sábado, 31 de diciembre de 2011

Concierto de Año Nuevo

Hola a todos.
Tengo previsto ver mañana, día 1 del Año Nuevo, como en años anteriores, el concierto que una vez más nos ofrece la televisión y la radio pública. Seguro que ustedes también lo tendrán en sus agendas para este mágico día pues no en vano son muchos años ya que podemos disfrutar de la música de los Strauss con la Orquesta Filarmonica de Viena acompañada (en la tele) de los números de ballet que entre palacios elegantes y jardines preciosos nos son ofrecidos para nuestro deleite. Lo veré seguramente arrebujado en una manta para matar el frío que se mete en el cuerpo después de una noche de jolgorio despidiendo al caduco Año Viejo que se nos habrá ido.

Por si acaso llevaré conmigo una selección de las músicas de Johann Strauss II, de Josef Strauss y de Offfebach. Y los pasos etéreos del ballet y la voz melodiosa de la soprano. Las disfruté antier en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas en un concierto ofrecido por la joven Strauss Festival Orchestra. Joven orquesta con jóvenes músicos en los que era mayoría la presencia de lindas y jóvenes mujeres. Llevaré conmigo las polkas, los valses, las oberturas, las arias. El Klipp Klapp, el Tritsch Tratsch, el Can-can, los Cuentos de los Bosques de Viena, el Tren de las Delicias, las Voces de Primavera... estarán conmigo a poco que cierre los ojos. Y tendré preparadas las palmas para acompañar como se merece la alegre y divertida Marcha Radetsky.

Te invito a compartir el Concierto de Año Nuevo. Lo disfrutarás, estoy seguro.






Te deseo un buen día y un mejor año.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

Hola a todos.
Un cachito de turrón, unos trozos de jamón (mejor de pata negra), y unos dulces villancicos son de agradecer en estas entrañables fiestas navideñas. Ponle, por favor, el orden que quieras, y añade cuantas cosas te apetezcan: figuritas de mazapán, peladillas y piñones, truchas de batata, hojaldres, pastelillos de gloria o de yema...

¡Ah! Y no te olvides de los Nacimientos con el Misterio, los pastorcillos y sus ovejas, los Reyes y sus pajes... y los camellos sobre las dunas de amarillas arenas; el estanque y el río de papel plata con los patos nadando, el gallinero y los cerdos en sus pequeños establos que dan colorido a las tierras hechas con un poquito de serrín o de picón... y el fondo de papel pintado con las montañas en la lejanía.

Escribo con el gustillo aun en el cuerpo de un entrañable concierto de Navidad: siete villancicos cantados por la Coral de la iglesia de Santa Isabel de Hungría del barrio en que vivo. Personas mayores, no más de veinte, que ponen todo su empeño en dar lo mejor de sí mismas para que los villancicos suenen como cantados por los propios ángeles del Belén. En la misma iglesia y junto al nacimiento que fue bendecido por el párroco con la asistencia de un numeroso grupo de fieles.

Entre los villancicos no podían faltar algunos tradicionales como Noche de Paz y Adeste Fideles. Otros eran nuevos para mis oídos. Todos preciosos ¿cómo si no? Me gustaron dos: uno de Andalucía (me dijeron) con título Fuentecilla que Corres; el otro de autores grancanarios: Un Canto de Alcaraván.

Seguro que a ustedes también les gustará: Por ello te doy la letra del villancico canario y la música en youtube del andaluz.

Los gallos buscan al día y cruzan la lejanía,
un canto de alcaraván.
Niño, niño, niño ahí van.
Niño, niño, niño ahí van.

La luna se va ocultando entre sonar de panderos.
Al saltar vuelos ligeros de pájaros en las alturas,
Gloria a Dios en las alturas,
van cantando los arrieros.

Los gallos buscan al día y cruzan la lejanía,
un canto de alcaraván.

Suenan guitarras y timples bajo la luna y el agua.
Por esta tierra redonda, tierra de mi Gran Canaria,
Gloria a Dios en las alturas,
que el niño duerme tranquilo
en la cueva de Bentayga.

Los gallos buscan al día y cruzan la lejanía,
un canto de alcaraván.
Niño, niño, niño ahí van.
Niño, niño, niño ahí van.

(Letra de Néstor Álamo y música de Lothar Siemens)



Te deseo lo mejor en la Navidad y por siempre.

jueves, 15 de diciembre de 2011

"Zí señó"

Hola a todos.
A Francisco Espada, sevillano de pro.

