Hola a todos.
Hace algo más de medio siglo se proyectó en los cines de España una película, mezcla de melodrama y revista musical, protagonizada por Sara Montiel. Su título, El último cuplé. Recuerdo haberla visto en el Royal Cinema y que, tanto me gustó la diva, fui una segunda vez atraído por su belleza y por los escotes que lucía la Saritísima. No sé ahora que número pusieron los censores a la película en las hojitas que se repartían en las iglesias con la cartelera cinematográfica de la semana. En aquellos tiempos del franquismo, un beso apasionado, una escena tórrida, un escote que dejara ver las pechugas, o unas pantorrillas al aire, eran razones suficientes para clasificar una cinta con el 4 o el 4R y decir que ésta no era apta para casi nadie.
Por el contrario, a los censores no les importaba el humo del tabaco. ¡Qué va! Fumar era un placer, y además nos hacía más hombres, más guapos, más enteros. Era posible, según la propaganda de los cigarrillos que nos ponían en la gran pantalla, sentirnos, al fumar, transportados en un caballo magnífico por las praderas infinitas americanas. Porque el fumar era cosa de hombres y... de mujeres malas.
Hoy en día no podría rodarse El último cuplé. Está mal visto fumar y la Sara no podría cantar con su voz susurrante aquello de "Fumando espero al hombre que yo quiero, tras los cristales de alegres ventanales..." tendida en la chaisse longue, ni tampoco podría pedir a su hombre que le diera el humo de su boca..., pues al fumar ya no lo dejan ser un placer, genial ni sensual.
Son otros tiempos y el acoso al fumador va a más en beneficio de la salud de todos, nos dicen. Lo que más me jeringa es que ya no podremos ver a 'Cho Juaá' y compaña con sus sempiternos 'virginios' atravesados en los labios, acodados a la barra del cafetín, tal como nos lo presentaba nuestro querido Eduardo Millares Sall.
Te deseo un buen día.
3 comentarios:
Fumar era de hombre y de mujeres malas o más bien de "muy buenas".
Bromas aparte. ahora se está mejor en todos los sitios.
A los ex de larga duración nos han dado la satisfacción de saber que acertamos en aquella difícil determinación no tan bien vita en aquella época.
Feliz año sin humo.
sigue siendo un placer para quien fuma, y puede gozarle cuanto guste, lo único que debe hacerlo a solas, o con su pareja si es fumadora también,
lo que no se debe hacer, es obligarnos a los que no no gusta fumar, a intoxicarnos igual siendo fumadores pasivos.
Vaya, puedes fumarte unos ricos puros sentado en ese banco de la foto,
¿Y el humo de los coches?, ¿y el aceite que la mayoría tira por el fregadero?, ¿y el veneno del pienso para los pollos?, ¿y los pesticidas que nos comemos con las verduras?, ¿y los chicles pegados en las aceras?, ¿y las grasas de los bollos que les damos a los niños?
Se nota que soy fumadora ¿no?
P.D. Ahora en serio,me ha encantado lo que has escrito, deberías enviarlo a algún periódico. Saludos.
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