Recuerdo igualmente que para llegar a mi barrio, Schamann, la guagua tenía que subir por una carretera de la época que unía la parte baja de la ciudad con la que se denominaba "Ciudad Alta". En esta guagua, de Santiaguito, se entraba por la parte trasera y habían dos hileras de asientos corridos, en los laterales, y tenía un hilo, en la parte central en el techo, que era el que hacía sonar el timbre pidiendo la parada, y en este desvencijado vehículo subían los vecinos toda suerte de cosas: tablas, tela metálica para los gallineros, material de construcción, jaulas, alfalfa, millo, e incluso alguna que otra baifa.
He pasado casi toda mi vida entre estos dos barrios, aunque eso sí he pateado el resto de la isla, y he podido constatar dos cosas: mientras en Schamann los vecinos de las casas terreras siguen cuidando con mimo "sus" plantas, muchos de los de Escaleritas han convertido sus jardines en zona para aparcar los coches. Lo peor es que con el consentimiento del Ayuntamiento. He visto como Las Palmas (como se la conoce) ha ido creciendo a lo largo, ancho y alto. Casas de pisos, aprendices de rascacielo, han ido apareciendo. La ciudad no es la misma, y las gentes y sus necesidades tampoco. Las nuevas calles, parques y plazas podían haber sido otra cosa porque las islas canarias son afortunadas en su clima y en su flora; y porque zonas como por ejemplo Fincas Unidas y Vega de Sab José lo hubieran permitido. Sin embargo la ciudad tiene un déficit de árboles y plantas, y un exceso de coches. Yo pediría para terminar, al Sr. Alcalde, si esto lee, que el terreno del antiguo Estadio Insular que tan buenos recuerdos guarda para los aficionados al fútbol, y a la UD Las Palmas, lo destinara a parque del que tan necesitados estamos.
Te deseo un buen día.
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