jueves, 22 de mayo de 2014

Paseo en Doñana

Hola a todos.
Comoquiera que Matalascañas linda con el Parque Nacional de Doñana es obligatorio, podríamos decir, visitar esta estupenda reserva animal, lugar de paso de incontables aves en sus periplos de ida y vuelta Europa.África, y de otras muchísimas muestras del reino animal. Máxime cuando el IMSERSO oferta entre las excursiones una visita muy corta para mi gusto al Parque. Así que nos fuimos a la visita poco después de almorzar en un microbús y con un conductor-guía que resultó ser de una estupenda ayuda por sus conocimientos. No creo que sería necesario decir que el Parque de Doñana es inmenso así que tan solo estuvimos en una pequeña parte. Ahora bien, esta zona reducida que visitamos tenía marismas, tenía bosques, y como cosa curiosa para nosotros tiene el camino que siguen los romeros en la Romería del Rocío. Digamos que El Rocio, con su preciosa iglesia y sus calles sin asfaltar, está muy cerca de Matalascañas y que por aquí empezamos la excursión por el Parque viendo sus marismas que contaban, para nuestro deleite, con un buen nivel de agua.

La hora no era afortunada para ver muchos animales. Tampoco el calor. Estaban ellos sesteando a la sombra, nos decía nuestro guía. Sí vimos muchos caballos en pequeños grupos, un número indeterminado de buitres volando y otros aposados sobre unas verjas hartos de comer, y muchas aves (zancudas muchas de ellas) a las que no sabría dar nombres. Todo ello por los caminos que llevábamos entre árboles (entre los que había mucho pino piñonero) que nos daban alternativamente sol y sombras hasta llegar al Centro de Interpretación del Parque.

También vimos, y también son de curiosidad, unas cabañas de las que usan los cuidadores del Parque para vivir temporadas con sus familias que aguantan tanto los calores estivales de esta calurosa Andalucía como los fríos de las heladas. Y para rematar la buena suerte vimos una carreta (típica a más no poder) tirada por una rehata de caballos y conducida por una joven que por aquí cerca vive.








Debemos volver, nos dijimos. Y nuestro guía que resultó ser un biólogo de los que trabajan en el Parque nos dijo que lo mejor es venir en septiembre cuando las berreadas o en febrero (más o menos) cuando millones de aves pasan por aquí. Volveremos, nos prometimos. Al menos ese era y sigue siendo nuestro deseo.

Te deseo un buen día.

2 comentarios:

Marcos dijo...

Con tu buen hacer de guia, ya nos has marcado que ver y cuando, Un abrazo

Felipe Tajafuerte dijo...

Habrá que preparar algo más largo que una escapada. Saludos desde mi mejana