domingo, 12 de septiembre de 2010

Buena vida

Hola a todos.
Tengo por seguro que todos y cada uno de los playeros que vamos a Las Canteras lo hacemos con la intención de pasarlo lo mejor posible. Es lo que hoy se llama 'mejorar la calidad de vida'. Cada cual lo hace a su modo y manera, sin que haya un patrón común, aunque sí hay unas cuantas pautas de comportamiento generalizadas. Los hay que entienden que lo mejor de la playa es pasar tumbado al sol las horas más fuertes del mediodía aunque ello le suponga terminar como sardinas en una barbacoa. Están aquellos para los que el caminar por la orilla, con el agua por los tobillos, es lo más lindo del mundo. Existen unos cuantos que su diversión favorita es llevarse un buen libro y pasar horas leyendo con el arrullo de las olas. Por supuesto tenemos a los surferos, pero éstos, por su juventud y sus acrobacias, pertenecen a un grupo aparte. Y los que que montan un casino con su bingo particular o sus partidas de cartas. A unos les tumbarse sobre una toalla con un montoncito de arena para reposar la cabeza; a otros -los pudientes- les encantan las hamacas, y luego están los que ni por equivocación se sientan ni se tumban porque son del parecer que lo chachi es correr, playa arriba y playa abajo, los cuarenta y dos kilómetros de la maratón, a paso ligero.

Cada cual se acomoda como le parece y de ahí las sombrillas multicolores. Pero créanme que el mejor ejemplo para conseguir la buena vida en la playa lo encontré el otro día, ya a la atardecita, con la marea baja y el sol poniéndose por entre las nubes de Tenerife, con temperatura ideal para ser acariciados por el agua mansa, en la estampa de dos señoras sentadas en la mismisima orilla con sus sillas plegables que habían puesto, justito, justito, en donde jugaban a la cogida la arena y las sebas y el agua.

Te deseo un buen día.

2 comentarios:

Felipe Tajafuerte dijo...

Para mí lo mejor del sol es la sombra, y esto lo aplico en la playa.
De canarias solamente conozco Lanzarote, es una asignatura pendiente y espero subsanarla en cuanto pueda. Saludos

Anónimo dijo...

Hace una semana, cené por primera vez en mis cuarenta y diez años, en uno de los restaurantes abiertos a la avenida de Las Canteras. La cena nos costó veinte euros, y viendo pasear a gente de todos los países y el buen ambiente que había, nos pareció estar de vacaciones en otro lugar del mundo.
Parece chauvinismo, pero ¡que suerte tener una playa como ésta en medio de la ciudad! Saludos, Oti.