lunes, 30 de abril de 2012

El cochinillo

Hola a todos.
Dejamos Ávila con prisas, tantas que casi ni nos dejan saborear el rico Rioja que tomamos en un azocado bar bajo los soportales de la Plaza Mayor. Teníamos el almuerzo para la una del mediodía en Segovia y para allá nos fuimos diciendo adiós con pena a la ciudad amurallada. Íbamos en la guagua por una carretera secundaria que une ambas ciudades en poco menos de una hora y el paisaje se abría ante nosotros enseñándonos estampas de serena belleza de Castilla.

Árboles que no sé distinguir: fresnos o encinas, alcornoques o pinos, y el verde intenso que cubre la tierra nos acompañan. A nuestra derecha, las montañas cubiertas con el blanco velo de la nieve. Pregunto por ellas; es el Sistema Central, me dicen, y a mi memoria vienen las lecciones que estudiábamos de niño memorizando nombres de aquella geografía física de la España, para nosotros lejana, que veíamos en un mapa de colores colgado de la pared: montañas y cordilleras, con nombres que tanto nos costaba aprender de memoria: desde los Pirineos hasta la Penibética, señalizados con el puntero del maestro sobre el mapa en aquellas zonas marrones que las señalaban.


En Segovia nos esperaban, con paciencia de siglos, el Acueducto, la Catedral y el Alcázar. El ambiente en las calles era festivo ayudado seguramente por el mercadillo típico de los domingos. A un lado, una escultura nos recuerda el lazo de unión de Segovia con Roma: la Loba amamantando a Rómulo y Remo, regalo de la ciudad imperial a los segovianos en el bimilenario de su acueducto, año 1974.


El cochinillo nos esperaba en el restaurante 'El Acueducto'. A mí me tocó una exquisita pata a la que no me resistí hacer una fotografía. Intenté llevarme la pezuña como amuleto pero no me dejaron. ¡Qué pena! ¡Con las ganas y la dedicación conque la comí! Más tarde, bajo una ligera lluvia y unos pocos copos de nieve que quedaban como estampación en los paraguas negros, nos dirigimos a la catedral, elegante por fuera y bella por dentro, que recorrimos con detenimiento. Por último -el tiempo es nuestro peor enemigo- una visita fugaz a los jardines del Alcázar. La visita al interior queda, como otras tantas cosas en los viajes, para otro feliz encuentro.
























Te deseo un  buen día.
 

jueves, 26 de abril de 2012

Bizcochos borrachos

Hola a todos.
Nos marchamos de Guadalara llevándonos, además del grato recuerdo de la ciudad y de sus gentes paseando bien abrigados por la calle Mayor, unas cajas de bizcochos borrachos marca Hernando. Como no podía ser menos, al reclamo de los dulces en un escaparate ricamente decorado. Días antes habíamos estado en Ávila con un frío de muerte que sentimos tan pronto bajamos de la guagua junto a las murallas. Aquí hace frío, nos dicen, hasta en el verano y nos lo creemos. Un vientecillo revoltoso hacía que la baja temperatura la sintiéramos pegada a los pantalones con las perneras en pocos segundos semejando 'antoñitos en hielo' o calamares congelados. No nos amilanamos y recorremos la ciudad intramuros gozando de cada esquina, de cada esbozo, de cada rincón que las majestuosas murallas nos ofrecen. Entramos por la Puerta de San Vicente y al poco estábamos caminando por una calle antigua que nos conducía a la catedral. Nuestro gozo fue un pozo, pues no pudimos entrar en ésta para verla como era nuestro deseo.

Estuvimos, eso sí, en la iglesia del convento carmelita. Y en la capilla anexa a su iglesia erigida en donde nació la Santa de Ávila, Santa Teresa. De ésta podemos leer en unos mosaicos sus sentencias adorables:

"Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta: sólo Dios basta".


"Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero".

En un cruce de calles estrechas, casi una plaza, encontramos una escultura del otro gran iluminado, San Juan de la Cruz, y sus bellos versos, en la pared, que lo acompañaban:


"Mil gracias derramando, paso por estos sotos con presura. Y yendolos mirando, con sola su figura vestidos los dejo de su hermosura". 