Rafael Romero, conocido como "Alonso Quesada" en su producción literaria, nació en Las Palmas en 1886 y
vivió hasta 1925, año en que la parca -que se lleva a los mejores- decidió llevarlo tan joven consigo. Su producción, fecunda, pudo haberlo sido mucho más. Nos dejó varios libros de narrativa, algo de teatro, y preciosas poesías que se sitúan dentro de la lírica modernista española. Por aquello del trabajo para la Universidad estoy leyendo en estos días unos cuentos que bajo el título genérico de "Smoking-Room" publicó en un periódico hoy desaparecido en 1920. Justo hace un rato leía el que lleva por título "Una locura excéntrica". Comienza así:

"Aquel pobre inglés colonial se había vuelto loco por no poder reírse. ¿Qué era la risa? En Sevilla -él acababa de venir de Sevilla, de un viaje de negocio- la risa se desarrollaba en la cintura, veiasela correr por el pecho y la espalda y salir, después, por los labios como un estallido pirotécnico. El pobre Burke estaba asombrado con una risa tan graciosa. El también sentía otra risa como de recuerdos, que bullía en burbujas y a veces se le tumbaba en la memoria con un desenfado primitivo, ingenuo.

"Frente a los arenales africanos, pensaba en la risa española: le obsesionaba aquel modo cordial de la risa española. No se había dado cuenta, hasta entonces, de la maravillosa trascendencia de la alegría... Y se acordaba...

"Se acordaba. ¡Ah! Aquel títere tan pintoresco que decía "Zí señó". ¿No era esto, simplemente, la más sencilla veste* de la alegría? Él decía: Yes. Y luego comparaba: Zí señó... Y el recuerdo se agitaba, bullicioso, y sentía como un fuerte golpe en el fondo del cerebro. Era el recuerdo, que, muerto de risa, se caía de trasero sobre el piso de su chola. Pero nada más. La boca era un arca hermética...

"¡Inglaterra! -Claro está: un inglés podría reírse como otro hombre cualquiera, pero sin que se le viera su risa. Era como un sandwich su risa: un sabroso regalo nutritivo, entre dos paredes blanduchas, albas. El pobre Burke pensó que no podía sacar a flote la carcajada que daba saltos en su vientre. Todas las cosas alegres las comprendía. "Yes" que las comprendía. Pero no "si zeñó" como él lo ansiaba".

Leyéndolo, leyendo este cuento lleno de encantadora ironía hacia lo inglés (hacia la colonia inglesa que vivía en mi isla), que hace casi cien años llenaba los escritos de "Alonso Quesada", pensé que Francisco Espada debe tener hoy la risa graciosa y la alegría de maravillosa trascendencia que antier asombraba al pobre Burke. Por ello le dedico esta entrada.

* veste = vestido (RAE)

Te deseo un buen día.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Suerte

Hola a todos.
Suerte. He tenido mucha suerte. Buscando en variados libros información para un trabajo sobre artistas plásticos -canarios o no- encargado por la Universidad en el curso de Estudios Canarios, me encontré con un suelto periodístico publicado en 1969(*), escrito por mi tío Juan (hombre de sencillas palabras que escribía de las pequeñas cosas y del alma de la isla y de la ciudad). En él habla del magnífico escultor Plácido Fleitas y de su "casita terrera" en la calle Torres, en el centro de la capital. Y yo he querido participar hoy a ustedes la suerte que he tenido y por ello transcribo el artículo. Y sé que, aunque ustedes no puedan compartir mi emoción, es seguro que su lectura les agradará:

"(...) Su domicilio en la calle Torres. Una casita terrera, con una ventanita y un patio que el artista se encargó de adornar y embellecer. Cabezas y pequeñas estatuillas, tablas y bocetos tallados a mano, ocuparon su inspiración y su habilidad creadora bajo el techo y sobre las esteras que alfombran su pequeña y recoleta vivienda. Pero el escultor trasladaba grandes bloques de piedra a la Playa de las Alcaravaneras y allí, bajo la luz del sol y dando cara al horizonte abierto, manejaba el cincel y trabajaba, horas y horas, acompañado del mar, del trajín de los barcos y de las húmedas y tibias arenas. (...) Libros, flores, bocetos, objetos de decoración sobre muebles y anaqueles, y, sobre todo, un ambiente de arte, que hacíase palpable en maderas y cerámicas, pinturas y anaqueles. Todo el hogareño estudio de un sencillo y valioso artista. En el patio grandes piedras -¿tirajaneras, tejedanas, de Fuerteventura?- buscadas, encontradas y traídas expresamente de lejanísimas cumbres y barrancos, para labrarlas amorosamente e imprimirles emoción y vida".

