedicación. 22-12-67". Tuvo mi tío la fortuna de que entre sus hijos creciera una poetisa y escritora. Natalia, mi prima, siguió los caminos de su padre y escribió poemas, libros y colaboró hasta hace pocos años en la prensa local. Si de casta le viene al galgo, y esto pudiera ser traspasado entre familiares, yo podría escribir igual de bien que ellos, y hacer poesía como sus musas les inspiraron. No ha sido así, y por tanto contando conque desde el cielo ambos van a perdonar mi osadía, voy a transcribir algo de sus obras. Que el lector de estas líneas igualmente me disculpe.

Espejo fugaz
(Juan Sosa Suárez)

Olas pasadas de largo.
Vientos dejados atrás.
Hojas del alma caídas
que jamás retoñarán.

Nuestra vida una nube
sobre un espejo fugaz.
Sólo el alma viene, y vuelve
a Dios en la eternidad.


Afuera, el sol se ríe
(Natalia Sosa Ayala)

Afuera queda el sol, como riéndose.
Adentro quedé yo, como llorando.
Planté semillas que nunca fueron flores
y sembré las más tristes y locas esperanzas.

Ni una mano se extiende para tocar la mía.
¿Qué se hizo, Señor, de la ternura?

Afuera el sol se ríe.
Imagino mil rejas prolongadas.

Tus ojos infinitos me contemplan de lejos.
Miro.
Pongo los míos en la pluma que corre,
veloz,
por la cuartilla
y pienso: los lejanos momentos
ya se han muerto.
(La foto en BN sacada del fondo de la Fedac. www.fedac.org
Escrito con amor.
Que tengas un buen día.