lunes, 26 de agosto de 2013

El bosque efímero

Hola a todos.
Dejamos dicho que al llegar la noche llegó la guagua que llevaría al Grupo Scout Camelot y a nosotros con ellos, hasta Madrid para luego volar hasta Gran Canaria. Habían pasado los catorce días de campamento y para nosotros habían terminado unas memorables vacaciones. Tiempo tuvimos en el viaje de regreso para pensar en ellas y tiempo hemos tenido para añorarlas. Gracias al blog hemos podido compartir nuestras experiencias. En esta entrada de hoy trataremos de recordar un poco más lo vivido en Viseu y por ello contaremos algo del bosque efímero, nombre dado a una semana de actividades alrededor de la Plaza D. Duarte adornada para la ocasión con decenas de macetas de distintos tamaños y formas con plantas abundantes que daban la sensación de estar en un bosque en miniatura.

En la Plaza D. Duarte estuvimos ya en los primeros días de nuestra estancia en Viseu pues se halla situada en una de las rutas que seguíamos para ir a la Catedral. Subíamos desde la Plaza del Rossio dejando a un lado el Jardín dedicado a las Madres con su bella escultura, nos adentrábamos por las calles que se entrecruzaban, entrabamos en las dos pequeñas ermitas que nos salían al paso y llegábamos a la plaza en donde D. Duarte nos esperaba erguido sobre su pedestal. Este Don Duarte que aquí tiene estatua en su honor fue rey de Portugal a principios del siglo XV y hombre aficionado a las letras que dejó cosas escritas para la posteridad.

Poco a poco, decimos, la plaza se fue engalanando. A los maceteros con árboles y flores se fueron añadiendo objetos varios: una obra moderna hecha de hierro y tornillos, unas piedras antiguas colocadas como adornos, unas mesas y sillas para talleres varios, y hasta un coche antiguo de caballo sin el caballo que le acompañara. Incluso pudimos comprobar que desde el lateral de la catedral habían preparado con mucho ingenio una cascada con una caída espectacular de agua. Y unos focos con luces de colores cambiantes que en la noche le daba un aspecto de bosque encantado. Todo muy bien preparado, pensamos, para celebrar que nosotros estábamos con ellos. Y para nosotros -seguro que sí- unas sesiones de cine y otras de música y paseo al caer la tarde. Y terrazas varias y otros establecimientos abiertos para hacernos la vida más agradable.

Con todo ello, nos queda tan solo decir a Viseu y a sus gentes con palabras de su idioma: muito obrigado, y con las palabras del nuestro: muchas, muchísimas gracias. Hasta siempre.








Te deseo un buen día

3 comentarios:

Francisco Espada dijo...

Amigo ángel, el remate a este viaje por tierras lusas me ha parecido precioso y muy eufónico el nombre del bosque efímero. Me alegro que hayas disfrutado de este viaje y de las entregas que a costa de él nos has hecho.
Un abrazo.

Felipe Tajafuerte dijo...

Algo hemos podido disfrutar de vuestro viaje mediante estas entradas con las que nos has prodigado últimamente. Deseo que ya estéis en vuestra residencia recuperándoos y preparándoos para el próximo. Un abrazo desde mi mejana

Chelo dijo...

No he podido seguirte porque, como ya sabes, estaba por otras tierras.

Por lo que leo has disfrtuado por tierras lusas, un pais que me encanta y del conozco algunas cosas.
Un abrazo.