No nos resistimos a partir sin llevarnos dulces recuerdos. De aquí fueron con nosotros las Yemas de Santa Teresa de las que en casa, mientras escribo, saboreo con delectación un par de ellas. ¡Hummm, qué ricas!




Te deseo un buen día.  

domingo, 22 de abril de 2012

Miel en los labios

Hola a todos.




A la llegada del viaje tengo, aún y por mucho tiempo, la miel en los labios. Y no la miel de la Alcarria que para mi desconsuelo dejé sin comprar en Guadalajara en la fugaz visita a esta pequeña (me dicen) y encantadora ciudad. Claro que ustedes verán que es normal mi olvido porque estaba yo 'abobao' gozando de todo aquello que se me ofrecía a los sentidos. Empezando por el Palacio de los Duques del Infantado, hermoso edificio por fuera y por dentro, del gótico tardío rematado en estilo renacentista con miles de filigranas, en el que una interesante exposición (de la vida y de la muerte) nos dio ocasión de conocer parte del pasado de la región. 


Y siguiendo por la calle ancha y cómoda pese a su empinada pendiente que nos llevó hasta la iglesia de San Ginés por donde está la Diputación y un precioso y coqueto jardín con el sugerente nombre de Parque de la Concordia que se mandó construir en 1854, con una fuente y un quiosco para la música hoy en silencio. 


Habíamos dejado atrás el edificio del Ayuntamiento y otros con sugerentes fachadas que hacían del paseo un agradable ejercicio pese a la temperatura de 9º C,  no fría en exceso por ausencia de viento.


Estábamos finalizando casi el viaje que nos trajo por las Comunidades de Madrid, Castilla y León, y Castilla La Mancha. Habíamos visto sitios y ciudades nuevas para nosotros los isleños y nos íbamos con el corazón engrandecido. 


Y por todo ello brindamos. Y para constancia de ello, dejamos la correspondiente fotografía del momento.




Te deseo un buen día.

domingo, 8 de abril de 2012

Noticias de la Gran Canaria

Hola a todos.

Nos dejó escrito, para la Historia, Leonardo Torriani:

"Al llegar la noticia de la pérdida que habían sufrido los cristianos de la fortaleza de Gando y de los rehenes que Diego de Herrera había dado a los reyes de Canaria, los lanzaroteños y los de Fuerteventura lloraron la muerte y la prisión de los suyos, que habían perdido junto con aquellos... Tanta fuerza tuvieron los clamores de esta gente, que el rey (1) determinó comprar a Herrera las tres islas de Canaria, Tenerife y La Palma, y conquistarlas a sus expensas, por ser necesarias, para conseguirlo, las fuerzas de un rey potente, no la debilidad de un hidalgo.

"Comprada que hubo el rey las islas, envió a Juan Rejón, hidalgo castellano, para conquistar en primer lugar Canaria, con 600 peones y 30 caballos. (...) Mientras que allí se fortificaba el campo y la fama llevaba la noticia a través de la isla, el Rey de Telde con 500 soldados se apresuró a salir a luchar con los cristianos; y, empezada la pelea no muy lejos de los alojamientos, se combatió fieramente por ambas partes. Los canarios peleaban como soldados veteranos, y no como antes solían, con lanzas apuntadas y con piedras, sino con espadas y rodelas y con otras armas que habían cogido a los cristianos en la fortaleza de Gando, y a los mallorquines muchos años antes. Los caballos produjeron un gran efecto, y, sin ellos, los canarios hubiesen quedado victoriosos. Quedó prisionero el valiente Adargoma, y resultaron muertos treinta de los más esforzados de Telde.

Sigue Torriani con su Historia, y quedo yo ensimismado preguntándome cuál hubiese sido el destino de mi isla si 30 caballos no hubiesen atemorizado a los antiguos isleños, entre los que estarían, con mucha probabilidad, alguno de mis antepasados.

Te deseo un buen día.

(1) Se refiere a los Reyes Católicos que son quienes ordenaron la conquista de Gran Canaria en 1478, y luego La Palma y más tarde Tenerife.