Dánae. Plácido Fleitas.

(*) El Eco de Canarias, 22 de octubre de 1969. Juan Sosa Suárez.

Te deseo un buen día.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Enamorándome

Hola a todos.
Tengo claro que terminaré enamorándome de Granada, si a ella vuelvo, pues esta bella y dinámica ciudad me ha ilusionado. Lo de bella, sabrán ustedes por qué lo digo; lo de dinámica, también, si ustedes se han aventurado a recorrerla a pie y en guagua escudriñando en ella cuantos rincones son posibles, en unos paseos sin prisas en días de jubilados asuetos, estando alojados en el bonito y cómodo hotel Reina Cristina situado en la calle Tablas, a un tiro de piedra del templo catedralicio.

Nos fuimos, es un ejemplo, al Paseo de los Tristes: triste denominación para un paseo alegre con sus restaurantes y terrazas y sus vistas más allá del Darro. Tres veces, tres, estuvimos aquí. En la primera, bajábamos desde el Mirador de San Nicolás a donde habíamos subido para gozar de la visión de la Alhambra iluminada en la noche. En la segunda llegamos después de asistir a un espectáculo flamenco en el auditorio que lleva por nombre el del malogrado Enrique Morente, en el Sacromonte. Y en la última estuvimos paseando en horas del mediodía cuando el sol permite gozar de los árboles en la ribera del río, de las torres Bermejas o de la Alhambra con solo mirar hacia lo alto.

Otro día nos decidimos por la Cartuja para tener la dicha de contemplar sus capillas y su claustro en donde parece que aun caminan los monjes de la orden fundada por san Bruno. Y aquí pudimos gustar de un buen número de cuadros religiosos con temas relacionados con la orden y una estupenda "Última Cena", colgados de sus paredes. Al estar cerca de la Cartuja tuvimo la oportunidad de pasear por la zona de la Universidad de Granada, cercana a la plaza de toros. Estuvimos en "Nuestro Bar", barato y pequeño 'bareto' en el que unas gambas fritas nos repusieron de inmediato las pilas, y hasta nos atrevimos a visitar la iglesia y 'museo' dedicado a Fray Leopoldo que tantos devotos seguidores tiene.

Recorrimos las avenidas de Colón y la de los Reyes Católicos que nos llevaban a los centros comerciales y al teatro. Una fuente espectacular, cercana a la Basílica de la Virgen de las Angustias, nos regalaba un final feliz en nuestro paseo. Recorrimos de principio a fin la calle Ervira en donde "habitan las Manolas" según la preciosa canción que lleva su nombre. Fuimos y vinimos. Deambulamos. Caminamos hasta cansarnos y nos sentamos en bancos o en terrazas. Siempre con los ojos bien abiertos y los sentidos gozando de la realidad. Una realidad que con nosotros compartían miles y miles de personas que llenaban de dinámico vivir a la bella ciudad.








El último día visitamos la catedral que encontramos grande, imponente, bella y majestuosa. Tan grande y tan imponente que empequeñece al Hombre. Tan fría. Por ello no es extraño que lo que más nos gustó fueran dos pequeñas joyas escultóricas de Alonso Cano que pudimos ver en la sacristía y en el Tesoro de la Catedral y que para nuestra desilusión no nos dejaron fotografiar.

Te deseo un buen día.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Trevélez

Hola a todos.
Hemos vuelto a La Alpujarra, esta vez por otra de las varias carreteras que le sirven de puerta de entrada.
En marzo subimos por Lajarón y ahora lo hemos hecho por la cercana Orgiva en medio de enormes fincas de chirimoyas y demás plantas de cultivo que riegan el río Guadalfeo y sus afluentes. Por algo estamos en la Costa Tropical. Paramos en Orgiva el tiempo suficiente para recorrer la calle principal, ver la fachada de la iglesia de traza mudéjar, construida sobre antigua mezquita, dedicada a Nuestra Señora de la Expectación, tomar el cortadito de rigor, hacer algunas fotografías (una bonita flor nueva para mí, me llama la atención), y poco más. Luego seguimos ascendiendo hacia Trevélez por una carretera siempre cuesta arriba. Trevélez está a 1476 metros, mil más, poco más o menos, que Orgiva.

En el camino vamos dejando atrás pueblos con nombres exóticos: Soportujar, Pampaneira, Bubión, Capileira, mientras desde la ventana de la guagua vemos profundos e impresionantes barrancos.

