jueves, 7 de enero de 2010

Oro, incienso y mirra

Hola a todos.
Los Reyes Magos han pasado por nuestras vidas, fieles a su cita anual, cargados de ilusiones, alegrías y cariño para repartir entre niños y mayores. Por casa vinieron y dejaron juguetes para los nietos y regalos para los abuelos y los papás. Imagino a los Reyes, allá en sus reinos de Oriente, repasando listas interminables en las que va, incluyendo a los nuevos infantes nacidos en el año transcurrido desde el 6 de enero anterior y borrando, seguro que con lástima, a los que se fueron. Seguramente que ellos tendrán unos superordenadores para colocar en las largas listas los pedidos de cada uno porque, mira por donde, nunca se equivocan ni olvidan. Cargan en sus camellos unas zapatillas, un cinto, un pañuelo para él; una colonia, unos lapices de ojos, unos zarcillos para ella; una muñeca, un trompo, una pelota, una PSP (hay que estar al día) para ellas o ellos -los pequeñines de la casa-, y van repartiendo con amor enorme todo ello, envuelto con el papel del cariño.

Con igual amor al que les llevó hace dos mil años a llevar sus presentes al Niño Jesús: en aquel día venturoso, el oro, el incienso y la mirra. Leo en internet: "el oro, metal precioso, propio de reyes, simboliza el tributo a la realeza de Jesús, a su calidad de rey; el incienso, de importante papel en los rituales religiosos y en las ofrendas a las divinidades, era un tributo a la divinidad del Niño, el reconocimiento de que Jesús era Dios; la mirra, usada en los embalsamamientos, en la unción de los cadáveres y en los ritos funerarios ... prefiguraba la pasión y muerte de Cristo. Simbólicamente era un tributo a Jesús hombre, a su condición humana ... Los magos presentaron, entonces, oro para el rey, incienso para el Dios y mirra para el hombre".

Te deseo un buen día.

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