sábado, 6 de diciembre de 2008

Gangocheras

Hola a todos.

Gilberto Alemán es un tinerfeño nacido en La Laguna y que cuenta algunos años más de los que yo tengo. Estudió periodismo en Madrid y ha ejercido esta profesión pasando por casi todos los puestos de los periódicos; leo que en el Diario de Avisos tiene una columna diaria que lleva por título El Granero y que en ella cuenta a sus lectores vivencias con recuerdos de cosas que están camino del olvido. Supongo que seguramente Gilberto Alemán centre su escritos en hechos y gentes de su patria chica, Tenerife, y a lo mejor -así lo deseo- también cuente algo de las otras islas de Canarias.

He podido leer su libro titulado Lecheras, gangocheras y vendedoras; lo pedí en la biblioteca tras saber de él porque la palabra gangocheras llamó mi atención al leerla por primera vez ya que me era totalmente desconocida. En este su pequeño libro, 64 páginas con 59 fotografías antiguas en blanco y negro, nos va trasmitiendo sus saberes y sus indagaciones sobre las mujeres que bajaban desde el campo para traer la leche y otros productos de la huerta a la ciudad, las que vendían el pescado por las calles o las que traían manojitos de tea o carbón del monte o yerbas aromáticas para un salmorejo. Hace una semblanza Gilberto de las tiendas del Santa Cruz de entonces con referencias a la Recova vieja (plaza de mercado) y a la nueva que lleva el nombre de Nuestra Señora de África. Se acuerda de los carritos que habían en las esquinas en los que se podían comprar "cigarrillos, golosinas, bocadillos de 'chorizo de perro' aspirinas y hasta algo de grifa si cuajaba". Y de los indios, "que no son indios, que son hindúes, que abren bazares en los que no falta el marfil o la seda".



Se extiende al hablar de las lecheras que salían de madrugada, (y descalzas muchas de ellas) cargadas con cestos en la cabeza para traer la leche a la venta, y de la implacable lucha de éstas con los guardias que velaban porque no estuviese la sabrosa leche adulterada con agua. Y habla de las gangocheras y vendedoras ambulantes. De las primeras dice que son las compradoras, las intermediarias entre el productor y el consumidor y que una vez en la ciudades iban unas anunciando su mercancía a grito pelado y otras tocando de puerta en puerta en las casas de sus clientes.
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Leo en internet: "Caminan adelante y descalzas estas gangocheras, subían hasta La Orotava y pueblos del Valle, donde cambiaban el pescado por productos de la Tierra"; "no hacían su entrada en los pueblos sin antes ponerse el calzado que llevaban en la cesta, el cual se volvían a quitar en cuanto iniciaban el regreso al Puerto. Los zapatos son pues, un simple adorno, el corretear descalzas desde niñas, les dotaba de unas plantas de los pies lo suficientemente encallecidas para poder desafiar todos los pedregales".
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Las vendedoras ambulantes, familiares o vecinas de pescadores y agricultores, traían el pescado, el carbón de las montañas o las hortalizas y frutas a las casas en unos años en que la falta de congeladores hacía necesario el abastecimiento diario de los alimentos.


P.S. Para ver otras láminas de la indumentaria de Tenerife, de Alfred Diston, y textos del etnógrafo don Juan de la Cruz Rodriguez, pincha aquí.

Te deseo un buen día. Feliz Navidad.

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