domingo, 28 de abril de 2013

Luna lunera

Hola a todos.
Luna lunera,
cascabelera
dile a mi chiquito
por Dios
que me quiera

dile que no vivo
de tanto padecer
dile que a mi lado
debiera volver

Hubo eclipse de luna y un despiste hizo que me lo perdiera. Al llegar a mi punto de observación la luna lucía con su blanca faz llena, en todo su esplendor. Quería ver su cara mordida, pero ella, la luna, coqueta, me lo impidió. Allá arriba en el cielo reinaba solitaria en la noche obscura. Ni una estrella. El silencio me acompañaba y yo sentía la presencia de lo inconmensurable.


Luna lunera,
cascabelera
décile a mi chiquito
por Dios
que me quiera

A mi memoria vino la vieja canción y comencé a tararearla mientras  las hojas de las palmeras me acompañaban con su rumor. La noche envolvía todo con su misterio. Ni un alma en las calles desiertas. Los coches solitarios esperaban durmiendo y tras los visillos de las casas se notaba algo de luz.


dile que me muero
que tenga compasión
dile que se apiade
de mi corazón

Tras de los visillos la gente soñaba y la gente amaba. Y al amar, la gente cantaba:

Ay lunita redondita
que la espuma de tu luz
bañe mis noches
Ay lunita redondita
dile que me has visto tú...
llorar de amor


Te deseo un buen día.

domingo, 21 de abril de 2013

Suculentas

Hola a todos.
El martes nos fuimos al Jardín Canario los compañeros de clase y el profesor de Flora y Fauna de Canarias, don Pedro, que se había ofrecido a servirnos de guía. Si siempre es grato el visitar este espléndido Jardín calculen ustedes lo bien que lo pasamos yendo tan bien acompañados. Tres horas, tres, duró la visita. Y en ellas recorrimos buena parte de zonas distintas porque distintas eran las plantas que atesoraban. Me gustó mucho, como siempre, el rincón dedicado a las plantas suculentas. Plantas con púas, con pinchos, con espinas que le han sido concedidas por la Naturaleza para que puedan vivir en zonas de poca agua. Púas, pinchos o espinas que son sus hojas modificadas para ahorrar agua al hacer la fotosíntesis. Plantas con flores en esta primavera como en todas las primaveras. Flores diminutas a veces, siempre bonitas.




Flores que nos alegran la mañana y nos predisponen a gozar del Jardín. Y a sentirnos protegidos en la zona de la laurisilva: diminuto bosque de árboles con hojas de laurel que han ido acondicionando con mimo, los responsables, junto a unas vueltas del camino.





¿Y quién conseguirá no sentirse atraído por la majestuosa opulencia de la Phoenix Canariensi, nuestra siempre querida palmera canaria que aquí vive agasajada por una tupida y exultante vegetación?  


Te deseo un buen día.

domingo, 14 de abril de 2013

Un reto personal

Hola a todos.
Unos de los compañeros de Universidad en una de las clases de Fauna y Flora de Canarias (en Diploma de Estudios Canarios) dejó caer una pregunta que, como casi todas, llevaba en su enunciado un enigma: "En la tunera, ¿qué es primero, la flor o el fruto?" preguntó con más sorna e ilusión que curiosidad. Y quedó en el aire, flotando sobre nuestras mentes junto al enigma, un reto. Para mí, un reto personal. No sé, valgan verdades, si don Pedro, el profesor, llegó a dilucidar el enigma. Aseguro que si lo hizo yo no me enteré. Y por ello sigo, erre que erre, tratando de buscar las cinco patas al gato.

Vean conmigo por favor estas fotografías de unas lindas flores de tunera.


La flor crece al final del tuno, y el tuno es el ¿fruto? delicioso que de la tunera comemos. ¿O no es el fruto? No lo sé, y trato de averiguarlo con el espíritu incendiado de un investigador novel. Por ello voy desde hace unas semanas (y me he propuesto seguir haciéndolo) a un sitio más bien cercano de mi casa para fotografiar a la que he convertido en mi pequeña vedette. Vean estas otras fotos: en la primera, solamente las pencas; la segunda muestra -allá al fondo a la izquierda- un puntito de algo que va a crecer; en la tercera ya son nueves las promesas de tunos ¿o de nuevas pencas?; y en la cuarta podemos ver que ahora son diez...




 
Ilusionado voy e ilusionado vuelvo con mi cámara. Y a lo mejor al final -pienso y deseo- con paciencia y constancia, terminaré desentrañando el misterio. ¿Flor y fruto? ¿Fruto y flor? La Naturaleza es sabia y sabe lo que se hace. Nosotros somos simples admiradores de ella.

Te deseo un buen día.

domingo, 7 de abril de 2013

La aulaga

Hola a todos.
Debo reconocer que tengo una predilección especial por la aulaga. Quizás este reconocimiento lleve a alguien a esbozar una sonrisa de conmiseración cuando no una sonora carcajada. No sé. Creo que es posible no ser comprendido. Y es que, debo confesarlo, yo siento por este humilde arbusto ¿cómo decirlo?como una necesidad de protegerlo al verlo tan desvalido. Sabrán ustedes que esta planta crece en zonas bajas y semidesérticas de todas las Islas Canarias y que se encuentra, también, en parte del Mediterráneo y del Norte de África. Su nombre científico, verán ustedes, no es feo: Launaea arborescens, y es, o fue, abundante en Fuerteventura y en el Sur de Tenerife y de Gran Canaria. Actualmente -Dios nos perdone- el Hombre en su afán de domesticar a la Naturaleza y sacar pan de las piedras y de los secarrales las ha ido suprimiendo de su hábitat natural para hacer edificaciones. Para construir hoteles y apartamentos dedicados al ocio de sol y de playa. Recuerdo a la aulaga, a mi amiga la aulaga, de cuando yo era pequeño y vivía rodeado de solares inmensos sin edificar. En aquellos tiempos, en mi ciudad, en Las Palmas, también teníamos aulagas que crecían de forma salvaje en los terrenos muertos y junto a los terrenos dedicados a la plantación de tomates. ¡Qué lindas que eran las aulagas! Y qué velocidad que llevaban cuando, arremolinadas junto a la tierra ocre, salían volando arrastradas por el viento.

La aulaga es como un esqueleto de planta. Sin tallos, sin hojas. Al menos en apariencia. Parece un rastrojo que tan sólo sirviera como material para el fuego. Puede que, con algo de suerte, veas una aulaga verde. Preciosa con un verde especial que indica abundancia de agua. Pero, casi siempre, la aulaga parece seca: más bien reseca por el sol inclemente y el viento que no para de soplar. En estos días, si tienes suerte, amable lector, podrás ver las aulagas florecidas. Con sus florecillas amarillas que al poco se tornan blancas. Flores que crecen entre la armadura del arbusto, arriba, buscando el sol. Dicen, y así te lo transmito que el sabio pueblo usa estas pequeñas flores como infusión para curar la ictericia. Algo bueno había de tener mi querida aulaga que por no tener, ni siquiera tiene valor ornamental.





     
Información: David Bramwell
Flora de las Islas Canarias
Guía de bolsillo.

Te deseo un buen día.