sábado, 19 de enero de 2013

Enamorado

Hola a todos.

Saben ustedes de mi enamoramiento con Las Canteras. Con mi playa. Casi tanto como enamorado estoy de la Luna. De ésta, de la Luna, me encantan sus fases: cuarto creciente y cuarto menguante, luna nueva y luna llena. Verla crecer, desde una simple curva en la inmensidad del cielo hasta la esplendidez de su cara redonda y radiante, me embelesa. Sentir su presencia en la luna nueva después de que ha ido menguando noche tras noche me sorprende. Y debo confesar, casi con rubor, que estos cambios -sus fases- son para mi un misterio, misterio insondable que no entiendo.

De mi otro amor, de Las Canteras, ¿qué voy a decir que ya no haya dicho? ¿Debiera hablarles de la suavidad de las mañanas cuando aún el sol no ha calentado sus arenas, del canto jubilosos de sus aguas que ola tras ola viene a morir en las orillas cantando eterna canción de amor, de la luminosidad del día cuando el sol cae de pleno tostando las rubias partículas de la arena, de las tardes? ¿De las tardes en las que la barra recibe el embate de las olas que saltan contentas esparciendo toneladas de agua en fuente inagotable de belleza sublime o en aquellas otras en que el mar se transforma en un espejo de quietud sonora? ¿O debiera contar con voz de poeta -si poeta yo fuera- de los atardeceres? ¿Del incesante juego de tonalidades de luces que iluminan el espacio cuando el sol declina, y del aterciopelado rubor de las nubes que se ven envueltas en la cadencia de las notas musicales del arrebol? Luz y color. Belleza distinta siempre igual. Tonalidades insuperables superadas cada día. Las nubes y el cielo, las montañas y el mar. Por tanta maravilla demos gracias a Dios.



Te deseo un buen día.

3 comentarios:

Marcos dijo...

Te comprendo perfectamente, yo también estoy enamorado de los atardeceres en mi albufera de Valencia, y me quedo extasiado siempre diferentes, imaginando sinfonías en el cielo al cambiante cromatismo y juegos de luces.
Creo firmemente que cuando ya no estemos en la tierra tendremos ganado un palco en el cielo para seguir contemplándolo.

Francisco Espada dijo...

¡Pero qué texto tan precioso has hecho! Te ha salido del alma y eso no hace falta decirlo para que se sepa. Yo también doy gracias a Dios contigo por sus muchas maravillas.
Un fuerte abrazo.

Felipe Tajafuerte dijo...

Me han entrado unas de ganas de ir a conocerla... Algún día me decidiré ya que solamente conozco Lanzarote. Un saludo desde mi mejana