Hola a todos.
Día de playa. El sol alto pega de firme en una tarde sin nubes. En la avenida, un termómetro marca 31º. En la orilla un pequeño grupo formado por un niño de muy corta edad que juega con un balde y el agua, un hombre y una mujer, seguramente sus padres. Él posiblemente con bañador, no lo recuerdo. Ella, con vestido musulmán que va desde la cabeza a los tobillos. Tiene tan sólo al descubierto la cara, las manos y los pies que moja el mar. El hombre se agacha, coge agua en el cubo del niño y la derrama cariñosamente por la espalda de la mujer echándola entre la tela del vestido y el cuerpo. Trata de amortiguar el calor que a buen seguro ella está sintiendo. Junto a ellos pasan indiferentes hombres y mujeres, cada uno a lo suyo. Con el mínimo de ropa que permite nuestras costumbres. Cada vez menos tela y más carne fuera. Los hombres, ya se sabe, con los bañadores de siempre después de los sufridos Meybas de antaño. Las mujeres, a la moda. Con sus cachetes traseros al aire, y tan sólo una pequeña cinta para sujetar el penúltimo invento de ropa de baño que viste: el tanga. Culturas diferentes. ¿En dónde la verdad, si la Verdad puede ser encontrada?
Te deseo un buen día.
1 comentario:
En el mundo, siempre han sido los hombres los que han decidido cómo hemos de vestir las mujeres: el brujo de la tribu, el jefe de la tribu...y el modista de la tribu.
En occidente, fueron mujeres las que revolucionaron nuestra forma de vestir: Mary Quant con la minifalda, y Cocó Chanel con el pantalón.
Hay que dejar a las mujeres de Oriente que hagan ellas su propia revolución (a su manera).
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