Hola a todos.
No le llevaré la contraria, en absoluto, a quien diga que estoy medio abobao con Pancho. Y no discutiré, si me dice que Pancho, el perro mediocarlino de mi hija Lule, es lo más lindo del mundo. Al contrario, contaré a quien quiera oírme que este precioso animal me da alegrías y satisfacciones sin cuento: que es bondadoso y agradecido, zalamero y alegre, juguetón y tranquilo; que me acaricia con sus ojos al mirarme, y con su lengua al lamerme las manos, y con sus dientes al morderme los dedos; que me busca cuando quiere que lo saque a paseo, que se sienta conmigo en los bancos del parque y camina por los senderos a mi paso, corriendo tras las palomas o los pájaros, adelantando su paso y retrocediendo para no perder el mío; que se tumba a mi lado cuando escribo y cuando leo. Diré a todos, aquello tan manido porque se dice de todos los perros, que dice que a Pancho tan sólo le falta hablar.
Entenderán por ello que la noticia periodística de hace unos días me revolviera las tripas y me causara náuseas. Un hombre, ¿de verdad era un hombre? ató a su perro al parachoques trasero de su coche y lo llevó no sé cuantos kilómetros por carretera rebotando sobre el asfalto, ladrando despavorido y de forma lastimera, hasta causarle la muerte. Denunciaron a este hombre, ¿no será un inhumano? y lo han condenado a seis meses de cárcel que puede eludir con el pago de dos mil quinientos euros.
Creo sinceramente que la condena no es suficiente para este mal nacido. Si el hecho es cierto, por el mal que infringió a un ser vivo, al que, al igual que a Pancho tan sólo le faltaría hablar, lo justo sería cortarle a este energúmeno los cataplines en rodajas bien finitas.
Te deseo un buen día.
1 comentario:
La persona que hizo eso, es mas NAIMAL que los de cuatro patas.
Saluda y acaricia a Pancho de mi parte.
Saludos cordiales
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