A Pampaneira y Capileira ya los habíamos visitado en marzo y nos dio alegría
ahora el volverlos a ver. Pasamos de largo (ya tendríamos tiempo de pararnos a la vuelta) y en un punto de la carretera nos detuvimos ante la ermita de la Virgen de las Angustias que está al ladito de una fuente agria. El agua de la fuente tiene un sabor fuerte por los minerales que arrastra y en el suelo por donde va cuesta abajo va quedando un reguero inconfundible con el color achocolatado característico de la herrumbre. La ermita es pequeña y por en medio de una especie de ventana enrejada vemos al fondo el altar con la efigie de la Virgen.


Es un lugar encantador que nos predispone para nuestro destino final al que llegamos al rato. Trevélez nos recibe con sus jamones. Nos dicen que en casi todas las casas se curan piezas que traen de otros sitios de la Península tras la matanza aprovechando el clima idóneo de que gozan aquí al lado del Parque Nacional de Sierra Nevada por donde se encuentra el Mulhacén. Entramos en una especie de fábrica de jamones que vemos en una sala colgados en hileras. Nos enseñan con un vídeo y con la explicación de un amable cicerone los procedimientos para conseguir el rico manjar: pesado, salado, lavado de las piezas; quitarles la sangre... Todo de forma manual y con mucho cariño. Degustamos unos trozos con un vinillo que nos saben a gloria, aperitivo para un suculento almuerzo. Y después vuelta por la carretera empinada, cuesta abajo, camino del hotel. Una lluvia intensa nos acompaña durante parte del recorrido. Los gozosos recuerdos tras los cristales escurriendo agua van con nosotros.






Te deseo un bue día.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Frigiliana

Hola a todos.
Otro día nos llevaron a Frigiliana que es otro de los muchos pueblos blancos de la Axarquía. De él recuerdo sus calles empinadas y estrechas pero muy cómodas para caminar, sus casas de un blanco blanquísimo con muchas macetas de plantas y de flores en sus fachadas y balcones, su pequeña plaza de la iglesia, y el templo dedicado a san Antonio de Padua con un retablo precioso
dividido en tres partes y presidido por Cristo en la cruz, y con la particularidad de que debajo de la pintura o cal blanca de sus paredes hay unos frescos árabes que están tratando de recuperar.

También recuerdo el cartel en el que el pueblo se proclama como unión de culturas (o algo así). Por esto último tienen en su entrada, en un cruce de carreteras, una escultura con forma de pirámide triangular truncada luciendo en cada una de sus caras los símbolos de las tres grandes religiones monoteístas que convivieron en Andalucía durante mucho tiempo: la cruz del cristianismo, la media luna del islamismo y la estrella de David del judaísmo.

En el pueblo reinaba una paz encantadora. Sólo algún coche pasaba de vez en cuando por las calles empedradas por las que paseábamos y un muchacho con su mulo transportaba escombros de alguna obra a un contenedor para luego tirarlos. Cerca de la entrada del pueblo, en un bar, un cortado y un estupendo vino de Frigiliana ¡cómo no podía ser menos! nos reconfortó adecuadamente.






Luego seguimos a una finca de frutos tropicales en donde la chirimoya es la reina. Pero esto es ya historia para otra ocasión.

Te deseo un buen día.

martes, 22 de noviembre de 2011

De los mapas al corazón

Hola a todos.
La excursión propuesta llevaba el sugerente nombre de "Los pueblos malagueños" y por ello, sin pensarlo,
nos apuntamos a ella. Bien pensado debió llevar el título de "Comares" o de "Comares, mirador sobre el valle" o de "Comares balcón de la Axarquía" pues tan solo en este pueblo paramos para disfrutar de él. Los demás quedaron solamente en nombres anunciados por la guía que nos acompañaba, que quedaban olvidados, y que veíamos desde los cristales de la guagua mientras ascendíamos a nuestro destino. Porque, únicamente cuando se patea un sitio, se admira sus casas y sus iglesias, se pasea bajo sus árboles, y se convive con quienes allí están aunque sea el tiempo imprescindible para tomar una copa de vino o un café, es cuando el lugar pasa de ser un punto frío en el mapa a ser un recuerdo imborrable en el corazón.

Comares está bien arriba en lo alto de una montaña o de un cerro, no sé, como para poder disfrutar desde él, por sus cuatro costados, de espléndidas panorámicas. Vistas hacia las sierras por tres de sus lados, y hacia el valle, ancho y precioso por el que subimos y que contiene un enorme embalse, el de Viñuela, al que faltaba unos metros para que el agua pudiera salir por los rebosaderos; agua sometida por la voluntad del hombre para utilizarla en el riego de las plantaciones de frutas tropicales que forman un vergel.

