Hola a todos.
El estribillo de la canción -canción de los Del Río- dice así:
Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo,
su duende.
Me sigue oliendo a azahar, me gusta estar con su gente.
He estado en Sevilla tan poquito tiempo que no puedo aseverar que lo que dice el estribillo, del color especial de esta ciudad hermosa, sea cierto. Aunque sí puedo dar fe de que la puesta de sol más allá del Guadalquivir y a la derecha de la Torre del Oro, cambiante el cielo cada poco segundos, me llegó al alma. Acabábamos de terminar el paseo en tartana recorriendo los viejos lugares a los que llevan a los turistas y aun retumbaban en nuestros oídos los cascos del caballo y el roce de las ruedas sobre la calzada.
Edificios y esculturas, parques y árboles, habíamos dejado atrás. Carlos, nuestro joven amigo, flipaba con el paseo. Reía con gusto y saludaba a unos y a otros y todos correspondían a su jovial saludo. Pasamos junto a la Torre del Oro y el monumento a Simón Bolívar y a tantos palacetes de la Expo de 1922; entramos, creo, en el Parque María Luisa, y estoy seguro en la Plaza de España. (Aquí fue tomada la foto con la tartana). Volvimos al punto de partida junto a La Giralda y a los Reales Alcazares, y por el camino el duende de Sevilla nos cautivó, muy posiblemente por el olor a azahar de tantos naranjeros plantados en sus calles en los cuales estaban punteando ya las florecillas blancas al calor de la incipiente primavera.
P.S. Para Francisco Espada, sevillano, un abrazo.
Te deseo un buen día.
3 comentarios:
Gracias, amigo, por tu dedicatoria. La próxima vez que vengas a Sevilla tenemos que quedar y permitirme ser tu cicerone: nos placearemos y disfrutaremos de la ciudad y de sus aromas y sabores.
He ido varias veces a Sevilla y cada vez que voy me parece la primera vez que la visito. Un abrazo
Es cierto que Sevilla tiene no solo un olor especial, sino algo más. He revivido mi visita a esta ciudad contigo. Buen viaje
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