sábado, 3 de mayo de 2008

Cantabria 11 - A modo de epílogo

Hola a todos. Ya en casa, de vuelta del viaje, damos cuenta de los buenos momentos pasados y guardamos los recuerdos en un álbum o en los cajones de la cómoda. Con los gratos ratos de este viaje no solamente tienen que ver los verdes de los valles, la nieve de la montaña, el agua río abajo, la fuentona, las ovejas, vacas o caballos, ni siquiera las anjanas y las brujas, las iglesias y monumentos.



Los buenos momentos se viven en los viajes organizados gracias al Grupo. Y este grupo de personas que nos tocó en suerte para viajar por Cantabria cumplía sobradamente con los requisitos necesarios para pasarlo de forma estupenda, amena y agradable.



Expedito, Presidente de la Asociación de Vecinos Peña la Vieja, supo llevar bien las riendas, y lo que es más difícil supo delegar en nuestra guía Susana. Junto a él viajaban su mujer y su hijo Carlos quien era el único mozo de todos nosotros, quienes estamos ya en la tercera juventud o cerquita de ella. Bien que lo pasó Carlos y bien que nos lo hizo pasar cuando, por ejemplo, le daba la lata a Susana al perder su equipo, el Sevilla, por cuatro goles a uno.



Iban en el grupo familiares nuestros, amigas de hace años, conocidas de excursiones anteriores, y nuevos amigos y amigas. Porque la virtud del grupo es hacer amistades que luego perduran y afianzan las ya existentes.



Nos tocó en la mesa redonda para las comidas en el hotel, además de la familia, a Primi y a Lupe. Hicimos miga desde la primera comida y cuando ya íbamos en los últimos días del viaje les pedí a ambas me escribieran en mi bloc de notas unos pensamientos, una frase o lo que quisieran para mi blog. Éste fue el resultado después de hacerlas trabajar un poco: "Sarna con gusto no pica pero mortifica", "Mujer bigotuda desde lejos se saluda", "El que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija".



Y andando que te andarás, ya en el último día en Laredo, el día del marmitako, una señora cuyo nombre me reservo me pasó dos piropos que a ella le dijeron cuando era jovencita y por supuesto guapa. Uno, en la avenida de Las Canteras de un legionario: "Oyes nena, sóplame el culo que tengo arena". Otro, un chiflao cuando ella íba con dos amigas: "Que tres millitos para una pollita que tengo". Cosas de juventud.



Y ahora, después de descargar mi bloc de notas que ayudó enormemente a mi ya flaca memoria, y deseando repetir viaje con tan grata compañia, puedo dar por terminado estos apuntes de bloguero de nuestro viaje.



Te deseo un buen día.

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