Hola a todos.
Pues no resultó tan fiero el Goliat de turno, no señor, más bien estaba mansito como un cordero en la tarde noche del miércoles. Y es que la cara del capitán de nuestro equipo de envite, Vicente, sobrio y equilibrado él y sin una mueca que lo delate, no dejaba traslucir los triunfos que guardaba entre sus cartas. Y así el partido fue transcurriendo sin grandes sobresaltos, piedra a piedra, arrallando uno, arrallando otro, hasta el momento crucial. Estábamos en el último 'chico' y a nuestro David no llegaban más que 'bichillos' con los que iba amagando sin posibilidad de hacer la señal del tres o del caballo de bastos, o del rey de la vira, ¡qué menos! o de la 'perica'. Pero en la ronda de jugadores estaba esperando su ocasión, ocasión de oro todo hay que decirlo, el imparable, el hercúleo, el indomable, el atleta, el rey del salto, nuestro admirado Carles Puyol. A él la gloria. A nosotros la alegría. ¡Qué testarazo, señor! Todavía me duele la cabeza de querer igualarlo con una pelota de trapo, de aquellas que hacía de pequeño con un calcetín. El balón entró como un trallazo y dejó boquiabierto al portero alemán. ¿No querías 'envite'? ¡Pues ahí tienes el as de oro!
Nos falta coronar la cumbre que ya está cercana. A tiro de piedra. Y lo conseguiremos que para eso en la selección nacional hay dos canarios: un tinerfeño, Pedrito, y un grancanario, Silva. ¡Ahí es ná!
Te deseo un buen día
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