Comares está arriba y es gratificante el pasear por sus calles empinadas y ver los vestigios de su pasado árabe. El blanco predomina como en los demás pueblos de la Axarquía y la tranquilidad se siente y casi se mastica como masticamos las sabrosas migas y suculentas pasas que nos dieron a degustar en un bar de sus callejuelas con un magnífico moscatel de la tierra.




Te deseo un buen día.


viernes, 18 de noviembre de 2011

Perogrullo

Hola a todos.

Como diría Perogrullo: lo bueno es bueno, lo estupendo es estupendo y lo formidable es formidable. Y bien que lo sabemos nosotros los mayores cuando aprovechando los años que nos restan de nuestra insaciable juventud nos vamos de viaje en busca de nuevas emociones.
Cada rincón nuevo, cada paisaje entrevisto, cada árbol o flor que hallamos o cada nueva senda que recorremos nos invade llenándonos el corazón de gozo maduro y reflexivo. Hemos vuelto de Almúñecar y los recuerdos se me desparraman mientras miles de imágenes y cientos de vivencias pugnan por ocupar el primer lugar de mi atención. Llega entre ellas la avenida de las playas por la que paseamos y nos detenemos a contemplar el mar y en ella admiramos las esculturas que salen a nuestro encuentro en la zona que llaman Playa de Europa con sus desnudos artísticos, subimos a lo alto de un montículo que se adentra en el mar en cuya cima una cruz blanca nos pide subir con insistencia y antes saludamos a Abd Al-rahman I, fiero y bondadoso a un tiempo, que nos saluda al pasar junto a él. Vemos a lo lejos el arco de La Herradura con el mar hoy apacible en el que un aciago día se hundieron veinticinco goletas de la Armada Española, de un total de veintiocho, que se habían acercado a resguardarse de una horrible tempestad. Vemos en una loma, junto a las casas, el castillo de San Miguel que en tiempo tenía la misión de defender la ciudad. Nos sentamos junto al mar en una terraza con pocos turistas y nos imaginamos el hervidero de gentes en los meses del estío en esta bella e importante localidad costera.




Lo dicho: lo bueno es bueno y mucho más que eso, cien veces bueno.

Te deseo un buen día.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Nos vamos a Granada

Hola a todos.
Volvemos a Granada. De la mano del Imserso esta vez nos vamos a Almuñecar para saborear otra vez lo mejor de la tierra de moros y de cristianos. Del último bastión de los árabes en la Península en donde reposan los restos de los Reyes Católicos. Estaremos por nuestra cuenta dos noches en Granada capital y aprovecharemos ese tiempo para volver a pasear por las inmediaciones de río Genil con visita obligada a la Basílica de Nuestra Señora de las Angustias que nos dejó recuerdos de inolvidable belleza. Iremos a la zona del Darro que no conocemos y que nos han recomendado por su ambiente de terrazas y buenos vinos y por la alegría de las gentes en las calles, en el llamado, supongo que impropiamente, Paseo de los Tristes. Visitaremos la catedral que no conocemos y trataremos de no perdernos por el barrio judío. Y a lo mejor repetimos visita a las inigualables joyas que son la Alhambra y los jardines de Generalife.



Volvemos a Granada con el corazón dispuesto a gozar de sus bellezas y a sentir en nuestras carnes el frío de Sierra Nevada que estará bien cargada de la blanca nieve tras las nevadas de las últimas semanas. Iremos, tal vez, al último pueblo de la sierra, al que llaman Monachil, nombre que viene del árabe y antes del griego en el que significaba monasterio. Lo vamos a intentar. Ya contaremos.

Te deseo un buen día. Para mejorarlo, escucha "Granada" cantada por mi paisano.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Tarde de otoño

