viernes, 18 de julio de 2014

Una letra de canción

Hola a todos.
Con frecuencia viene a mi cabeza una letra de canción cualquiera y me veo cantando o tarareando por ello, casi de continuo, toda suerte de melodías. Tengo yo para mí que incluso en sueños me ocurre. Bien es cierto que no hay una canción que me la sepa de corrido, en su totalidad, son más bien partes que con suerte se convierte en entera con ayuda de internet. Hay una letra de canción que se me resiste y que por ello, seguramente, me viene con insistencia. Habla de amor, de dolor y de tristeza. De un pobre clown viejo y enamorado. Y como sabemos que en toda historia en que aparezca un amor desgraciado la desgracia nunca viene sola, por ello, yo no consigo completar esta letra que me atormenta.

Aquí se las doy a ustedes. Quizás la conozcan y puedan ayudarme en mi empeño. La música -preciosa música- es de la película Candilejas del gran Charlot. ¿Podrán ayudarme? ¿Querrás ayudarme?


Una historia triste sucedió
que un pobre payaso la inspiró,
mientras que una bailarina
danza sin cesar
el corazón del viejo clown
rompe a llorar.

Con la faz pintada el noble clown
a la multitud hace reír,
pero dentro un corazón cansado de sufrir
se va agotando poco a poco
hasta morir.

Y el pobre payaso al fin murió
y con él su historia terminó
tararara rara, tarará rará…
como un recuerdo del amor
del triste clown

Te deseo un buen día.   

jueves, 10 de julio de 2014

Paseo en libro

Hola a todos.
Hemos iniciado un nuevo paseo, esta vez en un libro. El libro, una novela de Juan Cobos Wilkins, como si de un tren se tratara, nos lleva nuevamente por la sierra de Aracena en donde la tierra nos muestra su corazón. Así, el libro, la novela, tiene por título El corazón de la Tierra que nos hace presagiar un viaje hacia adentro, hacia las profundidades. Nos dieron razón del libro, de su existencia y de su idoneidad, en el paseo que hicimos alrededor de las minas de Ríotinto. Nuestra guía en el viaje nos habló de él cuando nos contó de la muerte de un centenar de mineros, asesinados por las fuerzas del Regimiento de Pavía llamadas por el gobernador civil de entonces de Huelva, cuando se manifestaban en una huelga por las condiciones ambientales de su trabajo que estaban enfermando a los mineros y a sus familiares. Estos luctuosos sucesos tuvieron lugar en 1888 cuando las minas estaban en explotación por la Ríotinto Company Limited, compañía fundada por un consorcio inglés.

Hemos iniciado el paseo pensando con aprensión en cuantas cosas negras nos vamos a encontrar y nos hemos encontrado -en lo que llevamos leído- con la bondad, con la ilusión y con los recuerdos. Las protagonistas de la novela (pues son dos), una inglesa, nieta de quien fuera médico inglés en las minas, llega a Rio Tinto en busca de una niña -entonces- a quien su abuelo nombraba en sus cuentos (Blanca o Hada) para que ésta -hoy mujer mayor- le cuente cosas de aquellos otros lejanos tiempos. Y de manos de Elizabeth, y de Blanca o Hada, nos vamos encontrando en el paseo con el paisaje, con las minas, y con el río:

"-Sí que existe, mi abuelo ha estado allí. Y me ha prometido que cuando sea mayor me llevará. Es un sitio que tiene el suelo del color de un pudín de frambuesa, pero es muy distinto porque es sangre, sangre que se ha secado y, después de muchos siglos, se volvió piedra y esas tierras las cruza un río que también es rojo y, como un camaleón, va cambiando de color según los paisajes que atraviesa..."

"-¿Y el suelo, esa tierra... como es?
"Ya lo había visto con sus ojos: rota la superficie, ímpudicamente puestas sus entrañas al descubierto, mostraba vetas azules, manchas violetas, tonalidades naranjas y grises, reflejos amarillos y negros".

"Un río rojo. Bermellón y violáceo. Azafranado en sus orillas. Sin peces. Sin adelfas, sin juncos, sin brizna alguna cercana a su cauce, sin canto de aves junto a sus aguas".




Dejando atrás los paisajes físicos, iremos adentrándonos, en nuestro paseo por el libro, en los recios paisajes humanos, pues recios son los mineros.

Te deseo un buen día.