jueves, 6 de enero de 2011

El correo

Hola a todos.
Tumbado estaba en el sillón de casa, con Pancho a mi lado, dedicado a ejercer el sabio deporte de la benefactora siesta cuando mis pensamientos, medio en brumas, fueron recorriendo las eternas preguntas de la Humanidad. Quienes somos, de dónde venimos, a dónde vamos. Sin encontrar respuestas derivó mis pensamientos hacia la esencia y circunstancias de la felicidad. ¿En qué consiste, es efímera o duradera, es asequible o esquiva, real o ficticia? Para cuando Pancho reclamó mi atención para que le llevara a su paseo de media tarde había llegado a una conclusión que les propongo: para ser feliz es suficiente y necesario adaptarse a los vaivenes de la vida y en la medida en que aceptemos lo que la vida nos da y nos quita de continuo seremos más felices o infelices.

Y en ésas, que estando ya en el parque con Pancho, que me da por pensar en el correo; y que me pongo a comparar el correo antiguo con el actual e-mail lleno de eficacia y prontitud; y que yo, que en el fondo soy un nostálgico, que me inclino por el antiguo, pensando que era muchísimo mejor que este correo de ahora, virtual. Porque antes era ilusionante el cartearse con alguien y enviar una carta a la que se le pegaba el sello correspondiente y se echaba en el buzón. Carta escrita a lápiz o con tinta, con letra firme o temblorosa, manuscrita, y por tanto distintas unas de otras; como se escribía el remitente en el anverso del sobre después de haber escrito el de la persona a la que iba dirigido. Carta y sobre que mantenía el calor y el olor de quien la enviaba pese al tiempo que tardaba en llegar a su destino.

Hoy el correo es impersonal porque es rápido. Se puede mandar el mismo mensaje y las mismas fotos, y la misma música a unos y a otros sin dedicar el afecto sentido, la palabra exacta, el texto personal que cada uno espera. Es el signo de los tiempos y hay que aceptarlo para ser feliz. Que es lo que antes he dicho. ¿Recuerdas?

Te deseo un buen día, y que los Reyes Magos te traigan las mejores noticias, no importa en que correo.

1 comentario:

Oti dijo...

Y yo me pregunto: ¿cómo se las arreglarán los historiadores del futuro para estudiar la correspondencia entre personas que pasen a la Historia? Las cartas se guardaban como tesoros y hay muchos libros dedicados a esa correspondencia. ¿Estudiarán tu blog y lo que estamos escribiendo aquí? Porque doy por hecho que nos haremos famosos, así que guarda copia de seguridad de todo. Chao.