Hola a todos.
Sentado en uno de los bancos de la Plaza de Santa Ana dejo pasar la tarde. El día amaneció despejado permitiendo ver desde Las Palmas las cumbres centrales de la isla. Poco a poco las nubes grises fueron tapando el azul del cielo y a estas horas amenazan con descargar unas gotas. Unas meaditas de los angelitos quizás, nada alarmante. Algunas personas pasan con paraguas abiertos y otras, las más, poco precavidas seguramente, caminan sin importarles que la suave lluvia moje sus cabezas y a lo más sus camisas o sus abrigos ligeros. Hace calor. Este otoño tardío que nos llega por fin no nos ha traído todavía frío apre- ciable. La luz solar y el cambio de horario sí que nos juega las malas pasadas de siempre: el reloj de la catedral da la campanada única de las seis y media y ya parece noche cerrada. Me sobresalto al oír el tañido de la campana y miro la fachada neoclásica del templo. Voy recorriendo piedra a piedra su fisonomía. Me detengo contemplando los amplios arcos de medio punto que conducen al atrio donde están las puertas de madera noble de las entradas, miro el hermoso medallón de piedra labrada que ocupa posiblemente el centro exacto de la fachada y más arriba el templete con el medio arco por el que se cuela la luz, y a ambos lados las torres, la del campanario y el reloj y su gemela en la que un ascensor permite subir para gozar de la visión espléndida de la plaza y alrededores.
A mi izquierda, al lado de poniente, el Ayuntamiento. Siguen cayendo unas gotas, rabiosas a ratos. Dirijo mi mirada hacia las Casas Consis- toriales por donde unos operarios trajinan para colocar andamios y luces para el Tenorio de todos los años. Luces rojas, azules y verdes iluminan el bello frontis permitiendo ver las columnas de piedra de cantería y el atrio. Más arriba las ventanas, altas las unas y cuadradas las de más arriba que son como ojos abiertos al devenir de los tiempos. Y en lo alto del todo el escudo de la Ciudad y las estatuas, dos a cada lado, que son como guardianes celosos de lo que acontece. Estas esculturas que datan de 1909 realizadas en hierro colado por el escultor francés Boutellier representan fieles a su tiempo la Agricultura, el Comercio, el Arte y la Navegación.

Las gotas de lluvia -meaditas de ángeles, seguro- siguen cayendo mientras las últimas personas abandonan las pocas mesas de la única cafetería. Los obreros continúan con la preparación del escenario para el Tenorio y yo voy sintiendo como nuestros antepasados se van adueñando de la plaza viniendo en silencio y despacito por las venerables calles de Vegueta.

Te deseo un buen día.

Casas Consistoriales de Las Palmas antes y después del incendio de 1842.

viernes, 28 de octubre de 2011

A cara descubierta

Hola a todos.
Yo esperaba, siendo un tonto el'culo como soy, que la banda terrorista eta anunciaría el fin de la violencia a cara descubierta. Yo suponía que llegado el momento, las personas (porque personas son ¿o no?) que aparece en el negro vídeo de sus comunicados iban a dejarnos ver su rostros. Imaginaba yo el momento y veía como ellos al dirigirse a su País Vasco y a España entera, mal que les pese, a los que tanto han perjudicado se quitaban de sus cabezas las máscaras blancas de las muertes y las capuchas negras de la extorsión y de los secuestros que hemos sufrido durante tantos años.

Esperé en falso, supuse con error e imaginé a los portavoces de los asesinos (presuntos asesinos ellos mismos) con más valor del que ellos tienen. Y me vino a la cabeza, al verlos como siempre con su parafernalia teatral, a tantos muertos y tantos heridos en sus carnes y en sus mentes. Tantos que no cabrían en un artículo de más enjundia que este pobre comentario.

Por ello me quedo tan solo con tres que me impactaron. Recuerdo al niño que dio una patada a una bolsa dejada con explosivos por los terroristas y que se encontró destrozado de cintura para abajo. Desconozco el nombre de aquella criatura entonces y no sé como habrá llevado su vida de inválido. Recuerdo a Ortega Lara al que los 'valientes' secuestraron y tuvieron en un zulo quinientos y tantos días y me parece que veo ahora mismo en la tele su cara demacrada sin afeitar y sus ojos que no se acomodaban a la luz cuando lo rescataron. Y me acuerdo de Miguel Ángel Blanco cuya muerte vil movió a España entera a manifestarse contra la banda, como nunca se había hecho, con tantas manos blancas alzadas.

Quiero creer que este mal sueño se acaba aunque la duda atenaza mi corazón. Quiero pensar que estas personas que están detrás de las máscaras, y las que están detrás de las que están detrás de las máscaras, acaben de verdad con el sufrimiento de tantos. Vascos, españoles o franceses, ¡qué más da! víctimas de la sinrazón.

