domingo, 5 de agosto de 2012

Historia

Hola a todos.
Estoy leyendo en estos días un nuevo libro. Su título: La Iglesia en las Islas Canarias. Según nos dice su autor, Julio Sánchez Rodríguez, "es una sencilla aportación al VI Centenario de la Diócesis Canariense Rubicense, efeméride que celebramos durante el año 2004". Lo voy leyendo con la natural curiosidad e interés que despiertan los libros que hablan de nosotros mismos ya que habla de nuestros antepasados. Y porque hablar de la Iglesia en Canarias es tanto como hablar según mi parecer de la sociedad en general. No en vano el primer capítulo del libro se refiere a los primeros misioneros, mallorquines, que llegaron a las islas, a Canaria (Gran Canaria) para ser más exacto, en 1344. Siglo y medio antes de la conquista de la isla.

Con el libro me voy enterando, o recordando, de cuando el Papa Clemente VI proclamó a don Luis de la Serda el título de 'Principe de la Fortuna' otorgándole con la bula correspondiente plena jurisdicción en las Islas Afortunadas a la vez que le imponía la obligación de predicar el Evangelio a los infieles. De cuando llegan los expedicionarios mallorquines a la isla, por Melenara, y son capturados por los indígenas. Y como entre ellos había dos frailes que tienen el honor de ser considerados los primeros misioneros que predican la palabra de Dios por estos lejanos lugares. De como se crea el primer Obispado en las islas, llamado primeramente de La Fortuna y luego de Telde aunque fue de corta existencia. Y más tarde el de El Rubicón en la isla de Lanzarote que fue trasladado posteriormente a la isla de Gran Canaria por temor de los ataques que en aquella sufrían continuamente por parte de los piratas, por ser llana la isla, considerando mejor que la sede episcopal quedara en la montañosa y grande Canaria con el nombre de Canariense-Rubicense.

Con la lectura del libro voy aprendiendo nuevas cosas, ya digo. Me ha llamado la atención y quisiera compartirlo con ustedes, dos exhortaciones hechas por el Obispo a los curas allá por los años finales del s.XIV tras alguno de los tres Sínodos Diocesanos que tuvieron lugar:

"Ytem, ordenamos que el cura o lugarteniente tenga en su yglesia consigo
otro clérigo o sacristán doto para que enseñe a los hijos de los
parrochianos leer, escrevir, e contar, e les enseñen buenas costumbres y
aparte de los vicios y les instruyan en toda castidad y virtud, y les enseñen
los mandamientos y todas las cosas se contienen en la dicha tabla y en la
cartilla, y se sepan signar e santiguar con el signo de la crus, e les exorte
obediencia e acatamiento a sus padres, e que los clérigos amonesten a sus
parrochianos que enbíen sus hijos a la yglesia para que sean yndustriados
en todo lo susodicho."

"...que predique alomenos los Domingos y Fiestas solenes, declarando al
pueblo según la capacidad de sus oyentes, que están obligados a saber
para salvarse, los vicios de que se han de apartar, las virtudes que han
de seguir, como se han de guardar de la pena eterna, y alcancen la
bienaventuranza. No traten ellos ni otros cualesquiera predicadores
cosas dificultosas, curiosas, y sutiles, que no pertenecen a la edificación
espiritual del pueblo, ni cosas inciertas, falsas, superticiosas, o
escandalosas, no auténticas, ni que provoquen a risa, sino usen de
lenguaje fácil, breve, inteligible, llano, y no crítico, declarando el santo
Evangelio, con doctrinas morales, siguiendo la doctrina de los santos,
edificando al pueblo con su vida y doctrina." 

Podemos ver con estos apuntes que la Historia de estos peñascos anclados en el Atlántico, en uno de los cuales tuve la suerte de nacer, es rica y entretenida: misioneros y señores; conquistadores y piratas; reyes y papas; africanos y europeos; enseñanzas y batallas; heroísmo y deshonor; conquistas de tierras nuevas... darían para una bonita serie de éxito. ¿Te animas para el reparto?

Te deseo un buen día.

2 comentarios:

Oti dijo...

Si piensas hacer una nueva versión de "Tirma", película rodada en Gran Canaria y como todo el mundo sabe, de éxito universal (no le concedieron un Oscar porque eso era poco para ella), me apunto a ser la protagonista y hacerle la competencia a la Pampanini, por supuesto.

Francisco Espada dijo...

Sin dudas una historia muy interesante de la que siempre logramos aprender cosas que desconocíamos, como casi siempre en la lectura. Gracias por compartir algunas curiosidades.
Un abrazo.