Hola a todos.
Estoy bien seguro, y ustedes perdonarán si yerro, que las olas que bañan la Playa de Las Canteras en Las Palmas de Gran Canaria se pusieron bien dichosas al saber de la noticia que nos trae a todos los grancanarios tan contentos que no cabemos dentro de nosotros mismos. Y no es para menos. Las olas saben de nuestros más íntimos deseos, de nuestras inquietudes, de nuestros amores; de nuestros afanes y de nuestras querencias. Saben las olas de los poetas nacidos en estas tierras, de los artistas, de los pintores, y de los que escriben cosas que pasan o que les sale de la mollera. Saben de todos nosotros, y por saber hasta saben que esta nueva nos alegra.
Y por ello las olas estaban contentas y saltaban y brincaban en la playa queriendo besar la arena. Eran olas revoltosas, majestuosas y altaneras en sus vuelos primorosos. Venían con arrullo de madre con sus blancas cabelleras alborotadas al viento. Cantaba el oleaje con dulce voz zalamera al retirarse la ola para volver más potente. Dichosa y sonriente estaba la playa. Porque la ciudad que acoge viste sus mejores galas para el título que desea. Ha pasado un primer paso, de gigante omnipotente, en su lucha por lograr lo que a ella le conviene. Sabe la ciudad canaria que lleva las de ganar pues si en su escudo luce emblema de seguridad en la palma, pronto ya podrá lucir título noble de sapiencia.
Para ella ha de ser el título de capital europea de la cultura. Será en el 2016 y espero que yo lo vea.
Te deseo un buen día.
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