Te deseo un buen día.

sábado, 22 de octubre de 2011

El viejo muelle

Hola a todos.
Hace cuarenta años el litoral que da al naciente en Las Palmas de Gran Canaria comenzó a cambiar radicalmente su fisonomía. Para mejor, según los más, por aquello de mejores comunicaciones, acera amplia para pasear y nuevos edificios en los terrenos ganados al mar, y para peor según los menos -entre los que me cuento- que llevamos el romanticismo hasta el punto de no querer ver cambiar la orilla del mar que vimos y amamos siendo unos críos, ni el cauce de los barrancos, ni las laderas, ni las montañas.

Y es por ello, porque soy un sempiterno romántico, que me gustaría seguir viendo el negro espigón del viejo muelle de Las Palmas, que se adentraba en el mar partiendo de una esquina del parque de San Telmo, con sus escalinatas carcomidas por las olas, desde las que atrevidos bañistas se lanzaban para sumergirse en las bravías aguas, bajo la mirada atenta del grancanario Galdós en piedra, obra de Victorio Macho.

Costó mucho la construcción -inacabada- del viejo muelle. El proyecto inicial data de 1789 y fue en 1870 cuando se decide no continuar la obra. "... es decir, casi un siglo de luchas, esfuerzos, polémicas, constancia y adversidades que vivió la sociedad de Las Palmas para tratar de disponer de un primer muelle que le permitiera algo bien las operaciones de su tráfico portuario en las maniobras de embarque y desembarque". Nos dice hoy el profesor de la Universidad de la Laguna don Fernando Martín Galán. Fue una construcción inacabada (como inacabada está la catedral de Santa Ana) en la que participó toda la sociedad de Las Palmas con la atenta mirada de la isla entera que había vivido cuatro siglos desde la Conquista sin un verdadero muelle en su redonda geografía.

El pasado mayo de este año 2011 se conme- moró el 200 aniver- sario del inicio de las obras (de un nuevo proyecto) con la colocación de la primera piedra. Nos añade el ilustre profesor: "La ceremonia convocó a un numeroso público que prorrumpió en vivas y exclamaciones, en medio de la fe que se depositaba en tan importante obra por la gente en la época y de la que se esperaba notables beneficios a la localidad e isla".







El viejo espigón está sepultado por la autovía y en lo alto de la avenida por donde caminantes y ciclistas pasean a diario se colocó hace años una escultura en honor de la vela latina canaria. Ahora, junto a la calle llamada desde antiguo Muelle de Las Palmas, se ha puesto un ancla y un cartel que recuerda aquel acontecimiento memorable de 1811. Y a mí, que soy como soy, me entra la nostalgia.

P.S. Las fotos antiguas son de la Fedac.

Te deseo un buen día.


lunes, 17 de octubre de 2011

Segundo ciclo


Hola a todos.

Comienzan hoy en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria las clases de la Diplomatura de Estudios Canarios. Es el segundo ciclo que voy a hacer pues ya terminé, como saben ustedes, el de Peritia et Doctrina de grato recuerdo. En este caso, tal como su título indica, las asignaturas de los dos años que dura la Diplomatura están volcadas en temas relacionados con las islas. Así en este primer curso que hoy empieza tenemos Geografía Humana, Historia, Arquitectura, Energía y Agua y así hasta ocho asignaturas con el denominador común de y en Canarias. Serán sin duda clases amenas en las que recordaremos cosas que ya sabemos y conoceremos otras muchas que ignoramos de este archipiélago de nuestros amores que por fa o por nefás no recorremos con el tiempo sosegado y tranquilo para quedarnos con sus bellezas y sus tradiciones ya que el mar que nos une es al mismo tiempo, queramos o no, el mismo mar que nos separa.

Particularmente espero mucho de estos estudios pues me entusiasma la idea de entrar en sitios y hechos solo entrevistos por mí hasta hoy. Y porque me darán -estoy seguro- base sólida para para seguir curioseando con atención en todas aquellas cosas que, por cercanas, miro muchas veces sin llegar a verlas.

Te deseo un buen día.

miércoles, 12 de octubre de 2011

La Graciosa

Hola a todos.
Un ancho de mar de un kilómetro, al que llaman El Río, separa las islas de Lanzarote y La Graciosa. Esta última, vista desde los altos de Famara, aparece a los ojos de cuantos tienen la fortuna de verla como una perla que está ahí mismo, al alcance de la mano, y que por desidia nadie pone en sus manos para gozar de su belleza.


