Hola a todos.
Mis nietos en la playa se entretenían intentando pescar cabosos y sargos por los charcos entre las piedras. También intentaban coger pequeños cangrejos, normales y ermitaños, y caracoles. En estos quehaceres podían pasar horas enteras buscando en los Lisos, zona de piedras porosas en la Playa de Las Canteras. Cuando sube la marea los Lisos quedan bajo el agua; cuando baja, las piedras son un verdadero tesoro de pequeña fauna marina. Por eso gusta tanto a los niños. Por eso gusta tanto a mis nietos.
Uno de los días, Carlos consiguió pescar un caboso. Fue con un artilugio de pesca preparado por su papá que constaba de una botella pequeña de agua, vacía, un trozo de sedal y un anzuelo. El caboso cayó en la trampa y el anzuelo quedó enganchado en su labio inferior. Primero Carlos y Javier, luego yo y más tarde otro hombre (sin prácticas de pesca) intentamos quitarle al pez el anzuelo que le aprisionaba, sin éxito alguno. El pobre pescado movía su cuerpecito en nuestras manos intentando volver a su líquido elemento. Daba coletazos, seguramente con desesperación. Y daba boqueadas buscando el oxígeno que con sus branquias fuera del agua no podía llevar a su organismo. Al rato, paró en sus inútiles intentos. Quedó muerto en un sacrificio sin razón.
Intenté explicar a los chiquillos la necesidad de preservar la vida. Como una gota de agua irá calando la idea en su cabeza aunque de momento parezca que no lo haya conseguido. En su interior prevalece aún, lo más probable, el instinto depredador del Hombre.
Te deseo un buen día.
1 comentario:
¿Dónde comienza el depredador y dónde la supervivencia?
Creo que a los niños hay que enseñarles a no pescar pequeñines, alevines, pero la pesca es un ejercicio noble y una fuente de alimentación imprescindible para el hombre.
Lo que debemos evitar a toda costa es dar muerte a un animal o planta por diversión o más allá de cubrir las necesidades alimenticias.
No es fácil, pero así es la educación, algo muy complejo.
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