El viaje en barco para acceder a La Graciosa desde Orzola, pueblo más cercano en Lanzarote, tiene muy mala fama ganada en propiedad de cuando se hacía en pequeños barcos de pesca que se mecían en el Atlántico como cáscaras de nueces. Hoy las cosas han cambiado... un poco. Al salir del pequeño embarcadero de Orzola el otro día, unas olas bravas laterales y juguetonas hacían que el barco se moviera y subiera y bajara jugando con él, produciendo el que nosotros, -marineros de tierra adentro- lanzáramos al aire unos grititos de entusiasmados miedos. Poco duró el contento: al rato el mar quedó tranquilo y pudimos mirar a la isla que nos aguardaba enfrente.

En La Caleta del Sebo las casas son bajas, y blancas casi todas. Barcos en el
muelle. Gentes del lugar y turistas se mueven tranquila- mente. Algunos clientes en las terrazas charlan mientras toman el cortado o la cerveza de la mañana. Y en unos tenderetes montados por jóvenes hippies éstos nos ofrecen sus manualidades y baratijas que allí mismo confeccionan con cueros y otros materiales. Un par de pajarillos revolotean entre las piernas de los paseantes y un pato ¿o quizás una gaviota? se mueve por la orilla de la marea.




Nos invitan a coger un jeep para recorrer la isla (o al menos una parte de ella). Las ca- rreteras, estrechas, son de arena del cercano desierto. Y parte del desierto parece la isla toda con sus montañas y sus calas. Nos vamos al otro núcleo de población al que llaman Las Casas de Pedro Barba, con casas terreras, casi todas cerradas pues es lugar de veraneo de gente acomodada de las islas grandes. Entre las arenas y las lavas vemos pequeñas muestras de vegetación, (con valiosos ejemplares autóctonos) que se nos van apareciendo. Algún pajarillo se deja ver revoloteando entre las aulagas. Vemos cultivadas aquí y allá dos o tres finquitas (cuatro arbustos y poco más) y nos preguntamos cómo las riegan, pues aquí el agua y la electricidad las traen desde Lanzarote por tuberías que van por el fondo marino.

Nos vamos a la playa de las Conchas y enfrente vemos otras islas del llamado Archipiélago Chinijo, que es llamado así por pequeñito: Montaña Clara que parece estar al alcance de nuestra mano, el Roque del Oeste, y Alegranza, que tiene forma de ballena, y que se ve borrosa por la niebla.

De vuelta en La Caleta del Sebo nos bañamos (como no podía ser menos) en la playa de rubia arena y tomamos un malvasía (no faltaba más) con sardinas fritas que sabían a gloria pura en uno de los varios bares junto a la orilla.





A las cinco, después de una magnífica paella y un rato de buenas canciones y música de guitarras regresamos, y fuimos recreándonos en el viaje de vuelta con la impresionante pared del Risco de Famara en Lanzarote y todo lo que el corto paseo nos fue deparando.

Te deseo un buen día.

lunes, 10 de octubre de 2011

Lanzarote

Hola a todos.

Si al decir Lanzarote, ya es bastante. ¿Para qué decir más... para cansarte?

Si escribiendo distinta, es suficiente. ¿Para qué escribir otras palabras intrascendentes?

Si susurrando belleza... tú ya me entiendes. ¿Por qué no haz de gozarla plenamente?

Y si te invito a venir, ¿por qué no aceptas y te vienes?


Sinceramente te digo: ven a Lanzarote y gozarás de una tierra única distinta en su salvaje belleza. Moldeada por el fuego de los volcanes; por las lavas y las coladas; por los conos volcánicos y por los cráteres; por los jameos y por los tubos volcánicos, por el magma negro y las montañas rojizas y negras radiantes por la acción del fuego y del tiempo.


Ven a Lanzarote por las Gerias y sus viñedos; por sus casitas blancas y por su aire y por sus vientos; por ese mar que la baña, por las costas y sus silencios; por las palmeras de ensueño; por sus vinos y por sus quesos. Por sus portentos y
sus gentes.

Y viaja a la luna recorriendo Timanfaya con el diablo por compaña. Y baja con Julio Verne al interior de la tierra en la Cueva de los Verdes. Y visita al minúsculo cangrejo ciego en los Jameos del Agua y... por encima de todo, asiste como yo, atónito y maravillado, al espectáculo de la vida que se agarra a las piedras volcánicas en su forma primigenia de líquenes -simbiosis de hongos y algas unicelulares- con sus tonos grises y sus tonos pardos, con sus bellos colores amarillos y rojos flameantes que cubren kilómetros y kilómetros de metros cuadrados en las impresionantes coladas llegadas hace siglos hasta el mar.

Ven a Lanzarote y disfruta. Con ello basta.

La molina


Mar de lavas

Palmera en la montaña


Bello mar

El Golfo
Te deseo un buen día.